lunes, mayo 23, 2011

Perdemos casi todos

La verdad es que pocas elecciones que haya vivido me han dejado un regusto más amargo que estas autonómicas y municipales que acabamos de ver. No por el hecho de que haya ganado el PP, tampoco por la derrota del PSOE. No hablo de cuestiones partidistas, no. El motivo está en el escenario resultante de lo que ha elegido el electorado y las conclusiones a las que llego. Y es que creo que, con este resultado electoral, perdemos casi todos. El "casi todos" excluye, por supuesto al PP, partido que ha arrasado y que ahora comienza a disfrutar de un poder que no ha tenido jamás, y que culminará cuando dentro de menos de un año (¿antes?) el candidato de los populares a la Presidencia del Gobierno se siente muy a gusto en su despacho del Palacio de la Moncloa. Sabiendo cuál es mi ideología política, una que nunca he escondido y que no me impide ser crítico, algunos pensarán que esto no es más que una pataleta de mal perdedor, pero nada más lejos de la realidad. Lo digo porque es lo que pienso, y lo pienso después de haberle dado muchas vueltas.

Para empezar a explicar por qué digo que perdemos casi todos, es obligado recordar uno de los motivos de queja del movimiento del 15-M. No queríamos un bipartidismo político. En eso estoy de acuerdo. Me encantaría que hubiera alternativas, más allá de PP y PSOE. Pues bien, el escenario que ofrece el 22-M no es ya un bipartidismo, sino un monopartidismo. El PP lo gobierna todo. Casi todo, en realidad, porque siguen quedando las excepciones nacionalistas (el tema de Bildu da para mucho más que estas líneas), el único pacto posible entre PSOE e IU en Extremadura y la anomalía de Álvarez-Cascos en Asturias, anomalía que al fin y al cabo deja ese gobierno autonómico en las mismas manos. Si ya es difícil conseguir que los dos grandes partidos se pongan de acuerdo para las grandes reformas de Estado, no es difícil imaginar lo imposible que será que sólo uno de ellos, con el aval incuestionable de las urnas y muchas mayorías absolutas en su poder, decida por sí mismo que tiene que cambiar el sistema que le ha otorgado semejante poder. Quien siga pidiendo una reforma de la Ley Electoral, una de las más necesarias de nuestra democracia y por la que llevo años abogando, me temo que va a clamar en vano.

Es cierto que han entrado muchas fuerzas políticas en las instituciones locales, y también es incuestionable el ascenso de Unión, Progreso y Democracia, así como una sensible recuperación de Izquierda Unida. Pero también es cierto que, de nuevo salvo la anomalía del partido de Álvarez-Cascos, no tienen la suficiente representación como para hablar de un fenómeno de interés general. Les interesa a estos partidos, desde luego, porque cada concejal y cada alcalde es una cantidad de dinero importante para sus arcas, pero el poder queda concentrado en unas pocas manos, casi todas del mismo partido. Extrapolado ésto a unas elecciones generales, el PP se queda al borde de la mayoría absoluta y tiene varias posibilidades de pacto para gobernar, con partidos pequeños o con partidos nacionalistas. Es decir, lo mismo que se le reprochó a Zapatero con tanto ahínco en su primera legislatura. Si no hay mayoría absoluta en las generales (yo me temo que sí la habrá), dentro de un año veremos, y de eso no tengo ninguna duda, que la crítica al PP no será tan intensa como la que sufrió el PSOE. En esto y en otros muchos temas. Tiempo al tiempo.

Es imposible meterse en la cabeza de todos y cada uno de los españoles que ha ejercido su derecho al voto, pero la conclusión mayoritaria a la que está llegando todo el mundo es que la debacle del PSOE se debe a la crisis económica (en la mirada más bondadosa para con los socialistas) y a la actuación de José Luis Rodríguez Zapatero en ese terreno (en la que, creo, es la más aceptada versión). Eso demuestra varias cosas. En primer lugar, que por regla general no sabemos lo que son las comunidades autónomas y los ayuntamientos. Si hay un voto de castigo a Zapatero, no hemos votado en unas elecciones autonómicas y municipales, sino que esto ha sido una primera vuelta de unas generales. Siendo ésta la percepción general de los españoles, que prefiere votar a un partido antes que a un programa (y a un partido por su líder o por su ideología, y no por su delegado local), quizá va siendo hora de replantearse de verdad el modelo autonómico. Quizá no sean necesarios tantos concejales y diputados. Quizá nos sobren instituciones. Quizá esa sea la gran revolución que tiene pendiente la democracia española.

