sábado, agosto 29, 2009

Impunidad televisiva

Esta es una de las imágenes de cabecera de la página web de la FORTA (Federación de Organismos o Entidades de Radio y Televisión Autonómicos). Aparte de esa hermosa y previsible corrección política de colocar a una mujer morena junto a otra rubia, reconozco que la risa de ambas mujeres no me produce la sensación de alegría, cercanía y felicidad que seguro tenía en mente quien decidió colocar dicha imagen como bienvenida. A mí la risa me viene a decir algo así como que las televisiones autonómicas son un claro reducto de chanchulleo, enchufismo y aprovechamiento amoral de las posiciones políticas de cada cual sin que el común de los ciudadanos pueda hacer nada. Ja, ja, ja. En tu cara.

Eso es lo que contaba este artículo de El País hace un par de días sobre los consejos de administración de las televisiones autonómicas, pero va más allá y se extiende, con especial incidencia en los servicios informativos, a toda su programación. Si eres afín, tienes trabajo. Si no lo eres, no. Y da importa que tengas conocimientos, profesionalidad o aptitudes imprescindibles para el trabajo. No saber hacer la O con un canuto también sirve a veces como mérito profesional, y más, por lo visto, si la adjudicación de un puesto depende de un político. Lo bueno de todo esto es que sólo tenemos acceso a una cadena autonómica y conseguimos el raro privilegio de librarnos del resto. Pero una basta para sentirse asombrado por el grado rastrero y triste que puede llegar a alcanzar la manipulación.

Hace unas semanas, y por puro aburrimiento, levanté momentáneamente mi veto sobre los informativos de Telemadrid para ver si en verano, y con los primeros espadas de vacaciones, la cosa seguía igual. Casi peor. Será que los suplentes quieren hacerse con un puesto en el equipo titular o que el gran hermano que todo lo vigila no descansa ni en agosto. No duré ni cinco minutos frente al televisor, la curiosidad me hizo lo mismo que algato. Y hay otro caso más con mayor gracia. Ahora resulta que se marcha el mandamás de la televisión valenciana, antiguo jefe de prensa del presidente de dicha comunidad autónoma. En su cadena sólo se dio una noticia del caso Gürtel: la absolución de Camps. Eso se llama manipulación. Pero no se ha ido por eso, no. Se ha ido, dicen, porque recibió trajes de la trama corrupta. De qué me sonará a mí eso...

Ofrezco mi voto y respeto perpétuos para el presidente autonómico que tenga el valor de devolver a la televisión pública la libertad que merece. Sin haber podido lograrlo del todo, porque parece una misión imposible, el único que da pasos positivos en esta materia no es un presidente autonómico, sino el presidente del Gobierno. Mientras no haya libertad y continúe esta impunidad política, social y televisiva, para mí las autonómicas es como si no existieran. Salvo que emitan fútbol, claro. Triste vida esta...

viernes, agosto 14, 2009

Agosto, ese mes perdido

Cada año que pasa tengo más claro que agosto es un mes extrañamente absurdo. Desperdiciado sería la palabra adecuada. En agosto no se puede hacer más que una cosa: irse de vacaciones. Si quieres hacer algo distinto, estás perdido. ¿Que tienes que hacer un trámite con la administración? "Lo siento, la persona que necesita está de vacaciones". ¿Que tienes que comprar algo en esa pequeña tienda a la que vas tan a menudo? "Cerrado por vacaciones". ¿Que este año te toca hacer guardia en el trabajo en agosto? Matemática pura, te va a tocar el marrón, y no vas a poder recurrir a la persona adecuada... porque estará de vacaciones. ¿Que te apetece quedar con ese amigo al que hace tanto tiempo que no ves? Sí, se ha ido de vacaciones. Y se asume como normal. En verano las cosas están paradas, es así y así hay que aceptarlo. Pero particularmente en agosto la situación es salvaje. Me pregunto si este fenómeno es español o sucede igual en el resto del mundo...

martes, agosto 11, 2009

¿Rarezas...?

