domingo, agosto 29, 2010

¿Está justificado el titular?

Vivo en la eterna contradicción de que algunos madridistas me creen culé y algunos culés me creen madridista. No soy tan ingenuo como para pensar que algún día se darán cuenta de la realidad, pero no me canso de proclamarla. Yo soy seguidor de la Real Sociedad. Punto. No creo en aquello de los segundos equipos. Durante tres años, los duelos contra Alicante, Rácing de Ferroll, los filiales del Sevilla y el Villarreal, Real Unión o Granada 74 han sido para mí mucho más importantes que cualquier final de Champions League. Como vivo en Madrid, la prensa deportiva que más llego a ver cada día es la madrileña (aunque Internet permite ver las informaciones -...y los deslices- de todos). Si viviera en Barcelona, sería a la inversa. Doy estas explicaciones porque el fútbol se ha convertido en una materia muy sensible, en la que una opinión descontextualizada le convierte a uno en un adversario al que hay que rebatir con contundencia. Y con ese contexto, leo esta primera página.

Portada de Marca. Declaraciones de José Mourinho, entrenador del Real Madrid. Juega contra el Mallorca, pero ya sabemos que el mundo parece girar con demasiada frecuencia en torno al Real Madrid y al Barcelona. Los demás, muchas veces, como si no existiéramos más allá de ser actores secundarios en sus batallas. Y, claro, en la rueda de prensa Mourinho habla del Barcelona. Y de ahí surge el titular que extrae el diario deportivo para decorar su primera página. "El Barça juega con 11... y muchas veces contra 10". El mensaje viene a reforzar la creencia popular de que el Barcelona es un club beneficiado por los árbitros y, de forma inversamente proporcional, el Real Madrid perjudicado. No seré yo quien medie en este debate, pero aún así, y por aquello de seguir contextualizando la opinión de quien esto escribe, diré que creo que los grandes siempre reciben favores arbitrales, al menos en comparación con la mayoría del resto de los mortales. Y en ese equilibrio de poder entre los dos grandes, creo que ahora mismo vence el Barcelona. Los motivos que los expliquen los poderosos.

Pero volvamos a esas palabras de Mourinho. Marca no las contextualiza, poco con sus palabras y nada con datos. Sólo dice la información a la que hace referencia en su primera página que que las palabras citadas sirven "para refrescar memorias y recordando la última semifinal de Champions". En aquella semifinal, el Inter pasó, después de ganar 3-1 en Milán, perdiendo en el Camp Nou con diez jugadores por expulsión de Motta. Expulsión que, por cierto, me pareció justa. Pero como me apasiona el sano debate que tendría que generar el deporte, me puse a buscar información. Y no recurro a otro medio, que siempre se podrá decir que los intereses maquillan datos. Cojo la Guía Marca de la Liga, que salió a la venta hace unos días. Y busco los datos referentes a las tarjetas y expulsiones, y ya también a otras cuestiones arbitrales para completar el cuadro, con el fin de saber si la afirmación de Mourinho tiene base en la realidad o es una frase sin fundamento de la que Marca se hace eco sin buscar los datos que la avalen. Ahí van los datos.

El Barcelona provocó seis tarjetas rojas en la Liga 2009-2010. El Real Madrid, las mismas, y con la misma proporción, tres rojas directas y dos dobles amarillas. 122 rivales del Barcelona vieron la tarjeta amarilla. En el caso del Madrid, fueron 115. El Barcelona vio 75 tarjetas amarillas y cinco rojas. El Real Madrid, 91 amarillas y las mismas rojas, cinco. Al Barcelona le señalaron tres penaltis a favor y uno en contra. Al Madrid, ocho a favor y dos en contra. A Messi le indicaron una falta a favor cada 33,9 minutos. A Cristiano Ronaldo cada 28,3 minutos. El Barcelona cometió una falta cada 13,45 minutos. El Real Madrid, cada 15,21. Mi conclusión es que el Barcelona tiene unos datos tan ligeramente superiores que si algo no se puede defender, al menos con respecto a la temporada pasada, es que el Barcelona ganó la Liga por los árbitros. Tampoco que el Real Madrid sea un equipo notablemente perjudicado por las expulsiones con respecto a su directo rival por los títulos.

