viernes, mayo 29, 2009

Ellos sí, el resto no


Para que la política sea política, hay que desterrar muchas costumbres asumidas dentro de la normalidad del día a día. Habría que acabar con la hipocresía, con la crítica oportunista, con las campañas electorales vergonzosas y vergonzantes, con todo aquello que distrae del debate de ideas, propuestas y soluciones. Pregono una utopía, lo sé, sueño con absolutos imposibles y con una política que jamás voy a vivir. Así que sólo me queda el recurso al pataleo, porque si hay algo que no soporto, y más en la actuación de un político, es la hipocresía. Eso, por encima de todas las cosas, es lo que más me duele de quien se supone que representa a los ciudadanos antes las instituciones. Me parece ruín eso de que ellos puedan hacer lo que quieran pero el resto no, que critiquen a los demás lo que ellos mismos hacen o hicieron, que el mundo se vea siempre de un color diferente en función de quién sea el beneficiado o el perjudicado, que un doble rasero presida todas y cada una de las declaraciones de los políticos que ponen sus nombres en las papeletas y que ellos y sólo ellos siempre sean los buenos y los demás los malos.

En los últimos días hemos tenido todo un festival de declaraciones y actos que evidencian que en los estatutos del PP habría que mencionar en algún momento eso del doble rasero. Más que nada para dar traza de legalidad a los hechos consumados que nos sirven en bandeja Mariano Rajoy y los suyos. Empecemos. Soraya Sáenz de Santamaría, portavoz del PP en el Congreso de los Diputados, dijo lo siguiente al conocer que el Tribunal Supremo ha abierto una investigación al juez Garzón por un delito de prevaricación: "Ese auto refuerza la confianza de los ciudadanos en el Estado de Derecho, yo lo valoro positivamente, pone de manifiesto que no hay ningún ciudadano, incluido el juez Baltasar Garzón, que esté por encima de la ley". Estoy totalmente de acuerdo. Sí, sí, en serio, estoy totalmente de acuerdo con estas palabras de Sáenz de Santamaría. Al cien por cien. No hay ningún ciudadano por encima de la ley. Ni siquiera... el presidente de la Generalitat Valenciana, Francisco Camps. Entra tanto en la normalidad democrática que el Supremo investigue a Garzón como que Garzón investigue a Camps.

Pero resulta que para ellos no es así. Para ellos sólo es normal que investiguen a los demás, y especialmente a quien ha osado investigarles a ellos, claro. Entre todos los dirigentes populares que han dicho absolutamente de todo a quien ha investigado (sea juez o periodista), publicado o siquiera refrendado un apunte de corrupción relacionado con algún miembro del PP (por insignificante que sea), hay que quedarse con lo que dijo el jueves Mariano Rajoy. En un mitin de esta absurda campaña electoral en la que estamos inmersos, mitin que se celebró en Santa Cruz de Tenerife, el líder de la llamada oposición dijo que quien no se ha disculpado por asumir una postura crítica acerca de los casos de corrupción vinculada a los populares mantiene un "carácter antidemocrático, fascista y antiliberal". Lo dicho, que ningún ciudadano está por encima de la ley, pero si a alguno se os ocurre decir que alguien del PP se ha podido saltar la ley, ya sabéis, sois unos fascistas. Ellos pueden, los demás no.

Lo mismo pasa con la más reciente acusación a Zapatero: el uso de un avión militar para ir a un mitin del partido. Partamos de la base de que me parece absurdo disponer de un transporte oficial por razón de un cargo público (sea un coche oficial, sea un avión del ejército, sea un teletransporte interestelar) y no usarlo. Vamos, que yo no veo polémica por ningún lado. Me parece igual de lícito y justificable que Zapatero vaya en avión militar a un mitin, porque no deja de ser presidente del Gobierno en ningún momento del día, como que miembros del gobierno valenciano usen el coche oficial para ir a misa. Pero, claro, el PP ataca a Zapatero. "Que lo pague, que lo pague, claro, claro", coreó Javier Arenas en otro mitin de su partido el otro día. En alusión a Zapatero, por si alguien se ha perdido. Y resulta que ahora se ha publicado que Rajoy, cuando era vicepresidente del Gobierno, usaba el mismo avión con fines similares a los que le achacan a Zapatero. O Federico Trillo como ministro de Defensa, que parece que tenía una parada de Falcon en la base militar más cercana a su pueblo natal. Ellos pueden, los demás no.

Porque con Zapatero o los socialistas que le siguen no hay presunción de inocencia, ya lo sabemos. Que se lo pregunten al ex ministro de Justicia, Mariano Fernández Bermejo, quien presentó su dimisión después de uno de esos pseudoescandilillos que se montan en la prensa de vez en cuando. ¿Se la ha juzgado por algo? ¿Se le ha condenado por algún delito inconfesable? Ya sabéis la respuesta: no. Pero su dimisión, para el PP, era absolutamente imprescindible para el buen funcionamiento de eso que llaman el Estado de Derecho y que no sé si todo el mundo sabría explicar lo que es. Eso sí, que a nadie se le ocurra pedir la dimisión de Federico Trillo (antes como ministro, ahora como diputado y como, ironías de la vida, portavoz de Justicia del PP en el Congreso) por el escándalo del Yak-42, uno de los grandes borrones de la democracia española que se saldó con cero dimisiones políticas. Si se pilla a un socialista, es un escándalo que no dimita. Si se pilla a un popular, lo escandaloso es que se le pida que dimita sin una condena firma. Y así sigue Fabra donde sigue. Ellos pueden, los demás no.

El de Garzón no es el único desliz que ha tenido recientemente Sáenz de Santamaría al hablar de resoluciones judiciales. Cuando una resolución judicial permitió a Iniciativa Internacionalista (la candidatura relacionada con el mundo abertzale) concurrir a estas elecciones europeas, la portavoz popular criticó la sentencia y añadió que la acataba. Lo que me preocupó fue el matiz. "Porque no me queda más remedio", dijo. Claro, porque si tuviera más remedio ya se buscaría un medio para saltarse el impedimento, supongo. Las sentencias hay que acatarlas por convencimiento, porque forman parte del aparato que se encarga de velar por la correcta sanción de aquellos que se saltan la ley. Si empezamos a pensar que hay resoluciones judiciales o leyes (¿quién me va a decir a mí el vino que me puedo tomar antes de coger el coche?), el convencimiento es nulo. Cuando conviene, es que el Estado de Derecho es fuerte. Cuando no conviene, de la que os habéis librado porque no podemos hacer nada. Y ojito con sumarte a una investigación judicial a alguien del PP, que entonces se te considera fascista. Ellos pueden, los demás no.

