miércoles, mayo 23, 2012

Unos silbidos más justificados

Hay quien piensa que la peregrina idea de Esperanza Aguirre de suspender la final de la Copa del Rey si se producen, que sevan a producir, silbidos contra el himno de España o contra el Príncipe de Asturias, que por lo que dicen sustituirá al Rey en esta tarea por primera vez, es una cortina de humo. Que la presidenta de la Comunidad de Madrid quiere que se hable de otras cosas y no de lo de Bankia, de lo del déficit regional que de repente ha crecido, o la más que interesante situación de la educación o la sanidad. Y como buena cortina de humo, hay quien cree que no se debería de hablar de ello, sino que lo ideal sería dejar caer en el olvido una idea hoy en día imposible de llevar a la práctica. ¿Pero sabéis qué? Creo que es bueno que se hable de esto. No seguramente como se está haciendo, pero sí creo que es importante evaluar lo que significan declaraciones como las de Aguirre. Y eso no quiere decir que dejemos de hablar de otras cosas, que tiempo y espacio hay para todo en un mundo tan fácil de cubrir informativamente como es el actual.

No creo que haya que ser un gran estratega político o social para saber que, si ya estaba en marcha una protesta para los prolegómenos de ese Barça - Athletic de Copa, las palabras de Aguirre no han hecho más que darle un incentivo. Es decir, que habrá ese día todavía más afirmación nacionalista gracias a la presidenta de la Comunidad de Madrid. Podría haber elogiado ese plan que también he visto por Internet de recordar a Aitor Zabaleta (¿dónde fue asesinado? Ah, sí, en Madrid...), pero ella prefiere la bronca, la confrontación, la generación de malestar entre aquellos que no piensan como ella. Y las críticas que recibe por sus palabras son para ella un refuerzo, claro. La continuación en sus declaraciones es que hay que respetar también su libertad de expresión. Y, sí, es cierto. Respeto que la presidenta madrileña diga lo que quiera, igual que ella tiene que respetar que a mí me parezca una absoluta memez impracticable. Hasta ahí acaban los únicos puntos de acuerdo que podemos tener la protagonista de la historia y un servidor.

El fútbol, por desgracia, se usa en España para manifestaciones de todo tipo. A mí no me gusta. No me gusta que se use la final de la Copa para abuchear al jefe del Estado, o a su heredero, o a la bandera. Como tampoco me gusta que se utilice el Día de la Hispanidad o el de la Fuerzas Armadas para abuchear al presidente del Gobierno. El otro, claro, el innombrable, ese que lo hacía todo mal y no como el de ahora, que hace las cosas como Dios manda. Pero eso a Aguirre sí le debía de gustar. Supongo que los insultos y los silbidos son lógicos o razonables en función de a quién le caigan. Yo, desde luego, no opino así. Al contrario, creo que hay actos que tendrían que estar por encima de las protestas, por respeto a sus protagonistas. Pero si no lo son unos, otros corren el riesgo de dejar de serlo también.

Y por seguir con el tema futbolístico, resulta que yo soy seguidor de un equipo vasco. Del otro, no del que juega la final y que a veces parece que es el único vasco del mundo (perdón por la deriva forofa, pero es que la cosa también tiene tela por ese lado...).Y resulta que en Madrid, la Comunidad que preside Esperanza Aguirre, son continuos los insultos y vejaciones que tengo que escuchar en algunos campos, desde hace incontables años, así como la presencia de símbolos franquistas y nazis (cada vez menos, afortunadamente). Y Esperanza Aguirre jamás ha dicho nada. Ni se ha planteado suspender partidos, ni los demás le hemos importado lo más mínimo. Es más. Lo que dice Esperanza Aguirre espoleará las manifestaciones nacionalistas de Cataluña y Euskadi, y eso seguramente alentará a los nacionalistas españoles que usan el fútbol en Madrid para que gente como yo no pueda ir a un estadio con su camiseta. Gracias, presidenta.