Jo Grass, a través de su blog Cariño, ¡se te ha pasado el arroz! (que conozco desde hace poco pero que ya me tiene entre sus incondicionales), me ha concedido el Premio Rarezas (original el premio, un girasol con cara y gorra...), porque cree, y cito textualmente, que yo también soy "un exquisito gourmet en asuntos de rarezas". Y puede que sí, Jo, que tengas razón y para algunas cosas sea un bicho raro, sí. Pero ¿rarezas...? ¿Y encima siete? No sé, no me veo yo capaz de sacar siete rarezas sobre mi persona porque, claro, para mí no terminan de ser rarezas. Seguro que quien me conozca bien sí será capaz de elaborar una lista, de siete o seguro que de más comportamientos míos que le parecerán raros. Pero hacerlo yo mismo sobre mi persona lo veo complicado...

Para mí no es raro detestar las legumbres, que no me atraiga absolutamente nada un plato de fabada o lentejas, que de niño hiciera lo imposible por evitar esos platos hasta que por fin de adulto los he desterrado de mi dieta. Para mí no es raro que el árbitro del partido de fútbol del fin de semana se lleve la mayor parte de los gritos que puedo soltar. Para mí no es raro que no me guste comer nada durante un partido de fútbol de mi equipo (por la alta probabilidad de atragantarme si tengo que gritar al árbitro, un gol o lo que sea...) o viendo una película (no me gusta distraerme de la pantalla). Tampoco veo como una rareza ir al cine habitualmente solo y buscando las sesiones en las que menos gente haya. O tener vetado cualquier plan cotidiano a la hora a la que juega la Real, dos horas sagradas de disfrute personal e intrasferible cada fin de semana entre agosto y junio. O sacar fotos de gente sacándose fotos en lugares representativos de una ciudad. Tampoco veo raro acordarme de cómo fue un gol de un partido jugado por la Real en 2001 o 1993. O leer cómics y ver series de dibujos animados como si tuviera todavía once años. ¿Es una rareza no beber alcohol y no fumar? ¿O preferir una cena en casa de un amigo antes que un restaurante?

Ya he dicho más de siete cosas, sí, pero para mí no son rarezas. A no ser que lo normal sea raro. Y eso me ha recordado un fragmento de una conversación que escuché por casualidad un día, mientras paseaba por las calles de Madrid. "Es que cada día es más difícil ser normal", decía un hombre de menos de 40 años. ¿Será eso? ¿Es difícil ser normal? Claro que, para poder entendernos en esa conversación, tendríamos que llegar a un acuerdo sobre lo que es normal y lo que es raro. Mis rarezas para mí son normales, pero supongo que habrá gente que no lo vea así. ¿O no...?

Se supone que las normas del premio obligan a nominar a siete blogeros para que nos cuenten siete rarezas propias. Pero, como siempre, lo dejo en vuestras manos. Que cada cual cuente lo que quiera. O que me diga si lo que he dicho me convierte en raro o en normal...

viernes, agosto 07, 2009

El post en el que lo cuento todo

Después de las declaraciones que ha hecho la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, creo que es hora de contarlo todo. Sí, es cierto que el Gobierno ha empleado el aparato de las fuerzas de seguridad del Estado, en connivencia con varios jueces, para espiar al principal partido de la oposicón. Lo que es grave es contar los motivos. Y aquí van. Tras consultar a mis fuentes y darme estas permiso para contar lo que en los medios periodísticos españoles es conocido desde hace años, creo que es el momento de desvelar toda la verdad. Un periódico, una radio o una televisión jamás se atreverían a publicar la información que voy a revelar aquí porque tienen mucho que perder. En un blog no hay censura de ninguna clase y tengo toda la libertad del mundo para decir todo lo que sea necesario. Y es necesario decir muchas cosas, porque muchas cosas y muy graves son las que hay detrás de esa información.