La guinda del pastel, no podía ser de otro modo, viene de la Iglesia, una guinda rematada desde Génova. Nos cuenta el cardenal Antonio Cañizares que el aborto que propugna, dice, este Gobierno perverso y demoníaco que encabeza Zapatero (ya os lo dije una vez, lo repito ahora: ¡se va a comer a vuestros niños!) es infinitamente peor que los abusos sexuales sobre niños (y añade una autorizada voz religiosa que, vista la política de este Gobierno, lo que habría que hacer es despenalizar la violación). En primer lugar, no sabía que había rangos en los diez mandamientos(confío en que la próxima aclaración que me hagan desde la Iglesia sea si es más grave incumplir aquello de "no robarás" o lo de "no consentirás pensamientos ni deseos impuros". Y en segundo lugar, me gustaría que me explicara el cardenal Cañizares si los abortos practicados con el PP en el Gobierno eran igual de graves que los practicados en los años de Zapatero en La Moncloa, que de eso no suele comentar nada y la Ley del Aborto tienen ya unos cuantos años de vigencia.

En estas llegó Jaime Mayor Oreja, cabeza de lista del PP en esas elecciones al Parlamento Europeo que dicen que se celebran el próximo 7 de junio, y este político popular que tanto alabó a un antepasado suyo por prohibir el euskera en su casa (ellos pueden, los demás no; ¿o hay que recordar el follón lingüístico que ha montado este partido en Cataluña por lo contrario...? A mí es que no me va eso de prohibir o marginar lenguas, sean las que sean, qué le vamos a hacer...), dice que lo que ha hecho es normal, simplemente es "una ordenación" que entiende como lógica, pues "lo raro es que hiciese lo contrario". Es decir, lo raro sería que desde la Iglesia se considerara peor la violación que un aborto. Dice Mayor Oreja que no entiende el escándalo con estas declaraciones. Pues se lo explico yo. Sería bueno que tanto la Iglesia como el propio Mayor Oreja supieran diferenciar lo que es legal de lo que no lo es. El aborto, en los supuestos que dicta la Ley, es legal. Violar niños me da a mí que no. Esa es la polémica, que un destacado líder de quien se supone organiza la fe de la mayoría de los españoles vea mucho más condenable el ejercicio de un derecho que un delito penal. Pero ya sabéis, ellos pueden y el resto no.

jueves, mayo 28, 2009

Enorme

Lo que ha hecho el Barça este año es enorme. No soy del Barça, pero adoro el fútbol. Y cuando se juega de verdad al fútbol, además de engancharme a la televisión por poco que me pueda importar el partido en cuestión, el deporte suele premiar a los valientes. No tiene perdón que un equipo grande no salga a jugar al fútbol de verdad, pero pocos lo hacen. Este Barcelona lo ha hecho. Y el premio que le ha devuelto al fútbol ha sido tan inmenso como merecido: el triplete. Pep Guardiola ha roto tantos mitos equivocados que lo único que puedo hacer es, además de admitir y aceptar que estamos ante el mejor del equipo del mundo en esta temporada, darle las gracias por devolver la ilusión a este deporte. Sé que los madridistas no lo estarán disfrutando, claro, pero esto es cosa de ciclos. Este del Barça es apasionante. Que alguien se atreva a retarle es lo que hará el fútbol todavía más grande la próxima temporada.

Yo ayer quería que ganara el Manchester United, porque es mi equipo de la Premier. Los culés tuvieron suerte de marcar el gol cuando lo hicieron (qué tópico tan cierto ese de la suerte de los campeones), en su primera llegada al área, en su primera jugada hilvanada y después de nueve minutos en los que sufrieron. Pero ahí comenzó un aplastamiento puro y duro. Hay quien piensa que los Diablos Rojos hicieron un mal partido, yo creo que no les dejaron hacerlo mejor. Para cuando Messi marcó el segundo, yo ya me había quitado el sombrero, había asumido que el destino de la Copa era Barcelona y había admitido la clara superioridad de un equipo sobre el otro. Sobre todos los demás. Qué temporada. ¿Que ha tenido suerte? Claro, no se pueden ganar títulos sin ella. ¿Que le han ayudado los árbitros? Sin duda, pero es lo que tiene ser grande y tener el poder federativo. ¿Que todo eso es lo trascendente? En absoluto. Lo trascendente, siempre, es el fútbol. Y el Barça lo ha bordado. Enhorabuena.

miércoles, mayo 27, 2009

Batman, 70 años

Batman cumple 70 años este mes de mayo. Fuera del círculo de aficionados, pocos se han hecho eco de este aniversario, como tampoco difundieron con demasiado entusiasmo la del mismo cumpleaños de Superman, que se produjo el año pasado (yo sí hablé de ello, claro), y es una pena que el mundo del cómic sigue siendo algo tan ignorado por los medios de comunicación. Es una falta de visión y, por qué no decirlo, de cultura (porque la cultura es mucho más que lo que sale en los medios de comunicación, influenciados casi siempre por buenas campañas de marketing de quienes ganan dinero con su distribución), una ausencia de reconocimiento a iconos de la cultura popular del siglo XX (y ya del XXI), no sólo en Estados Unidos, sino en todo el mundo. ¿Quién no ha oído hablar de Batman? ¿Quién no sabría decirnos algunos detalles básicos de su historia o cómo viste? ¿Quién no ha leído un cómic, visto una película o un capítulo de alguna de las series que se han hecho sobre el personaje? Es lo que tienen los iconos, que son reconocibles. E inolvidables.

El debut del héroe fue en el lejanísimo mes de mayo de 1939. Batman apareció por primera vez en el número 27 de una colección llamada Detective Comics que, poco tiempo después, ya estaba dedicada en exclusiva al héroe de Gotham City. No voy a aburriros contándoos la larga y apasionante historia de Batman (ya la he escrito aquí, centrándome sólo en sus aventuras y desventuras en las viñetas, excluyendo sus apariciones en cine y televisión), pero sí tengo que aprovechar ese aniversario para dejar constancia de mi profunda admiración hacia Bob Kane, creador del mito junto a un puñado de guionistas y dibujantes como Bill Finger o Jerry Robinson. Hacia Neal Adams, el hombre que mejor ha sabido dibujar a Batman. Hacia Denny O'Neil, guionista y editor, quizá el profesional que mejor comprendió lo que significa este héroe. Hacia Frank Miller, por reinventar el personaje en las dos historias más imprescindibles, Año Uno y El regreso del Señor de la Noche. O hacia Bruce Timm y Paul Dini, los genios que crearon en forma de dibujos animados la versión más apasionante del héroe.

Batman significa muchas cosas. Para empezar, es el primer superhéroe humano, el primero que construye su identidad heroíca en base a una misión y no por contar con superpoderes que le dan ventaja con respecto a los malos. Siendo un crío, Bruce Wayne vio cómo un criminal asesinaba a sus padres, y esa tragedia le llevó a jurar que convertiría su vida en una lucha contra la injusticia, con el ingenuo y utópico objetivo de que nunca más se produjera un suceso así. Si Superman era la luz, Batman era la oscuridad. Las sombras de una ciudad imaginaria, Gotham City, su mejor aliado. La batseñal en el cielo recordaría a los criminales que alguien les está vigilando. El miedo de los villanos, cobardes y supersticiosos, la mejor arma de Batman. Ya sé que es el argumento que utilizan todos los defensores de Batman, pero es cierto: bajo determinadas circunstancias, todos podríamos ser Batman. Jamás llegaremos del planeta Krypton o seremos mordidos por una araña radioactiva, pero sí podremos llegar al límite nuestro cuerpo y nuestra mente para luchar contra los malos.

