martes, febrero 26, 2013

El 11-M según González Pons

Oculta por el ruido del Debate sobre el estado de la Nación quedó una perla mediático-política pronunciada por Esteban González Pons el pasado día 20. Tengo debilidad por este hombre, tengo que reconocerlo. Es, a mis ojos, el prototipo de político español moderno. No, tranquilos, eso no es un elogio. Porque el político español moderno es uno que sabe que tiene un mensaje que comunicar y que ni parpadea al pensar que lo que está diciendo es falso, tergiversado u oportunista. Le da igual defender una cosa o la contraria, y sobre el sujeto de estas líneas ejemplos hay de sobra en las hemerotecas (podéis sustituir esa palabra casi en desuso por "Youtube"). No importa cuánto cinismo, resquemor o teatralidad haya que aplicar a su discurso, sabe cómo hacerlo. La política hoy, por desgracia, es tal y como la ejerce Esteban González Pons. Y por eso, a nadie le puede sorprender que los políticos sean el tercer problema más importante para los españoles según las encuestas del CIS, por detrás del paro y los problemas económicos.

Y como en su categoría es un grande (por mucho que se quedara sin el Ministerio por el que tanto luchó desde la oposición y ahora reaparezca quizá pensando que hay una crisis de gobierno más o menos cercana y a ver si le cae algo), me siento en la obligación de saludar con el entusiasmo que se merece su última perla. Lo mejor, sin duda, es que la veáis:


Sí, amigos míos. La prueba irrefutable de que no había terrorista islámico alguno en el 11-M es que no aparece en una película. Por lo tanto, en las Fallas se queman santos como vimos en Misión imposible 2, el plano de Madrid es tal y como se ve en La fría luz del día (la Ciudad Universitaria y el Retiro están juntitos) y los encierros de San Fermín son como se vieron en Noche y día. Espero que en la videoteca de Génova no haya una copia de Superman, filme que se vendió con el eslógan de "creerás que un hombre puede volar", porque igual González Pons culpa al Gobierno de Zapatero de no regular el vuelo sin motor para acciones superheroicas en las ciudades españolas. Ya hablando de películas históricas, también espero que González Pons no le pida a Wert que incluya 300 en los planes de estudios para cuando toque la batalla de las Termópilas. González Pons es, sin duda, quien mejor podría explicarme con qué película me tengo que quedar, si con Cristóbal Colón. El descrubrimiento o con 1492. La conquista del paraíso, el que nos puede decir qué Robin Hood es el más cierto, si el de Kevin Costner o el de Russell Crowe. Y me gustaría saber si considera adecuada la visión sobre el esclavismo que hizo Quentin Tarantino en Django desencadenado.

Ya que estamos, por qué limitar esta conversación, me gustaría saber qué teoría defiende González Pons sobre el asesinato de Kennedy, por saber si me tengo que ceñir a los que explicaba Oliver Stone en JFK. Antes de responder esa pregunta, que alguien le recuerde a González Pons que Stone también dirigió el documental Comandante, sobre Fidel Castro, que seguro que su opinión depende de ese segundo detalle. Y, por venirnos arriba con temas patrios, si Lobo es una explicación realista sobre cómo es la lucha antiterrorista en España o si Salvador cuenta de verdad lo que sucedió en tiempos del franquismo. Ah, no, que de eso no podemos hablar si no lo hacemos desde su punto de vista, porque es "reabrir heridas". González Pons sí puede hablar sobre el 11-M pero los demás no podemos hablar de otras cosas. Se me olvidaba, torpe de mí. Política moderna, vaya. De verdad, me encanta escuchar este hombre. Si no fuera porque detesto lo que representa, de mayor querría ser como él.

jueves, febrero 21, 2013

¿Qué aplaudimos?

