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Nico Abad. "Periodismo puro". |
Me rindo. Asumo que es una tarea prácticamente imposible la de ver una retransmisión deportiva que valga la pena, que me aporte algo más de lo que sacaría de una tertulia de bar. No ya de un partido de fútbol, que esa esperanza ya la había perdido por completo hace tiempo, sino deportiva en general. El pasado domingo no salía de mi asombro escuchando a Nico Abad durante la carrera de Moto GP. Y creo que ahora me asombra mucho más leyendo algunas frases de esta entrevista que concedió cuando se supo que sería él el encargado de esta tarea. "Esto es periodismo puro y duro. Te mandan a un sitio y cuentas lo que ha pasado. La electrónica, los chasis o los motores es cosa de Ángel Nieto, 13 veces campeón del mundo. Él sabe más que cualquier que nos está viendo. Yo voy a contar la carrera, lo que yo vea del Mundial. Es igual que hablar con un reportero de guerra que no ha disparado alguna vez", dice.
Si "periodismo puro y duro" supone decir frases trilladas, repetirlas porque le han gustado a su autor y pegar gritos, efectivamente el periodismo, el deportivo y el que no lo es, tiene un problema muy serio. A uno, ingenuo como pocos, le gusta pensar que el periodista, en primer lugar, tiene que saber de lo que está hablando. Si no lo sabe, parece realmente difícil que lo pueda contar con precisión. Dirá cosas, por supuesto, y hasta es posible que en alguna acierte, pero será del todo imposible que transmita a sus espectadores, oyentes o lectores una idea realista de lo que está pasando. Supongamos que ese aprendizaje del que Nico Abad habla en la entrevista lo ha realizado meticulosamente y ese paso lo ha superado. Lo que parece inexplicable es que culmine la entrada de Marc Márquez en la meta con gritos ahogados de "¡Márquez! ¡Márquez! ¡Márquez! ¡Márquez!" (sí, gritó el nombre cuatro veces). Ahogados porque hay que tener voz para ejercer de hooligan. Y de hooligan porque hay mil maneras de contar la hazaña de un deportista mucho más elegantes que esos gritos.
El problema no está en la forma de narrar, que también, sino en que tan pendientes como están los actuales comentaristas deportivos del hooliganismo, al parecer imprescindible para acometer esta tarea, ni se dan cuenta de lo que sucede... y eso que se supone que justo ese es su trabajo, contarnos lo que sucede. En esa carrera de Moto GP hubo adelantamientos de los que ni avisaron cuando se produjeron, del propio Márquez, por ejemplo, o a Lorenzo. Pegaban gritos cuando se acercaban, pero cuando efectivamente había pasadas (que tampoco vimos gracias a una realización bastante floja) nada de nada. La carrera se siguió mejor con la clasificación sobreimpresionada en la parte izquierda de la pantalla que con los comentarios. En la Fórmula 1 pasa lo mismo. Hooliganismo (no creo ser el único que cree que Antonio Lobato es uno de los motivos del antialonsismo, y sería un tema francamente interesante de analizar porque persigue exactamente lo contrario) y atención al grafismo en pantalla. Ahí me consuela la presencia de Pedro Martínez de la Rosa, al que es un placer escuchar porque se aprende mucho y se sigue la carrera de maravilla.
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Futre. "¡Goooooooooool!". |
Y ahí entramos en el peliagudo asunto de los comentaristas invitados, esos supuestos expertos a los que uno ya no sabe muy bien qué se les exige. Parece que el amiguismo es el factor determinante. Si no, es poco entendible que Futre fuera el escogido para comentar la pasada final de la Copa del Rey de fútbol. Con un español difícil de entender en muchas ocasiones, resoplando en cada jugada de peligro como si lo estuviera viendo en el salón de su casa, comportándose como un hooligan desbocado (hace no mucho estuvo viendo un partido con el Frente Atlético, visto lo visto sin duda un lugar mucho más adecuado para él) y gritando los goles como si estuviera en la grada. Ya había sido terrible la retransmisión que hicieron Juan Carlos Rivero y Manolo Sanchís en el partido del Real Madrid de las semifinales de la Champions, pero la final de Copa superó todos los niveles de lo lamentable porque, además, es buscado. Como juegan Real Madrid y Atlético, hay que poner a uno de cada equipo. Sus conocimientos, su capacidad de comunicar, lo que aporten... ¿Eso qué más da? Uno de cada equipo y a correr. Y eso, encima, en la televisión pública.
Pero volvamos a ese tema de los conocimientos. ¿Soy el único que tiene la sensación, casi certeza, de que nadie se prepara un partido como debiera? No ya que no sepan de lo que hablan, que también, sino que no reúnen el saber más básico que pueda importar durante la retransmisión. Os pongo en situación. Sevilla - Real Sociedad. En juego, la cuarta posición de la Liga. Real y Valencia comienzan la jornada con los mismos puntos, los levantinos ganan su partido 0-1 a las seis de la tarde del pasado sábado y se ponen tres puntos por delante. La Real empieza perdiendo y remonta, 1-2. Manolo Sarabia, experto en ese partido, dice durante la retransmisión: "creo que la Real tiene al average ganado con el Valencia". ¿"Creo"? Yo, como aficionado o como espectador, puedo creerlo. Tú tienes que saberlo. ¿De qué me sirve que Sarabia crea que el golaverage particular, que es el criterio que decidiría un hipotético empate, es favorable a la Real si voy a tener que consultar otra fuente para saberlo? Pues así con casi todo. Y no hablemos de las continuas confusiones en la identificación de los jugadores o los datos erróneos que se dan en las retransmisiones...
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Lara Alvarez, Telecinco sigue sus modas. |
Ya parece imposible acabar con este reino de vividores y hooligans en que se ha convertido el mundo de las retransmisiones deportivas, al que además por lo visto hay que añadir una presencia femenina bella a la que tampoco es imprescindible pedirle conocimientos previos. Y no, no es machismo, porque estoy segurísimo de que hay mujeres maravillosas en el mundo de la comunicación, en el del deporte y en cualquier otro; el género no importa lo más mínimo para esto. Esta moda la terminó de instalar definitivamente Sara Carbonero (eso sin contar con las dosis de morbo que añadía su relación sentimental con Iker Casillas) y Telecinco, muy sabia en estas lides, la continuó por ejemplo en las motos con Lara Álvarez. Así que, como nada va a cambiar en este sentido, sólo me queda pedir a los responsables de las emisiones que se planteen seriamente la posibilidad de ofrecer los partidos con una pista de sonido que sólo recoja el ambiente. Para confundir a los jugadores, ya lo hago yo. Me gusta el fútbol con comentaristas, pero quiero eso, comentaristas. Preferiblemente buenos. Pero sólo me dan los malos y los hooligans. Y así, prefiero el sonido ambiente.