Han sido muchos años de historias. Y todas son Batman. No dejéis que nadie os engañe, pero sí que os explique el contexto en que nace cada una de las versiones. Renegad de quien os diga que el Batman de la serie de televisión de los años 60 (el de las onomatopeyas en pantalla) no es Batman. Claro que lo es. Es una versión muy particular, pero es Batman. Como el de Tim Burton o el de Christopher Nolan. Como el de la maravillosa e inigualable serie de animación de los años 90. Como el del cómic de los años 50 que se enfrentaba a alienígenas y seres de otras dimensiones. O como el Batman oscuro y detectivesco que creó Bob Kane, que se recuperó en los 70 y que se convirtió el leyenda en los 80 gracias a Frank Miller. Como todos. Porque todos usan un universo especial, una Gotham fantástica, una galería de villanos inigualable en todo el mundo de ficción (Joker, Catwoman, Ra's Al Ghul, Pingüino, Espantapájaros Enigma, Bane...), unos aliados humanos y admirables (Robin, Batgirl, el comisario Gordon, Alfred el mayordomo...) y un mundo mítico que es una leyenda en la ficción del siglo XX. Porque esa es la riqueza de un personaje inmortal.

lunes, mayo 25, 2009

Fechas para recordar

De vez en cuando le echo un vistazo al calendario de la agenda, no vaya a ser que se me pase alguna fecha señalada. Y alguna se me pasa de todos modos, claro, porque nadie es infalible y yo menos que nadie. Supongo que por eso no me enfada que alguien se olvide de mi cumpleaños, de mi número de telefóno, de mi mail o de mi existencia. Cada uno llega hasta donde puede o quiere, y eso es lo importante. Me acuerde o no de los días especiales de todo el mundo, me gusta el juego de las fechas, el de recordar que hace uno, tres, seis o catorce años se produjo algo especial. Y me gusta felicitar a quien de verdad celebra esos aniversarios cuando sé que hace ilusión recordarlos. La mirada en el presente y en el futuro, sí, pero con el pasado siempre como referencia. Tantas cosas hay ya en el pasado, tanto podemos recordar, de tanto podemos alegrarnos... Y en ese juego de las fechas, me gustan las relaciones que hay entre unas y otras, como una fecha señalada para un amigo conduce a otra que lo es para otro amigo diferente.

Hoy es uno de esos días que no se me pasa, que no quiero que se me pase, el aniversario de boda de una amiga. Cada año bromeo con ella recordándole que, en realidad, el aniversario importante de hoy es el de Star Wars, que se estrenó hace mucho tiempo, en una galaxia muy lejana, el 25 de mayo de 1977. O el de Alien, que llegó a los cines el mismo día pero dos años después. Y por eso debe de ser que decretaron que hoy tenía que ser el Día del Orgullo Friki. Pero como a mí esos días ni me van ni me vienen, no es eso lo que celebro, no. Hoy, de hecho, no se lo he querido recordar. Hoy le he dicho algo que ya le había dicho en otras ocasiones: que de mayor quiero ser como ellos. Si les conociérais, sabríais el porqué. Lo que hoy recuerdo es una boda que se produjo hace siete años y que por primera vez me llevó a hacer un regalo especial, que he intentado repetir con más o menos acierto en el resto de las bodas de amigos a las que he acudido: un periódico sobre esa boda. Me lo pidió ella. Y lo hice con el corazón. ¿Cómo le iba a decir que no si en el fondo soy periodista de corazón?

El 25 de mayo me lleva al 22 de mayo. ¿Por qué? Porque en ese día del año que viene se va a producir otra boda, de otro amigo. Los dos estuvimos presentes en aquella del 25 de mayo, los tres compartimos redacción y recuerdos durante años, y, además, el escenario del enlace venidero va a ser el mismo que el del pasado. Y no puedo dejar de sonreír cuando pienso en el juego de las fechas. El 22 de mayo, ironías del destino y del complejo mundo de la organización de una boda, es también el cumpleaños de la futura novia. Qué curioso poder decirle por teléfono, aprovechando la felicitación, que dentro de un año estará casada. Y qué curiosa será la felicitación del año que viene. Su vida, la de ambos, será diferente a la de ahora. Y feliz, espero. Más feliz todavía, porque eso de la felicidad, sea cual sea la situación de uno, acaba por ser contagioso. Y lo contaré con el mismo regalo especial, que celebrará entonces su octavo aniversario. No sé si existirá el +1 con el que ahora me cuentan, pero lo narraré con alegría en ese periódico que ya va calentando motores.

martes, mayo 19, 2009

La muerte, la respuesta y el canon

Al enterarme de la muerte de Mario Benedetti, lo primero que pensé es que tenía que escribir algo aquí. Pero me di cuenta de que, en realidad, no sé mucho sobre él o sobre su obra, no tenía mucho que aportar a lo que ha dicho gente que sí la conoce. Pensé entonces en hablar sobre cómo afrontamos la muerte de alguien que ha entretenido y hecho feliz a tanta gente durante tantos años. Y así fui entrando en blogs, en vuestros blogs. Vi que todos los que habéis hablado del tema, sin excepción, habéis transcrito una poesía del escritor. Una distinta en cada caso. A veces con algún texto vuestro, a veces con un agradecimiento tan sencillo en apariencia como sentido en el corazón. Y entonces me di cuenta de que, en realidad, he leído más a Benedetti en los dos últimos días que en toda mi vida. Una falta imperdonable, lo sé, pero una falta que tiene una solución sencilla. Así, me fui a la biblioteca a coger un libro de Mario Benedetti. El que fuera, el que me llamara la atención. No debí ser el único en pensarlo, ya que de los 38 volúmenes que hay en mi biblioteca, sólo tenían dos disponibles. Un artículario y un libro de relatos cortos, Con y sin nostalgia. Ese título llama. Y me lo llevo.

Por alguna extraña asociación de ideas, me viene a la cabeza el famoso canon que pagamos por todo lo que se acerque a la cultura. Pienso, no sin cierta malicia, si algún avispado defensor de los derechos intelectuales habrá pensado en cobrar a los blogeros cada vez que quieran rendir un sincero homenaje a un poeta como Benedetti. Y después me dio por pensar si estoy pagando por el volumen viejo, usado y manoseado (¡bendito volumen que por tantas manos ha pasado!) que tengo debajo del brazo. Investigo un poco en Internet y descubro que sí, que las bibliotecas pagan un canon por cada libro que prestan. Después de leer esto, me reafirmo en que el canon es el auténtico cáncer de la cultura, en absoluto una medida para preservar la supervivencia de quienes nos iluminan el rostro, la mente y los sueños, sino una forma ruín de ganar dinero por todas partes. Nos mienten. Y por eso me sumo a este manifiesto. Lo que hay que promover es que la gente tenga motivos para sonreír, para aprender, para descubrir el mundo que le rodea. Que la gente lea. Y en España tenemos un serio problema en este sentido.