Yo era uno de los entusiastas del Debate sobre el estado de la Nación. Bueno, antes de eso habría que decir que yo soy, creo que sigo siendo, un entusiasta de la política. Creo firmemente que todo es política, que no hay foro en el que no merezca la pena debatir sobre los problemas y las cuestiones que afectan a la gente. Porque la política es justo eso, es localizar qué funciona mal y arreglarlo. Y para eso hay muchas armas. El debate es una de ellas. Pero es el arma que los políticos actuales no quieren utilizar porque están ocupados en sus propias cuestiones, en sus egos, en sus sueldos y en sus sobres, tengan la forma que tengan estos. Por eso, el Debate sobre el estado de la Nación que ha terminado hace unas horas (aunque su segundo día y las últimas horas no haya interesado a nadie... ni siquiera entre esa política que copa los titulares) ha sido el más superfluo e inútil de los últimos años. Quizá de toda la historia de la democracia. ¿Por qué? Fundamentalmente porque el presidente del Gobierno ha acudido para examinarse él solito y para recibir el aplauso de los suyos, y no para hablar de la nación. Y de los nacionales ya ni hablamos.

Ha hablado de una nación, pero no de ésta en la que vivimos los mortales. Ha dibujado un escenario impresionantemente bonito, en el que la crisis, palabra que ya hemos desgastado y cuyo significado se ha rebajado y hasta dulcificado de tanto usarla, es algo del pasado. Y lo es gracias a él, al hombre, al presidente, al líder, al mesías. Todo es inevitable. Tenía que hacerlo porque si no, oh, pobres de nosotros, habríamos ardido en las tinieblas. Y ha recibido el entusiasta aplauso de los suyos. Antes, durante y después de sus intervenciones. Sí, ya sé que desde la otra bancada también han aplaudido a Rubalcaba, ya. Pero eso no importa por dos motivos. En primer lugar porque aborrezco evaluar este Debate como un examen de líderes, no voy a caer en ese juego. Y segundo porque el que gobierna es Rajoy. No lo olvidemos. Hoy es irrelevante lo que diga Rubalcaba... o cualquier otro líder político que no sea el presidente del Gobierno. ¿Por qué (de nuevo esa maldita pregunta)? Sencillo, porque Rajoy gobierna con mayoría absoluta. Esa es la forma de hacer que nada más tenga relevancia, por mucho que se quiera insistir en lo contrario.

Y Rajoy confirmó lo que ya imaginaba yo de él antes de las elecciones que le llevaron al poder. Siempre me mostré convencido de que acabará arreglando el país... pero como él entiende arreglar el país. Porque en eso no estamos de acuerdo. Para él, arreglar el país supone dar unas cuantas cifras de conceptos que no entiendo y sobre los que no voy a intentar averiguar nada porque siempre se pueden ver desde diferentes puntos de vista. Para mí, es algo muy distinto. Y en un país (España, ni Oz ni el de las Maravillas) que tiene seis millones de parados, una pobreza creciente, desahucios, despidos, sueldos cada vez más bajos, una sanidad cada vez más imposible, una educación cada vez más deficiente, huelgas de todos los colectivos, recortes en todas las partidas sociales, emigración de personas preparadas e impuestos en alza, a mí sólo se me ocurre una pregunta. ¿Qué aplaudimos exactamente? Esa es la pregunta que nadie le hará ni a Rajoy ni a los que salen en esa foto, porque ya todos hemos entrado en su juego perverso. Aquel en el que el Debate es un duelo entre dos pistoleros, la elección del delegado de clase, un uno contra uno de un partido de fútbol. Pero ya no es debatir sobre el estado de la Nación y de quienes la habitamos.

sábado, febrero 02, 2013

Desmontando a Rajoy (y su discurso)

"Quiero que en este asunto operamos con la máxima transparencia, el máximo rigor y la máxima diligencia. Y lo vamos a hacer".
Claro, por eso el presidente del Gobierno ha tardado dos días en dar la cara para explicar una acusación de cobros fraudulentos y, cuando lo ha hecho, ha sido esquivando las preguntas de los medios de comunicación, cuyos profesionales sólo han podido seguir su discurso a través de una televisión y sin la posibilidad de preguntar. Transparencia y diligencia totales.

