jueves, febrero 21, 2013

¿Qué aplaudimos?

Yo era uno de los entusiastas del Debate sobre el estado de la Nación. Bueno, antes de eso habría que decir que yo soy, creo que sigo siendo, un entusiasta de la política. Creo firmemente que todo es política, que no hay foro en el que no merezca la pena debatir sobre los problemas y las cuestiones que afectan a la gente. Porque la política es justo eso, es localizar qué funciona mal y arreglarlo. Y para eso hay muchas armas. El debate es una de ellas. Pero es el arma que los políticos actuales no quieren utilizar porque están ocupados en sus propias cuestiones, en sus egos, en sus sueldos y en sus sobres, tengan la forma que tengan estos. Por eso, el Debate sobre el estado de la Nación que ha terminado hace unas horas (aunque su segundo día y las últimas horas no haya interesado a nadie... ni siquiera entre esa política que copa los titulares) ha sido el más superfluo e inútil de los últimos años. Quizá de toda la historia de la democracia. ¿Por qué? Fundamentalmente porque el presidente del Gobierno ha acudido para examinarse él solito y para recibir el aplauso de los suyos, y no para hablar de la nación. Y de los nacionales ya ni hablamos.

Ha hablado de una nación, pero no de ésta en la que vivimos los mortales. Ha dibujado un escenario impresionantemente bonito, en el que la crisis, palabra que ya hemos desgastado y cuyo significado se ha rebajado y hasta dulcificado de tanto usarla, es algo del pasado. Y lo es gracias a él, al hombre, al presidente, al líder, al mesías. Todo es inevitable. Tenía que hacerlo porque si no, oh, pobres de nosotros, habríamos ardido en las tinieblas. Y ha recibido el entusiasta aplauso de los suyos. Antes, durante y después de sus intervenciones. Sí, ya sé que desde la otra bancada también han aplaudido a Rubalcaba, ya. Pero eso no importa por dos motivos. En primer lugar porque aborrezco evaluar este Debate como un examen de líderes, no voy a caer en ese juego. Y segundo porque el que gobierna es Rajoy. No lo olvidemos. Hoy es irrelevante lo que diga Rubalcaba... o cualquier otro líder político que no sea el presidente del Gobierno. ¿Por qué (de nuevo esa maldita pregunta)? Sencillo, porque Rajoy gobierna con mayoría absoluta. Esa es la forma de hacer que nada más tenga relevancia, por mucho que se quiera insistir en lo contrario.

Y Rajoy confirmó lo que ya imaginaba yo de él antes de las elecciones que le llevaron al poder. Siempre me mostré convencido de que acabará arreglando el país... pero como él entiende arreglar el país. Porque en eso no estamos de acuerdo. Para él, arreglar el país supone dar unas cuantas cifras de conceptos que no entiendo y sobre los que no voy a intentar averiguar nada porque siempre se pueden ver desde diferentes puntos de vista. Para mí, es algo muy distinto. Y en un país (España, ni Oz ni el de las Maravillas) que tiene seis millones de parados, una pobreza creciente, desahucios, despidos, sueldos cada vez más bajos, una sanidad cada vez más imposible, una educación cada vez más deficiente, huelgas de todos los colectivos, recortes en todas las partidas sociales, emigración de personas preparadas e impuestos en alza, a mí sólo se me ocurre una pregunta. ¿Qué aplaudimos exactamente? Esa es la pregunta que nadie le hará ni a Rajoy ni a los que salen en esa foto, porque ya todos hemos entrado en su juego perverso. Aquel en el que el Debate es un duelo entre dos pistoleros, la elección del delegado de clase, un uno contra uno de un partido de fútbol. Pero ya no es debatir sobre el estado de la Nación y de quienes la habitamos.

3 comentarios:

Speedygirl dijo...

Mientras todo se reduzca a buenos y malos, a ganar o perder, nadie piensa... Que es de lo que se trata, mucho me temo...

Lola dijo...

Imbéciles los que aplauden a unos y otros todos mirándose el ombligo.Nadie arregla nada y España está cada vez mas hundida en el fango.Voy a cumplir 80 años y nunca he visto en toda mi vida tanta basura junta.

Juan Rodríguez Millán dijo...

Speedygirl, sí, es puro hooliganismo... Y la casa sin barrer.

Lola, pues así están las cosas... Un placer volver a leerte, espero que todo vaya bien.