Ayer me decía alguien que la triste noticia de la muerte del poeta convertía el día en una ocasión perfecta para reivindicar la alegría. Eso es Mario Benedetti. Eso es la ilusión por la lectura. Eso es la vida. Y eso es algo por lo que merece la pena luchar, sonreír y compartir.

jueves, mayo 14, 2009

Abucheando himnos

Si es que se veía venir. Se veía venir que el himno español en los prolegómenos de una final de la Copa del Rey entre el Athletic y el Barcelona iba a traer cola. Encima, TVE ha animado más todavía este artificial debate con el que ocultamos las cosas que de verdad debieran importar a nuestros excelsos líderes. En el fondo, lo sucedido no deja de ser la eterna polemiquilla que dura día y medio y de la que nadie más volverá a hablar hasta que se produzca un partido con similares rivales y repercusión. En el fondo, no es más que otro suceso que todos sabíamos que iba a suceder y que nadie ha querido evitar, prevenir o paliar antes de que sucediera. Pero es que en el fondo parece que disfrutamos de estas polémicas a todos los niveles. No hay político de renombre que no haya opinado hoy sobre este asunto ni periódico no nacionalista (o nacionalista español) que no se haya rasgado las vestiduras. Pues nada, disfrutemos.

Sabíamos de antemano que colectivos independentistas catalanes y vascos se habían movido para que la pitada en Valencia fuera mayoritaria. Pero preferimos no decirlo muy alto. A posteriori, en cambio, sí hay comentarios en un tono elevado. A mí siempre me ha parecido una falta de respeto silbar a un himno. Yo no soy nacionalista, ni vasco, ni español, ni de barrio. Pero nunca he silbado a un himno, nunca he despreciado a una bandera. Son símbolos que no hacen daño a nadie y que mucha gente siente como propios. ¿Por qué hacer daño a sabiendas? El caso es que se hace y cada uno sabrá sus motivos. ¿Pero qué tiene que decir a esto la Federación Española de Fútbol? ¿No es ella la que organiza el torneo? ¿No es ella la que tendría que velar por su prestigio y por que las buenas maneras presidieran todo su desarrollo? Otro rasgo más de la maestría de su presidente, Ángel María Villar, un mal endémico y parece que perpétuo para el fútbol español.

Visto que nadie quiere poner medidas para que no se den polémicas como ésta, lo único que puedo decir es que, guste o no, se trata ésta de una costumbre muy pero que muy española. Estamos acostumbrados a escuchar pitadas al himno rival cuando juega la selección. No me gusta cuando lo hacen los míos, cuando lo hacen mis contrarios ni cuando lo hacen quienes animan a equipos que ni me van ni me vienen. Yo prefiero el respeto y creo que hay formas mucho mejores de protestar contra cualquier cosa. Ahora bien, y ya sé que pido mucho, un poco de congruencia no vendría mal. Silban el himno, desprecian al Rey... pero bien que celebraban todos la posibilidad de ganar la Copa del Rey, la Copa de España. No estamos ya en una dictadura. Quien no crea en el torneo, en su espíritu o en la persona que le da nombre, es libre de retirarse. O que propongan un cambio de nombre. Que sea la Copa de las Autonomías. O la Copa de España Plurinacional. O la Copa a secas.

En cualquier caso, esto ya lo hemos vivido (sin ir más lejos, en un par de duelos entre Catalunya y Euskadi que se jugaron hace un tiempo), ya sabíamos que iba a suceder y lo sorprendente es que la gente se sorprenda. Por eso, me parece un debate viejo, más o menos animado según los intereses de cada uno en hacer ruido, pero viejo, manido y algo cansino. Un indepdendentista vasco o catalán aprovechará cualquier ocasión para mostrar poco aprecio a los símbolos españoles. Y si se reúnen 45.000, no te digo nada. Por eso, lo interesante y novedoso es lo de Televisión Española. No sé por qué, pero ya sabía antes de que sucediera que el Ente Público no iba a ofrecer en directo ni la llegada del Rey al palco ni el momento en el que sonara el himno nacional. Ni tengo espías en TVE ni soy pitoniso, no. Pero lo sabía y lo dije en casa antes de que comenzara la retransmisión. De hecho, me coloqué con tiempo delante del televisor para ver de qué forma lo hacían. Si iban a publicidad, si ofrecían un plano general con las alineaciones o qué otra artimañana se guardaba en la manga Y lo único que puedo decir es que lo que hicieron me pareció de una torpeza increíble.

Sólo caben dos posibilidades en el origen de lo que al final vimos en la pequeña pantalla: que se diera la orden de ocultar la pitada al Rey y al himno o que no se diera orden alguna. O una o la otra. La primera de las posibilidades me parece triste, porque supone una forma de censura a opiniones legítimas del pueblo (guste o no, existen y forman parte de la realidad), aunque ni TVE ni yo compartamos la idoneidad del modo en que las expresen. Si pitan, se emite. Si no pitan, también. Lo contrario es absurdo, entre otras cosas porque hablamos de una final en la que están acreditados decenas de periodistas que van a contar lo sucedido por mucho que se empeñe TVE en no darlo y que, además, fue retransmitida en directo no sólo por La Primera sino también por los canales autonómicos vasco y catalán. Y queda Internet para la difusión masiva. Cuando algo se va a saber, intentar ocultarlo es la mayor tontería posible. Si no había orden alguna, en cambio, estaríamos simplemente ante una torpeza mayúscula de la realización. Había que conectar con Barcelona y Bilbao y nos quedamos sin tiempo antes.

Me inclino más por la primera posibilidad (aunque no me atrevo a decir de qué nivel de la cadena de mando salió la orden; desde el editor del programa hasta una docena de personas por encima de él pudieron impartir la directriz), y lo hago sobre todo por los detalles de lo sucedido. Primero, por la emisión de ese momento en el descanso del partido (me imagino que después de muchas llamadas telefónicas y alguna que otra bronca dentro de TVE) y con un audio poco veraz (el himno a todo trapo y los silbidos muy, muy, muy por debajo). Segundo, por la en apariencia nada casual conexión con Bilbao y Barcelona en cuanto empezaron a sonar los primeros acordes del himno. Y tercero porque la realización no mostró en ningún momento la salida del palco al Rey. No se quiso mostrar y punto. No sé por orden de quién ni con qué intención, pero esa es la sensación que dio. El director de deportes de TVE, al que han echado, me parece un cabeza de turco, aunque también hay que decir que, desde la óptica de quien diera la supuesta orden, el cabeza de turco más lógico.