Esto es una conclusión lógica si tenemos en cuenta que los líderes autonómicos del PSOE han pagado por los errores del Gobierno central y no por los propios, o no se han visto beneficiados por los aciertos que hayan podido tener en su gestión. Que se lo digan a Barreda, porque pocos socialistas han sido más críticos con el presidente del Gobierno, y sin embargo se ha llevado una derrota tan ajustada como emblemática e histórica. A poca gente parece que le haya importado la gestión local de la crisis, pues el castigo se lo han llevado los dirigientes socialistas y no los populares. Es decir, que, si la causa principal del voto está en la crisis, para los españoles los presidentes autonómicos y los alcaldes no tienen responsabilidad alguna en la situación económica ni medios para luchar contra ella. Si tuvieran esa influencia, lo lógico es que también hubiera habido voto de castigo para aquellos dirigentes que no son del PSOE y que llevan cuatro años mandando en sus respectivas instituciones. No ha sido así. ¿Por qué? Cada votante sabrá. El caso es que me hace gracia que hoy el alcalde de Madrid hable de trabajar para generar empleo. ¿Eso no es problema sólo de Zapatero?

Otro asunto preocupantes es que tampoco ha habido voto de castigo a la corrupción. He escuchado una interpretación que dice que eso es porque el votante no tiene conciencia de que esa corrupción sea un daño para su bolsillo. Pues vale. El caso es que la eliminación de los corruptos de las listas era otra de esas utópicas reivindicaciones del movimiento que ha eclosionado en la Puerta del Sol. Estas elecciones han evidenciado la imposibilidad de que esa demanda se haga realidad. Los corruptos han triunfado más o menos con la misma rotundidad que hace cuatro años. Las acusaciones, las pruebas y los juicios no han importado en el ánimo de los votantes. Y se habla de un récord en el voto blanco y en el voto nulo, pero éste sigue registrando niveles casi marginales, que se mueven en torno al cuatro por ciento. Desgraciadamente, eso no basta para la revolución con la que se sueña en la Puerta del Sol y otras tantas plazas españolas. Vale, y perdonandme la resignación, para crear un hastag en Twitter, para rellenar páginas de periódico y minutos de informativo, pero no para mover a quienes hoy tienen más poder a ceder parte en beneficio de la democracia.

El mito de que en España sólo la izquierda ejerce el voto de castigo con los suyos y que el electorado de la derecha se mantiene fiel pase lo que pase, queda para mí confirmado hasta la próxima vez que acudamos a las urnas (cuando, me temo, quedará de nuevo revalidado). Si no hay juicio crítico con todos, no hay nada que hacer. Y algunos me dirán que ya hubo castigo al PP por su gestión del 11-M, por Irak o por el Prestige, pero nunca lo he visto así. El PP no perdió las elecciones de 2004 porque perdiera demasiados votos. Su apoyo entre el electorado es fijo, de ocho millones de papeletas para arriba. Son los votos de los demás los que fluctúan. Y es que el PP no ha ganado más poder en estas elecciones porque votantes decepcionados del PSOE le hayan dado sus votos, sino porque esos votantes han diseminado sus votos entre otros partidos, sobres vacíos y papeletas nulas. El PP, a día de hoy, todavía no ha sido castigado por sus electores. Nunca. Y sin ese espíritu crítico, la democracia pierde siempre. Hoy hay mucha gente feliz por la debacle del PSOE. Y no seré yo quien diga que no se han buscado este resultado desde las propias filas socialistas. Pero hoy veo una democracia más débil, y por eso creo que perdemos casi todos.

7 comentarios:

Jo Grass dijo...

Pues estoy contigo , Juan. Tengo ese regusto amargo y pocas ganas ya de hablar del tema; pero esto ha sido, como dices, una primera vuelta a las generales, cuando lo que debíamos hacer ahora es votar a las personas que nos iban a representar en nuestros ayuntamientos. Hemos pasado del bipartidismo al monopartidismo, lo cual es mucho peor.
Y, verguenza me da el caso de la comunidad valenciana: hay que ser corrupto para ser mejor?
Me estoy planteando seriamente lo de emigrar al congo aunque se enojen y si algún día nos cogen que nos quiten lo bailao, como decía el Romance del conde Sisebuto. Argggg!!!

Anónimo dijo...

Izquierda y derecha.
Esto es como los toros... a ver si en unos años se meten esas palabras en un museo...

La derrota de Aznar fue la guerra y el 11M y la derrota de Zapatero ha sido su la crisis...Bla bla bla.
Siempre existe un porque.
Un ejemplo, si yo no hago bien mi trabajo en la empresa, me mandan A LA PUTA CALLE... y ¿quién echa a estos señores? El pueblo!
Por mucho que pese a mucha gente, el pueblo ha hablado y por mucho que pese también y al margen de ideologías, la gente ha castigado y ha apostado por otro caballo ya con dominio en pista...

