viernes, febrero 26, 2010

De líderes de opinión y estadísticas varias

Mira que veo poco la televisión, pero justo he dado con los dos momentos cumbres de la historia catódica (aunque ahora ya habría que decir digital, que nos quedan poco más de diez días para el apagón analógico...) de la pasada semana. Por un lado, vi la exhibición de testosterona de John Cobra en el programa en el que se escogió la canción que representará a España en Eurovisión. Y de eso prefiero no hacer comentarios, vaya... Por otro, vi el momento dorado de MQB (siglas que ya no sé si representan Mira quien baila, Más que baile o Madre, qué barbaridad). Este segundo ha pasado desapercibido, aunque a mí me ha llamado más la atención. Boris Izaguirre, excelso miembro del jurado de este programa, al calificar el baile de Belén Esteban, dijo de ella que es "una líder de opinión" de la que esperamos que todo lo haga bien. Una líder de opinión, me repito a mí mismo. Ya lo de "la voz del pueblo" me sonaba duro. Líder de opinión. Ahí ya me quedé sin aliento.

Y, claro, uno se pone a pensar en esto de los líderes de opinión. ¿Qué hace falta para convertirse en ello? ¿Qué obligaciones trae consigo para quien adquiere semejenate título? ¿Quién tiene la legítima potestad de nombrar a una persona como tal? No es que yo quiera serlo, no. No creo siquiera que las 48.786 visitas que ha recibido este blog desde noviembre de 2006 me califiquen en un puesto remótamente cercano al de un líder de opinión. Pero me pregunto cuándo una persona deja de ser un personaje público para ser un líder de opinión. Y visto que esta etiqueta sólo parecen dársela a quien grita mucho, a quien crispa más, a quien divide a las masas entre partidarios y detractores, casi mejor que paso de los líderes de opinión, que no he encontrado yo todavía a nadie que me haga seguirle de forma ciega en casi todo lo que diga.
Con esto de los líderes, no obstante, me he puesto a pensar en estadísticas que, si bien no guardan relación directa con este asunto, sí que me las tomo como argumentos de autoridad, como baremos que miden quién puede decir algo con criterio sobre la materia de la que hablemos. Así, me he acordado de una entrevista que vi hace ya algunos años con un director de cine al que no trago demasiado y al que no voy a mencionar por si acaso mi memoria es traicionera en los detalles de esta anécdota (como hace tanto de aquello, Google no ha podido ayudarme). Él, que presume de ser muy culto, comentó en aquella entrevista que había visto mucho cine a lo largo de su vida. Nada menos que 3.000 películas. Aquel día me picó la curiosidad y me pregunté cuántas había podido ver yo a lo largo de mi vida. Y nada más preguntármelo, estaba ya haciendo una lista para solucionar mi duda.
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Tomando como base mi videoteca de entonces y algún que otro libro enciclopédico sobre cine, comenzó la ingente tarea que llegó a buen puerto, para mi sorpresa, con bastante rapidez. Desde entonces, guardo un documento en mi ordenador al que voy añadiendo religiosamente cada título que veo. Contando con la que he visto antes de ponerme a escribir aquí, acumulo 1.914 películas (si esto fuera el Un, dos, tres y ahora una azafata multiplicara, seguro que me llevaba un buen pellizco económico...). Teniendo en cuenta que cuando ese director que pronunció esa frase ya me sacaba algo menos de tres décadas de vida y que yo no me dedico profesionalmente a esto del cine, tengo que confesar que estoy muy contento con mi cifra. Cifra, por cierto, que no incluye las repeticiones. Porque si tengo que contar las veces que he visto, por ejemplo, Star Wars, es posible hasta que supere ya a este prestigioso cineasta.