"Por vosotros, por nosotros y por el buen nombre de vuestro partido. Pero sobre todo porque quienes han depositado en el Partido Popular su confianza, gracias a la que estamos al frente de ayuntamientos, comunidades y del Gobierno de la nación, merecen que disipemos cualquier sombra sobre nuestro comportamiento. Y, por supuesto, porque todos los españoles -nos hayan votado o no- tienen el derecho a recibir la seguridad de que les gobiernan personas honradas e íntegras".
Rajoy nos vuelve a recordar el orden preciso en el que gobierna el país. Primero, para ellos, después para los suyos y, finalmente, las migajas para los demás.

"No debemos permitir que unas personas, los españoles, a los cuales les estamos pidiendo sacrificios y renuncias puedan tener la impresión de que no estamos a la altura del rigor ético más estricto y de la integridad más escrupulosa".
Esto... A ver cómo te lo digo... La "impresión" ya la tiene la práctica totalidad de la ciudadanía desde hace mucho, mucho tiempo. Ah, vale, que es que no estabas mirando ante las continuas manifestaciones en las que se dice y cortan la calle Génova y la carrera de San Jerónimo tan abajo que no te llega a verlas desde la sede del PP o el Congreso de los Diputados.

"La semana que viene, las declaraciones de la renta y patrimonio estarán a disposición de todos los ciudadanos en la página web de La Moncloa".
No sé si serán los mismos documentos que ya se pueden consultar en la web del Congreso, lo cual invalidaría por completo el único anuncio que ha hecho, pero es que, por definición, el dinero negro no se declara. Si no, no sería dinero negro. Vamos, digo yo.

"El Partido Popular ni tiene ni ha tenido cuentas en un país extranjeros. Y nunca ha dado órdenes de abrir cuentas en un país extranjeros. No tenemos, por tanto, nada que ver".
Cuando se usa ese "por tanto", hay que ligarlo a una explicación concreta y a pruebas empíricas, no a la credibilidad de la palabra de alguien que, precisamente, es quien ha sido puesto en duda. Esto no es la iglesia. Aquí los actos de fe no valen.

"Ahora las infamias se disfrazan de presuntas".
No, ahora no. Las infamias llevan campando libremente a sus anchas mucho, mucho tiempo. Por ejemplo, cuando salió por primera vez este escándalo de Barcenas y el hoy embajador español en Londres, Federico Trillo, ex ministro de Justicia y ex portavoz del PP en ese ramo acusó en declaraciones públicas a la Policía y al Ministerio del Interior de inventarse todo lo turbio que se relacionaba con Bárcenas. O cuando la secretaria general del PP y ahora también presidenta de Castilla-La Mancha, María Dolores de Cospedal, dijo sin pruebas que el Ministerio del Interior dirigido por Alfredo Pérez Rubalcaba espiaba, usando a la Policía, a cargos del PP. Si quieres, sigo dándote ejemplos, que haberlos, como las meigas, haylos.

"Por fin aparecen en la prensa unas notas sin que se sepa de dónde salen ni quién las ha puesto en circulación".
Supongo que el caso Faisán no empezó así, claro. O lo de los EREs de Andalucía. O el caso Campeón. O lo de los Fondos Reservados. O lo de los Gal. Entonces, respeto absoluto a la prensa, claro. Ahora ya no. La prensa tiene sus fuentes y las ha tenido siempre. Si mienten, que paguen. Pero... ¿y si no mienten?

"Es falso".
...y faltaba por añadir, "porque lo digo yo". Volvemos a los actos de fe. Y, lo siento, pero no.