Que crea que todo esto parte de una orden no significa que ponga la mano en el fuego por la realización de TVE. Fue caótica, anodina, carente de información y de repeticiones útiles al espectador. En la celebración, cada vez que era necesaria una cámara, se ofrecía otra imagen totalmente distinta. "Enséñanos la camiseta", le decia una de las periodistas de TVE (la misma que basó todas sus entrevistas en dos preguntas que le repitió a casi todos sus entrevistados: "increíble, ¿no?" y "puede ser una semana histórica"; esas preguntas sí que eran increíbles...) a los jugadores del Barça. Y entonces la realización enfocaba a la grada. No vimos repetido el corte de mangas de Touré al público bilbaíno tras su gol. No vimos repetidos lances del juego importantes. Esto del fútbol gratis (ah, no, que fútbol gratis es sólo el de La Sexta, para lo demás no tenemos calificativo...) está matando la calidad de las retransmisiones. Sólo Canal + sabe realizar un partido, sólo ahí nos enteramos de todo lo que sucede sobre el césped. Pero es de pago, claro...

miércoles, mayo 13, 2009

Cuando se pierde el respeto, se acaba la conversación

Empiezo a pensar si procede ya entonar un requiem por la política española. La situación actual es para llorar y el Debate sobre el estado de la Nación lo confirma. En primer lugar, porque parece que no había muchos políticos en él dispuestos a debatir con seriedad sobre el asunto del debate, "el estado de la Nación". En segundo lugar, porque parece que la mente de algunos estaba más en hacerse fotos en los leones del Congreso de los Diputados con la camiseta, bufanda y bandera de su equipo de fútbol horas antes de la final de la Copa del Rey, que en escuchar lo que se decía en el hemiciclo. En tercer lugar, porque vivimos atrapados en un modelo parlamentario en el que nadie parece creer. Si no, ¿cómo se explica que nadie siga las intervenciones de los partidos mayoritarios y se abandone masivamente el hemiciclo tras el cara a cara entre el presidente del Gobierno y el líder de la oposición? Y en cuarto lugar, porque cuando se pierde el respeto la conversación deja de merecer la pena.

Como las tres primeras percepciones ya encuentran un reflejo más o menos desarrollado en los medios de comunicación, me voy a centrar en el cuarto punto, del que apenas se ha hablado hoy. Llevo mucho tiempo diciendo que Rajoy ha sido para mí una gran decepción. Cuando Aznar hizo su elección a dedo del sucesor, y aunque ya le conocía de su paso por diferentes ministerios, esperaba un tipo decente, un orador competente y un político al menos responsable. Y no lo ha sido. Por eso, cinco años después de que asumiera el mando del PP, lo mejor que puedo decir de él, lo más amable, es que me ha decepcionado. Ayer le escuché en el Congreso un par de perlas (más) que, desde mi humilde punto de vista, le invalidan para actuar en representación de diez millones de personas, las que en las pasadas elecciones generales depositaron en las urnas la papeleta del PP. Insisto en lo que decía antes: cuando se pierde el respeto por tu interlocutor y por las personas que representa, se acaba la conversación. Si no, es la ley de la selva, y que gane el que diga la mayor animalada del mundo.

Al poco de iniciar su primera intervención en el Congreso, pasadas las cuatro de la tarde, Rajoy contestó a algún grito que le lanzaron desde las bancadas socialistas (curioso comportamiento el de sus señorías, por cierto; ¿alguien ha pensado en realizar los debates a puerta cerrada, sin parlamentarios, sólo con los portavoces...?) asegurando que a esos mismos socialistas "no les importa que haya cuatro millones de parados". En los últimos años hemos visto que desde el PP primero se quisieron apropiar de la Constitución. Después de las víctimas del terrorismo y la lucha contra ETA. Después, directamente y sin rodeos, de España, de su idea y de su unidad. Ahora, los cuatro millones de parados son suyos. El debate me confirmó que si Zapatero sólo puede tener razón en una cosa es esta: el PP trabaja para servirse de la crisis, y no tanto para resolverla. Si no es con esta premisa, no se puede explicar que alguien quiera apropiarse así de la defensa en exclusiva de los parados. Los parados son de todos y todos debemos trabajar para frenar el aumento de su número. Lo demás son estupideces. Me cansa ver las sonrisitas de algunos a cada dato económico negativo. Me cansa. Y por eso le doy la razón a Zapatero en esto.

Mi asombro con esta afirmación del líder del PP fue grande, porque no la esperaba ni en este ambiente ni en esta cita, pero se quedó pequeño con lo que sucedió a continuación. Cuando Rajoy se puso a hablar del plan anti-crisis de su partido, se montó un pequeño revuelo en el hemiciclo. "¡Pero si ustedes no saben leer!", dijo Rajoy en dirección a los socialistas, me imagino que contestando a alguien que le pidió que le diera por escrito sus propuestas para hacer frente a la actual situación económica. "¡Qué gente!", añadió después Rajoy mientras se partía de la risa y miraba a los suyos, cual niño travieso que busca la complicidad de sus amigos cuando ha hecho alguna trastada. Aquello de que no insulta quien quiere sino quien puede es totalmente cierto. Yo no me di por aludido ante la barbaridad que el líder de la oposición soltó en la casa de la soberanía popular, la acusación más estúpida, gratuita y banal que jamás he oído ahí. Pero fue una falta de respeto inmensa hacia los diputados socialistas y hacia quienes les hemos votado. Así lo entendí y así lo juzgo.

Zapatero ha cometido numerosos errores en la gestión de esta crisis y en su acción de gobierno. Algunas de las propuestas que hizo en el debate me gustaron (en especial me gustó su explicación sobre lsa efectos que tuvo la gestión del PP en materia inmobiliaria, nunca había oído a alguien con responsabilidad política explicarlo así y se lo agradezco), otras no tanto. Ojalá la política española llegara a un escenario en el que se evaluara con más detenimiento eso y no otra cosa. Pero para eso hace falta una oposición seria y rigurosa, capaz de sentarse a buscar consensos en materias fundamentales para la buena marcha del Estado y cuyas críticas sean sensatas y, sobre todo respetuosas. Si hasta la prensa de derechas reconoce que el presidente del Gobierno ha salido vivo de un Debate sobre el estado de la Nación que se produce en medio de una crisis económica y con cuatro millones de parados, es que el líder de la oposición no fue capaz ni de hacerle sombra. Ni de llegarle a la altura de los zapatos.