El origen de las escuchas y espionajes al PP parte de antes de las elecciones de 2004. En aquella época, el Gobierno de José María Aznar, obsesionado con el fin de ETA y ante las informaciones que le llegan de que grupos terroristas de otro índole están planeando atentar en España, se reúne con varios de estos grupos, intentando que la ofensiva de Al Qaeda en Europa quede minimizada. El trato es claro: nada de atentados en España bajo ninguna circunstancia. A cambio, y a pesar de la foto de las Azores (más de consumo nacional que de ayuda efvectiva a la misión de Estados Unidos contra Sadam Hussein), España se compromete a mediar en las diferentes zonas de conflicto: Irak, Irán, Líbano, Afganistan e Israel. Por eso no había medios en el CNI contra el terrorismo de origen islamista. El 11-M coge por sorpresa al Gobierno de Aznar por este motivo. Había un acuerdo y un grupo terrorista islámico se lo saltó. Por eso Acebes expresó con tanta insistencia la teoría de que ETA estaba detrás de la matanza de Madrid, porque para él no había otra posibilidad en las primeras horas. Después no le ha quedado al PP más remedio que mantener la teoría de la conspiración para no desvelar su acuerdo previo.

Todo esto está incluído en las grabaciones que jueces y cuerpos policiales hacen, no sólo ya en Génova, sino también en La Moncloa durante los últimos años del PP en el Gobierno. Mediante estas escuchas, las fuerzas de seguridad descubren también numerosas tramas de corrupción. Gürtel es sólo la punta del iceberg y, de hecho, consecuencia de posteriores enfrentamientos en el seno del principal partido de la oposición. En Madrid una maniobra tan poco ética como legal es la que permite que el socialista Simancas no se convierta en presidente madrileño. Con diversos pagos de por medio, incluyendo a los dos diputados tránsfugas del PSOE, se logra la repetición de las elecciones y la victoria de Esperanza Aguirre. En Baleares, bajo el Gobierno de Jaume Matas, se hacen decenas y decenas de operaciones ilegales de las que ya se empieza a conocer algo. La trama en Valencia es mucho más profunda. Con varias operaciones de blanqueo de dinero, tráfico de influencias y cohecho se consigue para la capital del Turia la Ciudad de las Artes y las Ciencias, la concesión de la Copa América de Vela o el Gran Premio de Fórmula 1. Todo de forma irregular.

El nivel de implicación de los altos cargos del partido es total. Mariano Rajoy no sólo conoce sino que además ha impulsado varias de estas operaciones. El apoyo de Camps y los populares valencianos en el último congreso se debe precisamente a favores de esta índole. La animadversión de Aguirre y los populares madrileños, justo a lo contrario: a ese favoritismo que Rajoy concede a la Comunidad Valenciana. La cúpula del PP entiende que en Madrid no puede ya ganar más votos para las elecciones generales y por eso se vuelca en otros territorios. La rebelión en Navarra del UPN de Sanz también obedece a maniobras oscuras. Sanz se siente utilizado en la campaña contra el Gobierno durante la tregua en la ETA porque no ha conseguido beneficios económicos de ningún tipo, ni legales ni ilegales, y por eso rompe con el PP. Zaplana deja la primera línea de la política cuando considera que ya ha conseguido suficiente. Pizarro no llega a entrar porque le habían prometido manejar muchas partidas ministeriales en caso de ganar las elecciones de 2008, pero como es sabido venció el PSOE.

El motivo de que ningún juez haya abierto ninguna investigación conocida es que el comienzo de las escuchas fue ilegal. No existen sumarios, pero hay jueces que conocen estos movimientos, que son los que dan pie a Garzón a abrir el caso Gürtel. Al margen de la vía judicial, las fuerzas de seguridad decidieron saltarse la cadena de mando, ante el grado de corrupción conocido y la gravedad de los delitos cometidos, y acudir directamente a la Zarzuela. El Rey conoce todos los movimientos que ha hecho el PP, y ha sido precisamente él quien ha impedido que se difundiera la información. El monarca entiende que publicitar una trama de corrupción tan extensa, que abarca al principal partido de la oposición y al gobierno de bastantes comunidades autónomas, puede suponer la quiebra de la España actual. Para el Rey Juan Carlos estaría en peligro incluso la monarquía. La Corona cree que, ante unos hechos de tanta gravedad, sería imposible detener una protesta social de una magnitud desconocida en España. Por eso, lo que el Rey intentó hacer fue mediar con Mariano Rajoy no en una sino en muchas reuniones secretas.