"Nunca, repito, nunca he recibido ni he repartido dinero negro ni en este partido ni en ninguna parte. Nunca. Lo diré otra vez. Es falso. Todo lo que se ha dicho y todo lo que se pueda insinuar es falso".
En un tribunal, un procesado tiene derecho a no declarar en su contra. Nada más que añadir.
"Yo ganaba más dinero en mi profesión que como político".
¿En serio un registrador de la propiedad gana más que los 72.600,36 euros que ha ganado Rajoy como presidente del Gobierno en 2012? Creo que acabamos de descubrir una profesión con futuro... Sobre todo si tenemos en cuenta que tendría que pedir la excedencia para iniciar su carrera como diputado autonómico gallego en 1981. Es decir, ¿ganaba ese dinero un registrador de la propiedad hace casi treinta años?

"Cualquier deducción de irregularidad alguna en nuestro comportamiento a partir de los papeles apócrifos que motivan esta situación no responden a la verdad, es total y radicalmente falsa".
Eso no se demuestra pidiendo, de nuevo, actos de fe. Hay, si no me equivoco, tres personas que ya han dicho que las anotaciones de los cuadernos de Barcenas que se han publicado coinciden con un pago real. Si están en las cuentas del partido, basta con enseñarlas. Con factura y todo. ¿Las tiene el PP? Que las enseñe. Por cierto, "apócrifo" puede significar, según la RAE, "fabuloso, supuesto o fingido" y, en una segunda acepción, "dicho de un libro atribuido a un autor sagrada: que no está, sin embargo, incluido en el canon de la Biblia". Me pregunto cuál de las dos quería usar Rajoy.

"Quiero recordaros también que cuando este partido ha detectado alguna irregularidad, ha actuado, y lo ha hecho con un alto nivel de exigencia que nadie ha igualado".
¿Ah, sí? Baltar, Camps, Fabra y tantos otros por los que se ha puesto la mano en el fuego desde altas instancias del PP, incluso desde su misma Presidencia, igual pueden demostrar lo contrario.

"Tengo que lamentar muy sinceramente, en este sentido, el comportamiento del jefe de la oposición, que ha prestado el crédito que no merecen a las insinuaciones más dañinas, sin calibrar en modo alguno el efecto que tales insinuaciones pueden tener para nuestro país".
Sabía yo que el PSOE tenía que tener la culpa de algo de esto... Inevitable, por supuesto. Ahora es cuando buscamos en Youtube vídeos o en las hemerotecas información sobre dirigentes populares lanzando las más duras acusaciones, desde luego no con la tibieza que por el momento se escucha en este caso desde las filas socialistas, durante la pasada legislatura. Esas, por lo visto, no debían tener ningún efecto en "nuestro país" (¿os acordáis cuando se puso a caldo a Zapatero por usar esa expresión y cómo se dijo que era porque le producía una especie de repelús pronunciar el nombre de España? Pues eso, que ellos pueden, los demás no).

"Yo creo en la Justicia".
Salvo que la imparta Garzón. O uno que no diga lo que nosotros queremos que diga.

"Y seguiré trabajando para vivir en un país en el que sean necesarias pruebas y tribunales para juzgar, sentenciar y condenar".
Como, por ejemplo, ha predicado con el ejemplo su partido con las informaciones de las cuentas en Suiza de la familia de Jordi Puyol.

"La sombra de la sombra de un indicio manipulado no puede servir para que un español pierda la presunción de inocencia".
Considerar todo lo publicado como "la sombra de la sombra de un indicio manipulado" demuestra el escasísimo respeto que tiene el ahora presidente del Gobierno por un pilar cada vez más necesario del Estado de Derecho: el periodismo, el tradicionalmente conocido como cuarto poder. Es obvio que sólo le interesa cuando sirve a sus objetivos. Si no respeta a la prensa, ¿cómo va a respetar todo lo demás? Bienvenidos a su España.

"Muchas gracias y a su disposición".
¿A la de quién? Ni a la de los ciudadanos, ni a la de la prensa. Ni siquiera, que ya sería escasísimo, a la de sus votantes. ¿A la de quién entonces? ¿A la de sus palmeros? Lo que decía al principio, vamos, transparencia absoluta...