Con estos datos, ¿está justificado dar credibilidad y la primera página del diario deportivo más vencido del país a esta afirmación de Mourinho? Que cada cual saque sus conclusiones. Por mi parte, sólo me queda añadir el deseo de que la Liga la gane el mejor, incluso si el mejor no es el Barcelona o el Real Madrid. Y en cualquier caso, que disfrutéis del fútbol en la Liga que empieza este fin de semana, porque eso es lo fundamental.

miércoles, agosto 25, 2010

El mundo es maravilloso

El lunes murió George David Weiss. ¿Que no sabéis de quién os estoy hablando? No me sorprende. Hasta hace unas horas, jamás había escuchado su nombre. Pero no os preocupéis, yo os lo digo. Escuchad esto, que seguro que reconocéis.



Y ahora esto otro, que también es va a sonar.



George David Weiss es el tipo que escribió la letra de estas canciones, la primera de ellas junto a Bob Thiele y la segundo con Luigi Creatore y Hugo Peretti. Me he enterado de su muerte por pura casualidad, en un breve del informativo de Cuatro. Y me he puesto a pensar lo injusto que es el reconocimiento que le damos a unos y a otros en esta vida. Si no cantas tus propias canciones, el compositor o el letrista pocas veces encuentran un hueco en la historia, igual que un guionista que no dirige pocas veces logra el merecido reconocimiento por una película que crea leyenda en el cine. Pasa en la cultura, pasa en la vida. En este caso, sin George David Weiss, jamás habríamos escuchado estas canciones. Son sus palabras, sus sensaciones. Y podemos tener en la cabeza a Louis Armstrong cantando la primera o a Elvis Presley interpretando la segunda, pero la idea nació antes de que ellos entraran en el proceso.

Porque al final veo árboles verdes, rosas rojas, cielos azules, días brillantes, niños que aprendarán más de lo que yo sé, los colores del arco iris, amigos que me preguntan qué tal estoy, alguien que toma mi mano y también mi vida, algunas cosas están predestinadas. Porque no puedo evitar enamorarme de ti y porque el mundo es maravilloso. Eso dicen las letras de estas dos canciones, de dos de los pedazos que dejó George David Weiss en este mundo. No hace falta ser un melómano empedernido para saber que ambas forman parte de la vida de millones de personas que han crecido, se han enamorado y se han emocionado con ellas. Y mientras se escuchan canciones como éstas, sí, el mundo es maravilloso. Incluso cuando no lo es.

miércoles, agosto 18, 2010

La respuesta a por qué nadie se lo pregunta

No voy a escribir mi opinión sobre la visita de José María Aznar a Melilla. No voy a malgastar en ello ni un sólo segundo de mi tiempo. No se lo merece, porque se huela a la legua el verdadero motivo del viaje. En cambio, voy a decir otra cosa que me preocupa tanto o más. A preguntármelo más bien. Dice Aznar que ha ido a Melilla para dmostrar su apoyo a quienes velan por la seguridad de la ciudad autónoma y de la valla que la separa de Marruecos. Dice que la ciudad y esos sus vigilantes viven entre "el acoso", se supone que de lo que viene del reino alauí, y "la dejadez", se entiende que del Gobierno español. Dice que siente "absoluto aprecio" por la ciudad española.

Lo que yo me pregunto es por qué a Aznar nadie le ha hecho una pregunta, valga la redudancia. Supongamos (ya es mucho suponer) que lo que ha dicho el ex presidente del Gobierno hoy es verdad. Entonces, ¿por qué jamás visitó la ciudad autónoma cuando estaba en La Moncloa? Nadie se lo ha preguntado hoy. ¿Sabéis por qué? Porque Aznar ha ido a Melilla a hacerse unas fotos, ha comparecido ante los medios, ha soltado lo que quería soltar y se ha ido sin admitir preguntas. No es que no se lo hayan preguntado. Es que este ex presidente del Gobierno (haber desempeñado ese cargo le obliga más que a otros) ni siquiera ha dado opción a que se lo pregunten.