Esta portada de Mundo Deportivo, en su edición guipuzcoana, aporta la segunda estadística. Este caballero, del que desconozco la edad, pero que también aparenta bastantes años más que los que yo tengo, hará este fin de semana su viaje 193 para seguir a la Real. Me quito el sombrero ante él, porque tengo la misma visión sobre esta afición y porque hay mucho realista (y seguidor de otro equipo) de boquilla que no tiene estos desvelos por sus colores. Y he pensado lo mismo, cuántos viajes habré hecho yo ya para seguir a este mi equipo de fútbol. Como conservo estadísticas muy precisas y como el número es bastante inferior al de las películas que he visto, confieso que elaborar esta lista no me ha llevado más que diez minutos de mi tiempo.
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Viajo para ver a la Real desde el año 1997 (hay que añadir unos pocos viajes más realizados en familia antes de esa fecha), y desde entonces he cogido un tren o un autocar en 47 ocasiones. En ellos cuento, obviamente y a pesar de que ahí la Real juega como local, los viajes a San Sebastián (29), que para mí son largos y costosos pero terriblemente placenteros. He pasado por otras doce localidades españolas, por algunas en dos ocasiones, desde Vigo a Valencia, pasando por Sevilla, Barcelona, Zaragoza, Salamanca o el pequeño Almendralejo. El récord lo tengo en la temporada 2007-2008, la de nuestro regreso a la Segunda División, en la que me hice nada menos que diez desplazamientos. Sería para mitigar el sufrimiento... En Madrid, además, he visto en directo, dentro de un campo (ya sea Bernabéu, Calderón, Vallecas o Getafe), otros 34 partidos. No me quejo tampoco de esta cifra, porque mi intención sigue siendo la de recorrer todo el país viendo a la Real y, por descontado, visitar todas las temporadas mi San Sebastián natal.
No soy un líder de opinión en nada, pero cómo pasa el tiempo y qué experiencia me va dando ya...

viernes, febrero 19, 2010

Aquí las ideas de Aznar

No he tenido a bien leerme el libro en el que Aznar da las claves para salir de la crisis. Tampoco pienso leerme el de Miguel Ángel Rodríguez contando las interioridades de quien entonces todavía no había llegado a La Moncloa y del que algún avance editorial ya se pudo ver en la prensa el pasado fin de semana. Sí que me leí en su día un libro dedicado a su figura, la que contenía la entrevista que le hizo Victoria Prego con motivo del 25 aniversario de la democracia (me leí la obra completa, con las conversaciones con todos los ex presidentes del Gobierno). De todos modos, sabido es que el personaje me inspira más bien poca simpatía. Está visto que las segundas legislasturas no son el fuerte de quienes han gobernado España en los últimos años. Pero, claro, uno sigue manteniendo cierta ingenuidad y cree que estos elegidos por el pueblo y autoproclamados elegidos de la Humanidad debieran de tener algo que les colocara por encima del resto, ¿no?

Desde que José María Aznar abandonó La Moncloa le he visto hacer una legítima crítica a un Gobierno de signo contrario. Por muy absurda e incluso barbárica que me parezca, es legítima. Así es la democracia, para lo bueno y para lo malo. Pero también le he visto empecinarse en que el 11-M lo perpetró ETA (o que al menos colaboró), convertirse en el único dirigente que apoyó la guerra de Irak que no ha reconocido en público que fue un error. Le he visto escribir un libro de economía cuando el que mandaba en ese terreno, para bien o para mal, era Rodrigo Rato. Le he visto atacar a España (por medio de su presidente, pero a España) en foros de empresarios extranjeros. Le he visto no mostrar agradecimiento cuando el actual presidente del Gobierno le defendió en foros internacionales. Le he visto meter un bolígrafo en el escote de una reportera. Le he visto reprochar al Gobierno medidas de tráfico que están salvando vidas y preguntarse quién le puede decir cuánto vino beber antes de ponerse al volante. Y ahora le veo dedicando una peineta a unos cuantos tipos impresentables que han ido a insultarle.

Estas son las ideas de Aznar, así las expresa y así las defiende en cuanto se ve en una situación de cierto poder, sea la mayoría absoluta o la libertad de no tener responsabilidades públicas. ¿Que no te gustan sus ideas? Súbete aquí. Pero, sin duda, los malos seremos los que le critiquemos hoy, porque indudablemente nos estamos poniendo del lado de quienes le estaban insultando. Pues eso, un Hombre de Estado. Con mayúsculas, que se lo merece.

miércoles, febrero 17, 2010

"No mereces tanta suerte..."

"- Supongo que no va a estrangular a un hombre esposado...