Tengo claro es que no se puede debatir con quien descalifica de una forma tan gratuita. Es más, creo que José Bono perdió una ocasión espléndida de llamar al orden a Mariano Rajoy. Probablemente no se atrevió porque sabe que eso, de haberse producido, habría centrado toda la atención mediática de lo sucedido ayer en el Debate. Habría sido un detalle probablemente histórico y sin precedentes en un debate como éste. Pero debió hacerlo. Estoy cansado del todo vale. Incluso con una política de tan bajo nivel como la que tenemos hoy en día, todo no puede valer. Y que el líder de la oposición se plante en el Congreso para insultar a unos cientos de diputados tendría que formar parte de esa categoría. ¿El Debate? ¿De verdad alguien quiere hablar de lo que pasó en el Debate...? ¿No...? Pues nada, vámonos a ver la final de la Copa del Rey, que Nadal ya ha ganado fácil en su debut en Madrid...

lunes, mayo 11, 2009

Muertes en directo

El otro día debatíamos sobre el futuro de la televisión a través de los realisties que inundan las parrillas. Visto que el objetivo parece ser humillar al personal que desfila por los programas o generar audiencia a través del morbo, me mostré convencido de que el siguiente paso a dar es una muerte en directo. Ahora veo el vídeo en el que Josué Estébanez de las Heras apuñala a Carlos Palomino. Es el vídeo que grabaron las cámaras del Metro de Madrid de un asesinato cometido el 11 de noviembre de 2007. El vídeo es esencial para el proceso judicial. ¿También para el resto de los mortales? Es difícil pronunciarse. Yo me habría conformado con ver el inicio y el final, sin llegar a reproducir nunca el momento de la puñalada mortal. A mí no me aporta nada, salvo constatar la sangre fría que se puede llegar a tener para sesgar una vida. Algo terrorífico, por cierto.

Como espectador me desagrada ver algo así, aunque estoy convencido de que habrá gente que tenga cierta necesidad de ver esas imágenes para tener la certeza de que los hechos ocurrieron así. Como periodista no llego a encontrarle sentido, aunque es obvio decir que todos los medios lo han reproducido y no han visto nada que deban omitir. Y la parte que más me preocupa es la de quienes conocen tanto al imputado por este asesinato como a la víctima. En este caso, ha hablado la madre del chaval que perdió la vida aquel día y aunque cree que es necesario que el vídeo tenga difusión, dice dos cosas muy a tener en cuenta. Primero, que ella no lo quiere ver. Y segundo, que los amigos del asesinado lo están pasando fatal tras salir a la luz pública. Muchas veces parece que eso no llega al debate interno de los medios de comunicación cuando se enfrentan a la decisión de publicar material tan sensible como éste. Yo, insisto, no lo hubiera publicado íntegro.

Tanto la conversación entre amigos como este caso me han recordado otro. En enero de 2001, un testigo murió durante el juicio por el asesinato de Lasa y Zabala, uno de los crímenes de los GAL. Aquel día, no hubo tiempo ni para el debate. Las imágenes se emitieron sin pudor alguno. Se vio la secuencia íntegra, cómo al comisario Jesús García García se le iba escapando la vida entre los dedos, con la mirada perdida, con el rostro desencajado, con mucho sufrimiento. Todos los informativos emitieron el vídeo a mediodía. Algunos tuvieron el pudor de difuminar el rostro del fallecido ya por la noche. Y al día siguiente más de un periódico decidió publicar una secuencia de fotos que dejaba bien a las claras lo que había sucedido. No se mostró respeto alguno por la víctima o por sus familiares y amigos. Porque, insisto, si ya me parece desagradable ver algo así sin conocer al sujeto en cuestión, no quiero ni imaginarme que fuera mi padre, mi hermano, mi hijo o mi amigo.

A diferncia de lo que ha sucedido ahora con el vídeo de la muerte de Carlos Palomino, que se ha acogido sin polémica, sin debate y sin crítica alguna a los medios de comunicación, en aquella ocasión sí se montó revuelo en torno a la difusión de las imágenes de Jesús García. ¿Tanto nos hemos acostumbrado a ver imágenes así que ya las aceptamos sin reservas y sin debate? ¿Tanto ha cambiado la sensibilidad del espectador en apenas ocho años? ¿Estamos dispuestos a ver en la televisión todo lo que nos echen a la cara? Si uno se acuerda del reciente caso de Jade Goody, las respuestas a estas preguntas parecen más que claras. Lo dicho, cada día que pasa estoy más convencido de que el siguiente paso es ver una muerte en directo, con una impecable puesta en escena y con muchas cámaras grabando desde diferentes ángulos. Incluso con una cámara superlenta. Todo sea por no perder detalle.

viernes, mayo 08, 2009

Goles de último segundo

Con el gol de Iniesta ante el Chelsea en el minuto 93, un gol que al Barça le ha supuesto la clasificación para la final de la Champions League (y que yo celebré porque la propuesta del Chelsea me pareció rastrera, pedestre y lamentable), me ha dado por recordar esos tantos que, en el último suspiro, han cambiado para siempre la Historia del fútbol. Así a bote pronto me salen cuatro que recuerdo con muchísimo cariño. Uno valió una Liga, otro una Champions, otro una Recopa y el último... bueno, el último no sirvió para ganar nada, pero cómo me acuerdo de ese gol.



El primero tenía que ser éste. Temporada 80-81, la (mi) Real Sociedad se jugaba el título de Liga contra el Real Madrid y le bastaba lograr un empate en la última jornada, en Gijón ante el Sporting. Los madridistas ganaron cómodamente, 1-3, en Valladolid. La Real se adelantó pronto, al anotar Kortabarria un claro penalti cometido sobre López Ufarte. Pero el Sporting marcó en el último minuto de la primera parte y en el primero de la segunda, por medio de Mesa en ambas ocasiones. 2-1. Y con un campo lleno de barro, la Real intentó lograr el empate que le daba el título. Y el empate llegó en esta jugada, en el minuto 44 y medio. Górriz intenta disparar y le sale un tiro mordido, el barro frena el balón y cae a los pies de Zamora. Y Zamora marca. Y convierte a la Real en el más grande de los pequeños y en el más pequeño de los grandes. Y a los realistas en los seguidores más felices y orgullosos del mundo del fútbol. Me hubiera gustado poner un vídeo con la narración original de Joxean Alkorta, que pone la piel de gallina a cualquier por el sentimiento que encierra su grito, pero no lo he encontrado. A mí me emociona igual por lo que supuso: la primera Liga de la casi centenaria Historia de la Real.



Nos vamos a 1999. Final de la Champions League. Se juega en Barcelona. Manchester United y Bayern de Munich miden sus fuerzas. El partido es de claro dominio alemán y el gol que marca el Bayern hace justicia a lo que se está viendo sobre el césped, un partido en todo caso de poco fútbol. Pero llega el último minuto del partido y los ingleses fuerzan un corner. Sus seguidores lo celebran como si hubieran marcado ya el gol, así de hermoso es el fútbol en las islas. Schmeichel, portero del United, sube a rematar porque apenas queda tiempo para nada más. El balón va de un lado a otro del área. Cae en los pies de Teddy Sheringham. Y lo mete, empatando la final en el último suspiro. ¿El último? Al Manchester todavía le quedó tiempo para forzar otro corner. Estábamos en el descuento. Los seguidores de los Diablos Rojos lo vuelven a celebrar como si fuera un gol. Y sólo unos segundos después pueden celebrarlo como tal. Solskjaer marca el segundo. Lo canté como loco durante 30 segundos. Después abrí los ojos y vi a los jugadores alemanes destrozados, con Colina (creo que el único árbitro que he respetado nunca de verdad por ser un deportista) intentado levantarles del suelo. Qué putada, pensé. Pero esta vez el fútbol sonrió a los míos. Y me recordó lo grande que es este deporte.