Ahora es cuando yo me hago preguntas. ¿Hasta cuándo van a admitir los medios de comunicación que personajes relevantes de la vida política suelten comunicados prefabricados sin someterse a las inquietudes y dudas de los periodistas y, por extensión, de sus lectores o espectadores? ¿Cuándo habrá un periodismo valiente en España que anteponga la información que es necesario ofrecer a la que los poderosos nos quieren dar? ¿Por qué nadie publica la información de la visita de Aznar a Melilla sin atender a lo que dijo precisamente por no someterse a las preguntas de los profesionales de la información?

Y ya que estamos, una pregunta más, ésta dirigida a todo el mundo, independientemente de lo que piense de Aznar, de su mandato como presidente del Gobierno, del partido del que es presidente honorífico y de cualquier otra consideración partidista. ¿Qué valor tiene lo que pueda decir sobre una cuestión alguien que ha tenido ocho años para preocuparse por ella y no lo ha hecho? Que cada cual le dé el que quiera. Yo lo tengo claro: ninguno.

sábado, agosto 14, 2010

Delito prescrito

Llevo todo el día preguntándome por qué prescriben los delitos. El origen de dicha pregunta es, digamos, un poco intrascendente. Está en un delito de cohecho ya prescrito, cometido según la Fiscalía por la actual presidenta de las Cortes Valenciana cuando era consejera de Turismo de la Generalitat Valenciana, Milagrosa Martínez. Son 2.400 euros de nada, pero sigue siendo un cohecho, un delito, que no va a tener castigo alguno. Busco en Google, a ver si alguien es capaz de explicarme el motivo que se esconde detrás de la prescripción de los delitos.

Lo encuentro: la seguridad jurídica. Y encuentro algo más (siempre a la espera de que alguien más versado que yo en estos temas aporte algo interesante y útil a este debate), dos interpretaciones aplicables de ese término. En primer lugar, que con el paso del tiempo las pruebas o los testimonios pueden perder valor y validez, lo que hace que un juicio pueda no ser tan justo como debiera. En segundo lugar, y ésta es la que me llama la atención en realidad, se entiende esa seguridad jurídica en el hecho de que un individuo no puede pasarse la vida con la incertidumbre de no saber si será juzgado.

Desconozco si esta interpretación que he leído en Internet (donde tienen cabida las más descabelladas ideas e interpretaciones sobre cualquier cosa) tiene algún anclaje legal. De tenerlo, creo que tenemos un grave problema social, porque, en realidad, supondría facilitar el llamado crimen perfecto. No es que me libre si no me pillan, que eso se da por descontado. Es que me dan un plazo para, como criminal, alcanzar mi meta. Si consigo llegar libre de incriminaciones a un momento dado (el plazo de prescripción depende del delito cometido), me premian con la absolución.

No dejo de darle vueltas a la perversión de este planteamiento que, insisto, no sé si tiene base jurídica real. Y le doy vueltas porque, en la práctica, es lo que se permite con la prescripción de ciertos delitos. Es lo que le ha pasado a Milagrosa Martínez. Según la Fiscalía, ha cometido un delito y no va a pagar por él. Y no es un delito cometido hace 60 años, no. Es un hecho reciente del que es fácil reunir pruebas documentales y recabar testimonios adecuados. Pero no es lo suficientemente reciente para la Ley. No acabo de entender que un criminal pueda tener derecho a no ser juzgado en determinadas circunstancias temporales. Quizá es que es soy más ingenuo de lo que pensaba, pero no sé por qué tiene que olvidarse un delito.