Los acuerdos entre la Corona y el PP eran simples: detener la maquinaria de corrupción a cambio de que ningún cargo popular acabara sentado en un tribunal. Y un pacto de silencio por las dos partes. Pero Rajoy fue perdiendo poco a poco el control de los suyos y la corrupción, que antes se inicaba en Génova, ahora tiene numerosas ramificaciones locales. Eso es lo que se está conociendo ahora gracias a Correa, el tesorero Barcenas y los trajes de Camps. Cada vez que un dirigente del PP hacía algunas manifestaciones fuera de tono y ponía en el ojo de la polémica al Gobierno, a los jueces o a la Policía, el Rey llamaba a capítulo a Rajoy. El último atentado de ETA, que resultó con la muerte de dos guardias civiles, pareció que iba a significar el fin de esta pugna entre Génova y Zarzuela. Pero es entonces cuando se producen las declaraciones de Dolores de Cospedal, denunciando públicamente las escuchas ilegales a su partido, exactamente lo que Zarzuela no quería que se conociese. El Rey está tremendamente molesto con Rajoy y con el PP y la Casa Real le ha tenido que parar los pies al monarca, que estaba dispuesto, previo despacho con Zapatero en Mallorca, a contarlo todo, tenga las consecuencias que tenga.

Y un detalle más de toda esta historia. Es MENTIRA, es un relato cien por cien ficticio. Todo esto me lo acabo de inventar sobre la marcha, ni siquiera he partido de un borrador previo. Es sencillísimo decir algo sin pruebas de ningún tipo. Los medios de comunicación se han autoimpuesto la palabra "supuesto" cada vez que hablan de algo, sea lo que sea y aunque tengan la más fiable de las comprobaciones o las fuentes, pero los políticos parecen tener una impunidad que asusta y a la que todavía nadie ha puesto freno, lo que redunda en el desprestigio de la propia política. Yo no tengo ni la más remota idea de si se ha espiado al PP. Quiero creer que no. Pero lo que sí tengo claro es que un demócrata no puede lanzar una acusación como esa gratuitamente, sin pruebas, poniendo en tela de juicio el funcionamiento de todo el Estado de Derecho, desde las fuerzas de seguridad, a varios ministerios, pasando por los servicios de inteligencia y el propio Gobierno. Y eso es lo que ha hecho María Dolores de Cospedal. Exactamente eso.

Creo que el Fiscal General del Estado tiene que actuar. Tiene que levantar el teléfono y llamar a María Dolores de Cospedal para plantearle una alternativa: o presenta pruebas que respalden su información para que se abra una investigación (si hay algo, adelante; caiga quien caiga) o se enfrenta a un proceso penal por calumnias en la que Gobierno, jueces y cuerpos policiales se personen como acusación. Ya está bien de que cargos públicos, que gente que pretende gobernar este país, puedan decir lo que quieran. Ya está bien de ampararse en la libertad de expresión para decir auténticas barbaridades. Ya está bien de esconder casos de corrupción reales e investigaciones necesarias detrás de cortinas de humo en la que todo el mundo conspira contra el PP. Ya está bien. Porque cualquiera puede apuntarse al juego de inventarse historias con tal de ganar unos cuantos votos o subir una décima en las encuestas. ¿Que nos cargamos por el camino el Estado de Derecho? Qué más da...

lunes, agosto 03, 2009

Mentira acreditada, nula consecuencia

Viendo el entusiasmo con el que Mariano Rajoy ha celebrado el archivo de la investigación contra Francisco Camps, a mí me asalta de nuevo esa sensación de que Spain is different. Todo este caso ha provocado una revolución. Sí, sí, una revolución. Porque del Gürtel han nacido nuevas figuras que, dentro de nada, tendrán que ser de estudio obligatorio en manuales de nuestros futuros jueces, fiscales y políticos. El tesorero del PP, Luis Bárcenas, ha creado una nueva figura, la del "dimitido temporal", y Camps hizo lo propio con la del "imputado feliz". Lo que ahora resulta de la sentencia no lo voy a valorar con una denominación tan específica como esas tan oportuna y acertadamente creadas por ellos mismos, no vaya a ser que me caiga a mí una querella por decirlo.