¿Hay algún caballo con más posibilidades de ganar ahora mismo?

Gracias a palabras como izquierda y derecha, el odio del espíritu del pasado se mantiene en España. En vez de fijarse en la profesionalidad del partido. Gracias a eso... tenemos lo que nos merecemos. El tan odiado bipartidismo o el bibipartidismo cuando hay alianza.

Es más fácil (y ocioso) ir a tocar el tambor, plantar tomates, hacer botellón y a levantar las manos con un esparadrapo en la boca, que emprender un nuevo rumbo... 2000 universitarios con preparación en paro, pueden formar un partido político en meses, si tan involucrado se siente el sujeto en la política. Pero es lo de siempre, se prefiere el libertinaje...

En cuanto a la corrupción... El poder pone la tentación y esta, muchas veces es más poderosa que los ideales. Y con esto no la excuso. Solo opino que debería existir un organismo realmente poderoso de regulación para evitar esto. Pero, si ese organismo tiene el poder para doblegar la tentación del corrupto, que le impide caer en su propia tentación del poder...
Es la pescadilla, lamentablemente en España reina la picaresca, sentido que ha sido genéticamente adquirido al español con el paso de la historia que nos ha tocado vivir.
Con esto quiero decir que históricamente hablando, corrupción ha habido siempre o como gusta decir "tanto unos como otros"... Creo que hay más en las sombras y la que sale a la luz actualmente solo se utiliza como maniobra de ataque entre partidos...

Tenemos lo que nos merecemos. Y por otro lado, lo que el pueblo ha votado.

Pero, que sabré yo de todo esto... solo soy un ciudadano más, en lucha por sus propios intereses ;)


Mario MP

Claire dijo...

Estoy de acuerdo contigo en cuánto a la fidelidad de los votantes del PP. Defienden lo indefendible aunque el único argumento que puedan utilizar sea el de atacar al PSOE.
Camps cae bien. Ese don de gentes tan peculiar que tiene por lo que sea hace gracia, y el tema de la corrupción... pues no sé... parece que no se le da demasiada importancia... la verdad es que han arrasado... ya veremos cómo siguen yendo las cosas...
Besos.

Anónimo dijo...

Pues sí, estoy de acuerdo, perdemos todos. O mejor, casi todos.Los que han ganado no pierden nada. Y los que lo pasarán mal aunque hayan votado al PP lo habrán querido así. Pero la democracia no es más débil ahora, después de estas elecciones. Lo ha sido siempre. El "espíritu de la Transición" famoso consistió en devaluar lo que pudo haber sido una democracia más plena. Claro que había muchos peligros acechando. El mal menor se convirtió en el bien posible. Y, así, los herederos del franquismo se instalaron de nuevo en el poder como demócratas de toda la vida. Ahí están, triunfando en las elecciones. Porque les votan, claro. Y eso es digno de atención.
Estoy de acuerdo en el análisis que haces. También me parecen oportunos esos otros que indican que el PSOE ha perdido por virar demasiado a la derecha. Ya se, ya se que hay poco espacio de maniobra, que Europa obliga, que es imposible ir contra el sistema, etc. Pero es mejor perder con tu identidad intacta.¿O hay que ser pragmático? Me sorprenden las declaraciones de algún dirigente socialista en el sentido de que no habrá giro a la izquierda porque eso sería ceder definitivamente el terreno al PP. ¿Y qué? Dar diez mil millones cada año a la iglesia católica, detener leyes prometidas que amplían derechos, congelar pensiones, reducir sueldos de funcionarios, permitir bonos escandalosos de altos ejecutivos, consentir rebajas insignificantes de sueldos de políticos millonarios, no combatir a muerte la corrupción, no les ha dado más votos. Terminar las reformas, es decir, ampliar recortes como se está exigiendo al Gobierno (desde Europa, el PP, empresarios, incluso el Banco de España) ¿dará más votos al PSOE?
En las generales veremos quien tiene razón.

Anónimo dijo...