Y me viene a la cabeza todo el argumentario que suelta Ray Milland en esa obra maestra de Alfred Hitchcock que es Crimen perfecto y sus motivos para matar a su esposa, interpretada por Grace Kelly. Y sigo pensando que, sea el delito que sea, me parece perverso garantizar un perdón a quien consigue ocultarlo durante un tiempo legalmente establecido. El perjudicado por un delito no tiene una prerrogativa similar, no goza de un desagravio legalmente establecido por haber sufrido un delito. El premio es sólo para el que infringe la Ley, pero la infringe bien. Qué cosas.

lunes, agosto 09, 2010

Artículos sobre cómic

Lo bueno de tener una afición es que te permite escribir mucho sobre ella. Y lo bueno de que sea una afición que no comparte demasiada gente, al menos no en España, es que no hay mucha gente que escriba sobre ella. En los artículos que escribo para Suite 101 hay varias temáticas recurrentes y una de ellas es el cómic. La web me propuso ser colaborador experto en dicha materia y desde hoy ya figuro como tal en la misma. Eso, claro, obliga a escrbir más y mejor sobre el noveno arte. Y aunque lo cierto es que mi fuerte es el cómic de superhéroes (género que centra, de largo, la mayoría de lo que he escrito hasta el momento), tendré que empezar a abrir más el abanico para hablar de obras y autores que nada tengan que ver con este género. Por lo pronto, os dejo los enlaces a los 17 artículos que ya he subido sobre cómic, y ya sabéis que acepto de muy buen grado toda sugerencia que me queráis hacer para futuras publicaciones.
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martes, agosto 03, 2010

Periodista de vocación

Nunca me ha gustado la tarea de definirme a mí mismo. Pero cuando abrí el blog, algo había que poner en el perfil. Y se me ocurrió empezar diciendo que soy "periodista de corazón y de vocación". Lo que no pensé en aquel momento es que alguien pudiera ver en esa definición un argumento para reprocharme mis palabras o mis silencios, los temas de los que hablo o de los que no. Esto viene a cuenta de un comentario anónimo (siempre anónimos, qué curioso; ¿nos conocemos en realidad?) de la entrada anterior, que viene a decir que no soy digno de esa etiqueta por no hablar en este pequeño rincón de los "escándalos más sonados del periodismo a nivel internacional". Dicen que no hay que alimentar a los trolls que le visitan a uno, pero voy a contestar por dos motivos. En primer lugar, porque no sé si ese comentario encaja realmente en la definición de troll. Y en segundo lugar, porque me permitirá hablar un poco de periodismo, que, al fin y al cabo, es un tema que me apasiona.

Es cierto que no he hablado de estos grandes temas que me planteas, querido anómimo. Pero también te digo que en dos de ellos no veo mucho margen para hablar o debatir. No creo que haya mucha gente que pueda manifestarse en contra del asesinato de periodistas en Rusia o a favor de la ley mordaza de Berlusconi. Es obvio que matar a quienes desvelan verdades o silenciar burocrática y legalmente (mejor dicho, mediante leyes) a quienes pretenden hacerlo son cuestiones que tienen difícil acomodo en un terreno ético. Más juego podría dar lo de wikileaks, sí, porque ahí sí estoy convencido de que habría gente que defendería el secreto de estado y, por contra, quienes querrían primar la libertad de prensa y e información. Quizá algún día me detenga en esta cuestión, pero antes tendría que informarme mucho más sobre el particular, porque no me gusta opinar a la ligera.

Puede que si no he hablado de estos temas, además de porque no puedo aportar ninguna experiencia a nivel personal comparables con estas situaciones, es porque no me considero capaz de aportar mucho, y el motivo está en lo que decía más arriba. Cualquier persona en su sano juicio condenaría el asesinato de un periodista o una censura institucional. Yo lo podría decir aquí y quedar de maravilla, otorgarme una garantía de dudosa calidad cuando alguien me reproche algo y decir "¡eh, que yo lo he condenado!", sin importar después mis auténticas creencias o mis actos. Pero creo que ese es un funcionamiento algo perverso del sistema. No es imprescindible condenar de palabra todo lo condenable por si acaso o por el qué dirán, ni opinar sobre todo para dejar escrito que lo he hecho.