- No mereces tanta suerte, morirías demasiado pronto. Conozco a un viejo al que le gustaría darte una muerte lenta, a la manera de los indios. También yo te haré morir, lentamente, pero a la manera de los blancos. Primero, el juicio. Eso lleva tiempo y van a hacerte sufrir. Luego, la sentencia. Nunca vi a nadie que no palideciera al oír una sentencia como la que a ti te corresponderá. Después te llevarán a una celda donde pasarás tal vez meses con la angustia de saber lo que te aguarda. Y una fría mañana irán a buscarte, poco antes del amanecer. Te atarán los brazos a la espalda. Temblando de miedo, gritarás pidiendo ayuda. Pero no te servirá de nada. Te llevarán a rastras hasta el patio, te harán subir al patíbulo, te pondrán una cuerda alrededor del cuello, un capuchón negro para taparte los ojos y te dejarán solo. ¿Sabes lo último que oirás? La sacudida de tu cuerpo al caer por el hueco cuando abran la escotilla. Quedarás colgado de la cuerda como un saco de patatas, sin punto de apoyo. Notarás un fuego horrible abrasándote el cuello y cómo se te rompe la nuez. Pugnarás por respirar. Pero todo será en vano. Empezarás a debatirte furiosamente, pretendiendo chillar. Y no te oirá nadie. Sólo tú podrás oírte, pero nadie más. Luego quedarás balanceándote, muerto."

El último tren de Gun Hill (John Sturges)

Si a mí Kirk Douglas me dice eso, con esa mirada, me muero de miedo. Qué grande es el Hollywood clásico...

jueves, febrero 11, 2010

Racismo

Esta es la fotografía que ilustrará la portada del número de marzo de la revista Vanity Fair. Son nueve actrices jóvenes que, según la publicación, encarnan el futuro de Hollywood. Sus nombres son Kristen Stewart, Carey Mulligan, Evan Rachel Wood, Mia Wasikowska, Abbie Cornish, Amanda Seyfried, Anna Kendrick, Emma Stone y Rebecca Hall. La semana pasada esta fotografía se hizo popular porque casi todo el mundo se hizo eco de la polémica que, al parecer, suscitó. Según algunos, la foto es racista. ¿El motivo? Que no hay ninguna actriz negra (me perdonaréis que no utilice alguno de esos absurdos y rocambolescos eufemismos tipo "de color" o "afroamericana", que me producen cierta irritación).

Racismo puro, sí señor. Ríete de lo que vivió Sudáfrica en el apartheid, o de la trata de esclavos procedentes del continente africano, o de las revueltas sociales en el Estados Unidos de los años 60, de la lucha del Black Power, de la fundación del partido de las Panteras Negras o de una paliza que pueda sufrir cualquier negro del mundo en cualquier país del mundo a manos de un grupo de blancos que se creen superiores por la gracia divina. Racismo es esta denigrante acción de Vanity Fair: no incluir una negra en una foto. Servidor sólo puede lamentar la endeblez del argumento, endeblez que se ha apoderado del lenguaje cotidiano y del debate sobre todo asunto de mínimo interés, porque ya cualquiera que hable tiene que tener más cuidado de no ofender a nadie (¡qué fácil nos ofendemos!) que de defender sus propias ideas. Así nos va.

Pero dicho esto, veo más detalles interesantes en los que nadie ha profundizado. ¿Quién ha acusado a Vanity Fair de racista? Algunas noticias hablan del diario británico The Guardian. Su director, Alan Rusbridger, es blanco. Otras mencionan a USA Today. Su editor ejecutivo, John Hillkirk, es blanco. Otras hablan de la web Politics Daily. Su editora en jefe, Melinda Hennenberg, es blanca. Y también aparece el nombre de otra web, Jezebel. Su editora jefe es Anna Holmes. Y, sí, también es blanca. Está claro que todos tenemos derecho a indignarnos por los desprecios que sufre cualquier colectivo y que el trabajo de los periodistas es precisamente ese, destapar las injusticias. ¿Pero es normal que una polémica sobre racismo hacia la raza negra la despierten sólo editores y periodistas blancos? ¿Me aceptarían todos estos responsables de medios de comunicación que les acusara de racistas por ser ellos y no un negro (o negra, no me vayan ahora de catalogar de machista...) el que ocupe su cargo?