Saltamos a 1995. El Zaragoza, con un grandísimo equipo, llega a la final de la Recopa, que le enfrentó al Arsenal. Con la camiseta blanca de los maños estaban Cedrún, Esnaider, Pardeza, Higuera, Aragón, Belsué... y Nayim. El partido llegó a la prórroga, a pesar de que Esnaider había adelantado al Zaragoza en la primera parte con un golazo de Esnaider. ¿Golazo? Todavía no habíamos visto nada. Cuando el reloj llegaba ya al minuto 30 de la segunda mitad de la prórroga y los penaltis parecían inevitables, ocurrió lo que aparece en el vídeo. Nayim pegó un zambombazo desde casi el centro del campo, con una parábola altísima que cayó como una bomba sobre la portería de David Seaman. El portero inglés debió de quedarse tan sorprendido como el mundo entero. Como yo mismo, que todavía me recuerdo diciendo "¿pero qué hace...?". La Recopa se fue a la capital aragonesa en la última acción del partido. Y yo, entusiasmado con el juego de aquel Zaragoza aquella temporada, no podía dejar de cantar el gol en el que yo no creí y Nayim sí.



Año 2000, Eurocopa de naciones. España, a lo suyo de entonces. Es decir, sudar la gota gorda para pasar la fase de grupos y caer en cuartos de final. Había que ganar a Yugoslavia en el último partido de la primera fase para clasificarnos. Y como somos (¿éramos?) así, llegamos al minuto 92 perdiendo 2-3. Mendieta empata el partido de penalti en el minuto 93 y ni siquiera corre a por el balón para que la locura se pueda convertir en realidad. Le pegué tal grito que la televisión tembló (nadie se dio cuenta de todos modos, porque estábamos en la oficina viéndolo -¿alguien trabaja cuando juega la selección en una Eurocopa o Mundial a media tarde...?- y mis gritos se confundían entre otros muchos). Balón al centro del campo, sacamos, colgamos al área, rebote, Guardiola la recoge en el centro del campo, cuelga al área, peina Urzaiz... y Alfonso nos hizo felices. Y eso que sólo habíamos logrado pasar a cuartos, pero después brindamos con cava. Con qué poco éramos felices antes de que España ganara la Eurocopa el verano pasado, ¿verdad...? El vídeo también demuestra la cantidad de tontadas que puede hacer uno cuando se siente feliz.

martes, mayo 05, 2009

Verdades sobre la piratería y los derechos de autor

Hoy es uno de esos días que tienen que abrir los ojos a quienes hablan de piratería, descargas en Internet, derechos de autor, compensación a los autores y todas esas cosas. Hoy uno abre los periódicos y se encuentra dos noticias sobre todo este asunto. Dos verdades que destapan muchas mentiras. Y sonrío al leerlas, ya lo creo que sonrío (en el segundo caso después de superar el asombro por la miseria moral que comporta), porque con estas noticias es como se descubre toda la falacia que rodea algunos discursos. Porque ni las descargas de Internet van a arruinar a la industria del entretenimiento ni el pago de un canon salvaguarda los intereses de los autores.

Primera verdad. Resulta que Lobezno ha recaudado nada menos que 120 millones de euros en todo el mundo en su primer fin de semana de estreno. Pero la noticia no está ahí, no. Eso era más o menos lo esperado, pues es el título con el que Hollywood daba el pistoletazo de salida al verano cinematográfico, periodo de tiempo en el que estrena las grandes superproducciones con las que pretende reventar las taquillas en todo el mundo. La noticia está en que desde hace un mes circula por Internet una copia de la película, un borrador prácticamente acabado, con una calidad de imagen y sonido magnífica. Es decir, que quien hubiera querido ver la película, la habría visto antes de su estreno y sin necesidad de pagar el altísimo precio de una entrada de cine. Pero, a pesar de eso, la gente ha ido al cine en masa.

Moraleja de este asunto, que es mentira todo lo que nos cuentan. Que la gente no deja de ir al cine por tener la posibilidad de ver la película en su casa recién descargadita de Internet. Que si la película interesa, la gente va al cine. Yo me bajé la película, sí, pero no la vi hasta después de pasar por la taquilla y sentarme en una butaca ante una pantalla grande. Lo que la gente se baja de Internet, es más, provoca el efecto contrario por mucho que intenten negarlo quienes viven de las subvenciones: si alguien la ha visto antes y le ha gustado, seguro que ha pagado la entrada aunque antes no pensara hacerlo. Cuando uno escucha una canción gracias a Internet, puede acabar comprándose el disco (y hay estudios que revelan una relación entre ambas cosas). Cuando uno ve una película o una serie en los formatos disponibles en la red, puede acabar comprándose el DVD. Lobezno lo ha demostrado. Pero no se enteran. Es mejor seguir chupando del bote.

La segunda noticia me produce más asco que cualquiera otra cosa. Resulta que la SGAE se empecinó en cobrar el 10 por ciento que le corresponde legalmente por un concierto que David Bisbal ofreció desinteresadamente para ayudar en la curación de un chavalín de cinco años que padece una enfermedad gravísima. Pocas horas después, la SGAE ha rectificado y ha anunciado que devolverá los 5.000 euros que quería escamotear a la lucha por la vida de un niño pequeño. La misería moral de este comportamiento es lo más deleznable de este caso, porque se me revuelven las entrañas de pensar en que unos miserables quieran cobrar su cuota de un concierto pensado para recaudar un dinero que debe servir para ayudar a salvar una vida.

La SGAE no vela por los intereses de los autores. Lo que la hace la SGAE es encabezar una lucha por conseguir dinero a cualquier precio. Dice la SGAE que lo que ha hecho en este caso es legal. Claro que lo es, forma parte de una ley injusta y que desde hace tiempo encuentra un fuerte rechazo social y en la red. Pero incluso las leyes injustas necesitan contar con actitudes personales indignas para encontrar su reflejo en la realidad. Y exactamente eso es lo que ha pasado aquí. Yo no habría sido capaz de dirigirme a la familia de este chavalín y pedirle ese dinero, insistemente y ofreciendo soluciones con el único propósito de recaudar. Pero por lo visto hay gente que sí es capaz. De este caso nos hemos enterado, pero ¿cuántos habrá por ahí similares sin que lleguemos a tener conocimiento? ¿Así defienden la cultura?