¿Qué me dice esto de quién es Esperanza Aguirre? Pues algo que ya sabía y que, creo, mucha gente se resiste a admitir, y es que la presidenta de la Comunidad de Madrid sólo vive, trabaja y gobierna para aquellos que están de acuerdo con ella. Repasar sus declaraciones desde hace algunos años lleva a esa conclusión irrebatible. La hemos visto encarándose con prepotencia a personal sanitario de un hospital que protestaba contra ella, y riéndose luego de sus reivindicaciones (justas o no, su trabajo es estudiarlas). La hemos visto riéndose de aquellos que tienen sueldos bajos, que son la inmensa mayoría de sus ciudadanos, al decir que ella no llegaba a fin de mes con su aparentemente exiguo sueldo. La hemos escuchado hablando con poca responsabilidad de los recortes que está aplicando, con lo de las "partidas maravillosas" que tiene para reducir, sin pensar en el daño o el perjuicio que puede hacer en las vidas de la gente. Y así podríamos seguir hasta mañana. O pasado. O la semana que viene. Aguirre gusta de juzgar el comportamiento de los demás, pero le disgusta muchísimo que hagamos lo mismo con el suyo.

¿Que quiere suspender la final de Copa? Yo quiero suspender su Gobierno. Quiero que las cosas que me cuentan en los hospitales no se hagan realidad. Quiero que deje de subir tasas. Quiero que me dé cifras reales de déficit en lugar de usarlas para cargarse la imagen del Gobierno de Zapatero fuera de España y luego descubramos su parte de responsabilidad en ese tema. Quiero que deje de decir cosas como que no hay recortes en Educación cuando se barajan cifras de despidos de profesores. Quiero que deje de subir el sueldo de sus altos cargos mientras reduce el de sus funcionarios. Y quiero tantas cosas que afectan a su gestión como presidenta de la Comunidad de Madrid y a sus ideas como dirigente del partido que casi tiene un poder absoluto en España en estos momentos, que no tiene sentido que siga martirizándome escribiéndolas aquí. Yo cambiaría los silbidos contra el Príncipe o contra el himno nacional por una cacerolada contra la presidenta de la Comunidad de Madrid. Lo veo mucho, pero mucho, más justificado que lo otro. Pero cada cual silba a quien quiere y donde quiere, ¿no?

3 comentarios:

Doctora dijo...

Lo que yo no sabía es que la idea la había cogido de Sarkozy, que al parecer dijo que se suspenderían los partidos en los que se silbase la marsellesa.
Recuerdo ahora la última vez que nos enfrentamos a Francia en el Mundial del 2006 cuando la afición española silbó el himno francés y no escuché entonces a nadie por aquí diciendo que se debió suspender el partido. Y con las banderas nazis que se ven en los estadios tampoco.
En fin, lo de siempre, que hay que respetar rigurosamente la ley y hacerla cumplir de forma estricta, pero sólo cunado a ellos les sale de los cojones.

El Impenitente dijo...

Hace tres años tiraron al director de TVE por censurar las silbidos. No acabo de aclararme.

A mí esto de los silbidos me recuerda a lo de los guiñoles franceses. Y no creo que sean cortinas de humo sino que no hay más en la sesera. Nos encanta escandalizarnos y entramos al trapo. Y les damos un altavoz y todo el protagonismo a los que queremos censurar y marginar. Se habla más del himno y del príncipe que del partido. Sigo creyendo que no ofende quien quiere sino quien puede y sería muy sencillo obviar todo esto. Pero parece que no, que no. En fin. Seguirá pasando. Es inevitable.

Juan Rodríguez Millán dijo...

Doctora, lo malo se pega, ya sabes, je, je, je... Ya, me mata que la mayor parte de la gente sólo hable cuando les interesa.

Impenitente, pues sí que tiene relación con lo de los guiñoles, sí... Yo estoy convencido de que si interesadamente no se hablara de este tema tan a menudo, acabaría enterrado por sí solo. Inevitable, por desgracia...