Pero la conclusión es obvia, y lo dice la sentencia que ha traído tanta felicidad a Rajoy. Camps ha mentido en sede parlamentaria y, siempre y cuando mantuviera allí la misma versión que ha sostenido siempre en público, en sede judicial. Los regalos existieron. Existen. Son algo tangible. Los jueces así lo asegura en la sentencia. Si no se prosigue con la investigación es porque dos de los tres magistrados entienden que no se puede inferir que los regalos se producen a causa de que Francisco Camps sea presidente de la Comunidad Valenciana o del PP valenciano ni que las personas que los hicieron consiguieron beneficio directo con sus dádivas. Me pasa como al magistrado que ha emitido un voto particular, no entiendo esa interpretación. Camps no es presidente valenciano ocho horas al día y el resto deja de serlo. Si recibe regalos importantes de gente que anda procesada en casos de corrupción, es factible pensar que alguna relación puede haber.

El caso es que con este auto se acredita así la mentira continuada. No lo digo yo, lo dicen los jueces. Ni Camps pagó los trajes, ni Camps rechazó regalos, ni Camps desconocía a las personas que dijo desconocer. Por el momento, no hay juez que haya dicho que hay ilegalidad alguna en todos estos extraños movimientos. De acuerdo. Pero hay mentiras. Claras, manifiestas y verificables. No es cuestión ya de opiniones, ni de confianza en Camps, ni de afinidad política hacia el sujeto de este asunto. ¿Qué va a pasar ante este panorama? Absolutamente nada. Hemos cruzado hace demasiado tiempo un punto de no retorno en el que nuestros políticos tienen manga ancha para hacer cualquier cosa. Pueden mentir. Pueden decir una cosa y la contraria según les convenga. Pueden valerse de sus mentiras para ganar elecciones. Y ahora han demostrado que pueden saltarse leyes a la torera.

Con esto de los regalos a los cargos públicos pasa algo parecido a lo de las primas a terceros en el mundo del fútbol: son ilegales, todo el mundo las conoce y nadie hace nada, ni por perseguirlas ni por legalizarlas. Un presidente del Gobierno, un ministro, un presidente autonómico, un alcalde, no puede recibir regalos. Punto. Lo dice la ley. Es así de sencillo y no cabe aquí debate moral y ético alguno. Como todos se la saltan, qué graciosa es la ley pero cómo vamos a hacerla cumplir. Y cuando cogen a uno saltándosela, en lugar de utilizar este asunto como inicio de una limpieza total y radical de la política, pasamos de la negación más absoluta o decir que es que todos hacen lo mismo. Y a nadie se le cae la cara de vergüenza por admitir públicamente que se salta la ley. Rita Barberá nos lo demostró, con un rizo de la historia sencillamente portentoso. Primero quiso que se procesara al presidente del Gobierno por recibir regalos y después nos dijo que ella también los recibía como todos. ¿Pedía implícitamente su propio procesamiento? Seguro que no. Pero con su habilidad para hacer declaraciones así, seguro que se ha ganado una nueva mayoría absoluta en las próximas elecciones. Tiempo al tiempo.

Lo de Camps me deja otra preocupación. Muy honda. La misma que me dejó el caso del Yak y el hecho de que el entonces ministro de Defensa, Federico Trillo, se haya ido de rositas. Y es que parece que la política cuenta con un paraguas judicial especial, con una protección extraordinaria por parte de los jueces de la que el ciudadano de a pie jamás gozará. Por más pruebas documentales, testimoniales y periciales que haya, da la impresión de que el político goza de una inmunidad casi total. A menos que haya una conjunción de planetas políticos, judiciales y mediáticos, un responsable público actual o pasado jamás sufrirá el azote de la Ley y de la Justicia. Eso es lo que sucedió con los GAL, los Fondos Reservados, Roldán y demás. Desde entonces, y mira que ha llovido desde entonces, esa conjunción no se ha producido. Algunos, como hoy Rajoy, lo celebran. Para mí, es una puñalada más en el corazón de la credibilidad política y judicial.