Y puede que también tenga otra razón más personal, y quizá más difícil de entender en este contexto, para no hablar de estas cuestiones: considerarme periodista de vocación y tratar de ejercer como tal durante unos cuantos años ha acabado con todos los restos de corporativismo que pudiera tener hace algunos años, cuando empecé en este mundillo. Que no comulgue con el periodismo actual no significa que pueda llegar a defender la censura o el asesinato de periodistas (lo digo, esta vez sí, por si acaso, no se me vaya acusar de algo que no he dicho ni quería decir), pero creo que la labor del periodista de a pie, del que no cuenta con el respaldo de un gran grupo de comunicación, del que escribe sólo en su nombre, tiene que empezar mucho más abajo de esos grandes temas. En el día a día y en las pequeñas cosas.

En lo que yo creo es un periodismo que actúe como contrapoder (como el cuarto poder, si quieres), no que se alíe a cualquier otro poder. Por eso desprecio que se haga periodismo forofo y partidista en función de intereses más o menos oscuros. Creo en un periodismo de investigación (trabajado), divulgación (de asuntos trascendentes) y denuncia (de todo aquello que podemos cambiar entre todos una vez conocido), no en la publicación sistemática de todo lo que diga alguien poderoso sin siquiera constatar la veracidad de lo que dice. Entiendo como necesario contextualizar lo que se publica, porque el lector no tiene por qué acordarse de todo lo anterior que rodea a un hecho o un personaje. Apuesto por valorar de una vez por todas al buen periodista, reconociendo su trabajo profesional y económicamente, algo que ahora no se hace. Valoro un criterio de noticia que ya no se estila, porque hoy es más fácil rellenar un periódico o un informativo con curiosidades intrascedentes en lugar de buscar noticias de las de verdad. Y creo en cuidar el lenguaje, la gramática y la ortografía, porque al final esas son nuestras armas.

De esos temas sí he hablado en otras muchas ocasiones, pero tampoco creo que me conviertan en periodista de vocación, no. Hay muchas clases de periodista y muchas serán mejores que la que yo he escogido. Pero cada uno tiene su camino.

domingo, agosto 01, 2010

Coherencia

El diccionario de la Real Academia recoge que coherencia es la "actitud lógica y consecuente con una posición anterior". No sólo me parece la ocherencia uno de los valores más elogiables cuando mantengo una conversación con una persona (también como actitud vital, claro...), sino que tengo la sensación de que es una cualidad poco apreciada y cultivada. Es decir, que vivimos en un mundo en el que podemos decir lo que nos dé la gana sin necesidad de plantearnos si cinco minutos antes hemos defendido justo lo contrario de lo que estamos aseverando ahora. Y lo siento, pero por ahí ya no paso. Me he cansado de ese partidismo interesado, de esos argumentos inverosímiles, de esos razonamientos que rozan el absurdo. Y de que la memoria sea algo inútil.

No soy capaz de entender que se pueda criticar la orden de equipo de Ferrari en 2010 (Alonso el beneficiado, Massa el perjudicado) cuando no se censuró la de McLaren en 2008 (Hamilton el beneficiado, Kovalainen el perjudicado). Tampoco que un señor que se llama Mariano Rajoy diga que un Gobierno no puede poner en duda una sentencia judicial (la del Estatuto catalán), pero él, que pretende gobernar, sí pueda poner en duda otras (la del 11-M o las de Gurtel). No entiendo que haya quien diga que se prohiben los toros en Catraluña porque son un maltrato animal pero defienda la continuidad de los correbous (se prenden dos bolas de fuego en los cuernos del toro). No puedo asimilar que la misma acción convierta a uno en un sinvergüenza digno de toda clase de insultos y a otro en un ídolo con la razón de su parte.

Y así tantas y tantas cosas.