Empiezo a pensar que las acusaciones (y su posterior difusión en miles de páginas web) sólo tiene tres explicaciones posibles. La primera, que hay un juego de intereses ocultos que ni conocemos ni controlamos, según el cual las distintas cabeceras van generando polémcias de este tipo para que sus fotografías, reportajes y publicaciones tengan publicidad gratuita y, por tanto, difusión y beneficios. La segunda, que los medios de comunicación viven ya casi de forma exclusiva de la bronca gratuita, supérflua y malintencionada. Y la tercera, que como hay rellenar huecos, páginas y enlaces con lo que sea, nos vale cualquier historia para eso, por absurda que sea y aunque no se haya contrastado la información. Igual las tres son verdad y coexisten de forma pacífica. Qué miedo da el mundo de la información hoy en día...

viernes, febrero 05, 2010

Zapatero esto, Zapatero lo otro, Zapatero lo de más allá...

Cada vez tengo menos motivos para hablar bien de la gestión de Zapatero al frente del Gobierno. Son muchos los errores y las posteriores correcciones, las políticas discutibles, las frases suyas y de sus ministros mal escogidas. No ha sabido hacer frente a la crisis y está optando por medidas que huelen tanto a la improvisación como a la desesperación, medidas que además no están dando resultado y que sobre el papel no parecen encajar en el ideario de su partido o de sus votantes. Ya está dicho. Y nada más comenzar estas letras, no vaya a ser que alguien me acuse de estar defendiendo lo indefendible (y lo indefendible, claro, es Zapatero). Pero es que lo que realmente quiero decir es que estoy cansado de que el mundo acabe y empiece en Zapatero, que todo lo malo que sucede sea culpa de Zapatero, que cada error de los demás sea disculpado con un "ya, pero mira lo que está haciendo Zapatero" y que lo que hace Zapatero está siempre mal pero cuando lo hacen otros está bien. Estoy cansado, sí, muy cansado.

No hay una gota que colme el vaso, porque el vaso está desbordado desde hace tiempo (el de los reproches al Gobierno, el del asombro de que eso oculte para tantos de sus críticos otras muchos cosas), pero esto viene a cuento del Desayuno Nacional de la Oración. El cónclave en el que Zapatero ha leído la Biblia ante Obama y unos cuantos muchachos más. Para empezar, un matiz. El invitado no es Zapatero. El invitado es el presidente del Gobierno de España. Y España, según esa Constitución que tantas palabras, elogios y discursos ocupa, dice que "se garantiza la libertad ideológica, religiosa y de culto de los individuos y las comunidades" y que "ninguna confesión tendrá carácter estatal". Lo digo porque de vez en cuando viene bien recordar quiénes somos y de dónde venimos, y porque eso es la base de que los crucifijos no tengan razón de ser en un aula, no una diabólica animadversión de Zapatero a los curas, no.

Parece que molesta mucho que Zapatero lea la Biblia. Insisto en que más que Zapatero es el presidente del Gobierno español quien la ha leído, pero aún así no deja de asombrarme la falta de tolerancia de quienes se proclaman tolerantes, la hipocresía y lo fácil que se habla sin conocimientos que sustanten las palabras. Hace dos días escuché en un informativo a un tipo, siento decir que no me quedé con su nombre o con su cargo pero aparecía como un experto norteamericano en estas cuestiones, decir que si Zapatero hubiera rechazado la invitación hubiera sido como si Obama hubiera rechazado el Nobel de la Paz. En otras palabras, es un honor y una cortesía. A mí no me duele que un católico invite al presidente del Gobierno español. A otros parece que sí. También me hubiera gustado que Bono, el cantante de U2, hubiera escuchado los mismos reproches de determinados líderes políticos y de opinión españoles cuando fue invitado a una de estas reuniones hace años. Bono no tiene mucho de católico y lo primero que dijo cuando cogió el micrófono es que se preguntaba qué hacía allí.