Tu razonamiento es válido si miramos los resultados desde las alturas. Pero si aplicamos la lupa, por ejemplo, en mi Comunidad (Valenciana) y mi Ayuntamiento (Valencia) ha surgido la diversidad.
Al Ayuntamiento, que en las elecciones pasadas se quedo exclusivamente bicolor, ha vuelto EU y ha irrumpido Compromis con bastante fuerza. En las Cortes, hay también más pluralidad.
Para mí, los resultados de Compromis han sido bastante satisfactorios, pues han sido los que en la pasada legislatura han dado el callo contra la corrupción, la manipulación de RTVV, los derribos del Cabanyal, etc… y la gente ha demostrado que sabe reconocer un trabajo bien hecho.
Aunque bien es cierto que en ambos casos la mayoría absoluta es del PP, la gente ya se ha dado cuenta que lo del voto inútil, a partir de una cierta masa crítica de votos ya no es tan inútil, y seguramente Compromis hubiera tenido más votos si no se hubiera hecho una campaña mediática en la cual se incidía en que no iba a entrar ni en las Corts ni en el Ayuntamiento.
Pero no te engañes, estas elecciones no las ha ganado el PP, las han perdido los socialistas, y al PP no le espera una tarea fácil cuando tenga que gestionar unas Administraciones casi en quiebra. Y si el sopapo que ha recibido el PSOE no les sirve de escarmiento también a los del PP (creo que son tan gilipollas que no van a aprender la lección), cuando intenten aplicar su política neoliberal se van a encontrar con la gente en la calle y con bastante más contundencia que el PSOE.
Saludos,
Edurne

José Vte. dijo...

Hola Juan, yo quería haber hecho una entrada, en mi blog, reflexionando sobre la situación que han dejado los comicios pasados. De hecho llegué a escribir una entrada que no he publicado y probablemente no publicaré, dándole las gracias al amigo Paco Camps en nombre de un gaviotero feliz, por todo lo que nos ha dejado de herencia..., y lo que te rondare.
Pero mira, se me han ido todas las ganas, es algo ya inevitable y lo único que se consigue es criar mala sangre. Tenemos cuatro años para purgarnos y para recargar baterías.
Esto es lo que hay, gracias a los errores de unos, la manipulación de otros y el conformismo patológico de los valencianos en general, un partido lleno de imputados por corrupción, ha arrasado. ¡Alucinante!

Lo que si que voy a decir, y lo digo en serio, es que yo aconsejaría a ZP disolver las Cortes y convocar elecciones generales ahora, con la seguridad de perderlas.

Me explico:
Aguantando otro año más, que va a ser igual o mas de duro que este, solo se le pone la alfombra a Rajoy, que sin hacer nada de nada, está viendo pasar el cadaver de su enemigo por la puerta, gracias a una crisis que ellos mismos crearon.
Si el PP gobernase, solo podríamos salir ganando los españolitos. Si como tanto dice tiene la varita mágica contra el paro y la crisis (que no entiendo porque no la aplica aquí en Valencia), todos saldremos beneficiados. Si por el contrario, lo único que va a traer son más recortes, para no conseguir nada, hasta que los motores europeos, nos arrastren, y eso aun tardará, quedará al descubierto como el manipulador y el falseador que es. El y el amigo Paco Camps.

Desde mi punto de vista, Zapatero no se está mereciendo terminar así, y menos con una oposición tan cobarde, pusilánime y con medio partido a punto de sentarse en el banquillo de los acusados.

Un valenciano muy, muy cabreado.

Juan Rodríguez Millán dijo...

Jo, sí, lo de la Comunidad Valenciana es absolutamente increíble. Si tienes Internet en el Congo, vale, que no quiero dejar de leerte, ¿eh...?

Mario, muchas cosas dices, ya lo creo, je, je, je... Me quedo con esa frase que puede sonar paradójica pero que es muy cierta: "Tenemos lo que nos merecemos. Y por otro lado, lo que el pueblo ha votado". Nunca he visto tan dañinas las etiquetas de izquierda y derecha, para mí sólo son eso, etiquetas, aunque está claro que despiertan odios...

Claire, está claro que hoy la corrupción no se ve como un problema en España. Quizá algún día aparezca un historiador (objetivo, por favor) que me explique por qué tuvo tanta entonces en los últimos años de gobierno de Felipe González...

Anónimo, ya sabes que yo tengo claro que, si hay que perder, se pierde defendido aquello en lo que uno cree. Interesante pregunta la que planteas al final, aunque creo que la respuesta está en la absoluta fidelidad del voto de unos y la capacidad de emitir votos de castigo de otros. Aunque igual me equivoco, veremos en las generales.

Edurne, estoy convencido de que el PP no ha entendido ese mensaje. Y creo que el análisis sirve incluso mirando el detalle, por lo que decía de que la entrada de esos partidos minoritarios es, precisamente, todavía muy minoritaria. Ojalá sea un germen de cambio, pero no lo tengo claro.

José Vicente, estoy contigo en esa impopular opinión de que Zapatero no merece este final, como tampoco se merece llegar al poder un partido que tiene muchas cosas que callar y esconder (con ayuda de "sus" medios). Y estoy de acuerdo en que un año más en La Moncloa, ante la imposibilidad de que las cosas mejoren tanto como haría falta, facilitará más la victoria del PP, pero tampoco veo claro en qué cambiaría las cosas un adelanto electoral.