Pero no pasa nada, que tenemos crítica para todo. Se le hubiera criticado de no haber ido, se le ha criticado por haber ido. Lo mismo da. Si es lo de siempre. Hace unos días, José María Aznar dijo de Zapatero y de su papel en la crisis económica que nunca nadie había hecho tanto daño en tan poco tiempo. No supe si indignarme o si reírme. Ahora resulta que Zapatero es el artífice, responsable, causante y creador único de la crisis. Y voy yo y me lo creo. ¿Que no sabe lo que hace? Igual no. Pero tener a Zapatero como muñeco al que pegar golpes y olvidarse del daño que han hecho bancos, constructores y empresarios me parece sencillamente indigno. Y es lo que se está haciendo. ¿Díaz Ferrán y sus parados? Una anécdota de un par de días en los informativos. Como todos los EREs, como todos los empresarios que no paran de enriquecerse a costa de nuestro nivel de vida, con o sin crisis. Como Aznar y su impulso a la burbuja del ladrillo, cuya explosión sí que es una causa importante de que España siga en crisis. Qué bonito es quejarte en el bar de que el banco no te da la hipoteca y luego decir que la culpa es única y exclusivamente de Zapatero.

Porque Zapatero es el que sube impuestos, claro. Y será el único. ¿Cuántos chascarrillos hemos oído en los medios de comunicación sobre los impuestos absurdos que han instaurado o aumentado los ayuntamientos en los últimos meses? Porque son eso, chascarrillos. Si ya tenemos a Zapatero para hacer de malo. ¿Por qué tengo que ver que en Madrid se diga de todo sobre Zapatero y no se hable de que el precio del metrobús ha pasado de 7,40 a 9 euros por obra y gracia de nuestra presidenta autonómica y lideresa? ¿O del impuestazo que ha perpetrado el alcalde para las basuras o el IBI? ¿Eso no es subir impuestos? Todos lo hacen. Zapatero es el que más manda, sí, pero no es el único e igual no es el que más efecto tiene sobre algunas personas, no seamos hipócritas por cuestiones partidistas absurdas que, además, no tendrían que importarnos mucho a quienes no nos jugamos un asiento en un carga público si los nuestros ganan las elecciones.

La pregunta para mí es evidente y llevo tiempo haciándomela. ¿Qué va a hacer toda esa gente que no sabe vivir sin Zapatero cuando Zapatero ya no sea el presidente del Gobierno? Vayan pensándolo, que en unos dos añitos lo más probable es que ya no esté en La Moncloa. Ya que no vamos a abrir los ojos porque parece que no nos interesa, a ver si todos somos tan valientes en nuestros juicios como lo somos ahora cuando el Gobierno cambie de manos. Creo que por ver los juegos de malabares que van a hacer algunos, casi estoy deseando que pierda ya las elecciones. Pero sólo casi.

martes, febrero 02, 2010

Feliz día de la marmota

No creo que haya nadie que haya visto Atrapado en el tiempo y que no sepa de lo que le estoy hablando si le digo que hoy es el día de la marmota. Para quienes no la hayan visto, que hagan el favor de verla, que tienen algo más de hora y media de diversión (y de más reflexión de lo que parece) por delante. Para quienes la hayan visto, que sepan que Phil ha salido de su madriguera en Punxsutawney y nos ha dicho que nos quedan seis semanas de crudo invierno.

¿Que quién es Phil? Bueno, eso ya queda claro con la imagen. Phil, estos son mis lectores. Mis lectores, éste es Phil. Una marmota, sí. ¿Que qué es eso de Punxsutawney? Pues un pequeño pueblecito de Pennsylvania, Estados Unidos, en el que vive Phil. ¿Que cómo demonios nos dice una marmota el tiempo que a hacer? Pues resulta que todos los años, el 2 de febrero, sacan a Phil de su madriguera. Si ve su sombra y regresa a su agujero, nos esperan seis semanas más de invierno. Es lo que ha hecho hoy, claro. Si no, nos está anunciando que la primavera llegará antes. La pega de todo esto es que sus predicciones sólo afectan a Estados Unidos y Canadá, pero nadie es perfecto.

Ya sabéis, como viene más invierno, el mejor plan que podéis hacer consiste en manta y DVD. Atrapado en el tiempo, por ejemplo. Y feliz día de la marmota, aunque ya se esté acabando por estos lares.