Presidente, ministra, haced el favor de tomar nota de estos casos. Porque ésta es la realidad y no lo que algunos dicen.

domingo, mayo 03, 2009

Asaltador de sueños

Podría hablar de lo cabreado que estoy con la alarma mediática que se ha generado con lo de la gripe procina-nueva-A-comosellame y que no acabo de entender. Podría hablar de la cantidad de chorradas previas que he escuchado en torno al Madrid-Barça de ayer y que demuestran que la prensa está gobernada por hooligans. Podría despotricar contra cierto ex presidente del Gobierno que dice que tiene soluciones para todo, incluso para lo que no tiene solución alguna. Podría pensar que ha pasado el 1 de mayo sin que, otro año más, sepa qué se celebra exactamente. Pero como todo esto me va a poner de mala leche, me quedo con un meme con el que me ha premiado Key a través de El Blog de Art Bandeley, toda una sorpresa que acepto encantado.
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NORMAS:
1. Echarle imaginación.
2. todas las situaciones son ficticias, pero debes responder con respuestas reales.
3. Debes ubicarte en la situación para responder.
4. Puedes agregar más situaciones pero no borrar las que ya están.
5. Transfiere el meme a 5 bloggers más.
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Y ahí van las preguntas...
1. A pocos segundos de finalizar el juego, le has dado la victoria a tu equipo con una magnífica anotación. ¿Qué deporte es? ¿En qué equipo juegas? ¿Que número llevas en tu camiseta?
Por fuerza tiene que ser fútbol, pero yo no marco el gol decisivo, no, yo paro el balón que iba a privarnos de la victoria cuando no queda tiempo para nada. Juego, obviamente, en la Real Sociedad y el número de mi camiseta es el 1 (es lo que tiene crecer con Arconada bajo palos...). En la vida real, he pasado por esa situación (aunque no con la Real, claro) jugando a fútbol sala. Con el tiempo cumplido paré un doble penalti que era el empate. Y yo más ancho que largo...
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2. ¡Te han elegido para cantar una canción en Viña del Mar! ¿Qué canción cantarías?
Esto de sueño tiene poco, más bien de pesadilla, puesto que mis dotes musicales son inexistentes y directamente proporcionales a mis ganas de convertirme en cantante... Ya puestos, que elija el público la canción, que si es un festival son ellos los que mandan, ¿no...?
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3. Estás nuevamente en un escenario pero ahora ¡tocas con una banda! ¿Qué banda es? ¿Qué canción tocan? ¿Qué instrumento tocas?
Más de lo anterior, me temo... Pero como habrá que decir algo, yo creo que tendría que formar parte de una banda mítica, unos Rolling Stones o algo así, y ser ese componente del que apenas nadie habla, del que toca la guitarra ahí atrás sin que nadie repare en él hasta que le toca hacer un solo... Siempre he querido tocar la guitarra, pero habiendo recibido algunas lecciones muy, muy, muy, pero que muy básicas, hay que asumir cuando uno no tiene capacidad alguna para hacerlo...
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4. Te falta una palabra para completar un crucigrama pero no la escribirás porque es la palabra que más odias. ¿Qué palabra es?
Trabajando como he trabajado con las palabras, lo llevaría muy crudo si tratara de evitar alguna. Además, creo que podrían más mis ganas de acabar el crucigrama que el odio que pudiera tener a palabra alguna. Odiar no, pero no soporto el mal uso de "presunto", ya lo he comentado alguna vez.
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5. ¡Acabas de ganar un Oscar por tu actuación! ¿En qué película actuabas? ¿Cuál era tu personaje? ¿A quién le dedicas el premio? La Academia siempre ha odiado el cine fantástico y de ciencia ficción, así que es difícil que me den el Oscar por el papel de mi vida... Porque quien me conoce ya sabe que "soy un Jedi, como mi padre antes que yo". Pero como siempre acaban compensando, acabé ganando el de mejor actor secundario por dar vida a Malone en Los intocables de Eliot Ness. Mira que pensaron en Sean Connery para el papel, pero yo soy mucho mejor que él. Además, el escocés ya se lo pasó pipa con decenas de chicas Bond a su alrededor, así que no tiene nada de qué quejarse...
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6. Función sorpresa. Se apagan las luces y en la pantalla aparece esa escena que más te gusta del cine. ¿Qué película es? ¿Cuál es la escena?
E.T. volando con Elliot en su bicicleta con la luna de fondo. Creo que pocas cosas me han hecho más felices que el recuerdo de haber visto esta película en el cine en el lejano 1982 en que se estrenó y 20 años después en su reestreno. En la primera era un niño, en la segunda me sentí de nuevo como si lo fuera. Y eso no tiene precio.
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7. Es fin de semana, enciendes la TV y para sorpresa tuya han vuelto a programar un programa que te gustaba mucho en tu infancia. ¿Cuál es esa serie?
Dragones y Mazmorras. Siempre será la mejor serie de animación de la Historia, la que más me entretuvo, la que más disparó mi imaginación, la que (a pesar de lo breve que fue) más tiempo me divirtió. Y como las televisiones se han olvidado de que todos los que tenemos o rozan la treintena crecieron viendo dibujos animados en la tele por las tardes, nos queda el DVD. Y Dragones y Mazmorras, obviamente, está en mi colección. Mis hijos (si algún día llega esa eventualidad) y seguro todos mis sobrinos postizos tendrán que pasar por la experiencia de ver esa serie...
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8. Encuentras un paquete a la puerta de tu casa, la tarjeta dice que es para ti. Lo abres y es justo lo que deseas en estos momentos ¿Qué es?
Lo que deseo de verdad no se puede meter en una caja, lo siento... De hecho, ninguna de las dos cosas que deseo... Pero si alguien quiere regalarme algo de esta forma, que no se corte, que los regalos siempre son bienvenidos y mucho más cuando han escaseado en las ocasiones señaladas...
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9. No pudiste resistir y te comiste todo el pastel que guardábamos en la nevera. ¿De qué sabor era?
Imagináos a Homer Simpson babeando y diciendo "chocolaaaaaaaate". Pues algo así soy yo... Pero yo comparto, no soy capaz de comerme todo un pastel y no dejar nada para los demás...
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10. Las Horas del Olimpo te han elegido para que borres un personaje de la historia. ¿Cuál borrarás?
¿Sólo uno...? Pues las Horas del Olimpo me ponen en un serio aprieto, porque a veces uno tiene la impresión de que demasiada gente no tiene cabida en este mundo... Me sale lo fácil, algún genocida lunático como Hitler o algo así... Pero después de ver en Regreso al futuro lo peligrosas que son las superparadojas temporales, no sé yo si me atrevería a borrar a alguien del pasado...
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11. No conformes, las Horas del Olimpo te piden que intercambies papeles con un personaje histórico. ¿Con quién intercambiarás papeles?
Aquí no hay duda posible: Yuri Gagarin. Eso de ser el primer hombre que salió al espacio exterior, ver por primera vez la Tierra desde fuera, sentir el universo a tu alrededor sin que nada rompa el encanto del momento, es demasiado bonito como para resistirse...
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12. Encontramos una foto del momento más alegre en tu vida hasta este día. ¿Recuerdas cuál es? Todavía no han hecho esa foto, así que no la puedo recordar...
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13. También encontramos una foto del momento más vergonzoso en tu vida hasta este día. ¿Recuerdas cuál es?
Pues tengo que decir que no, que no lo recuerdo... No creo que haya un momento que recuerde como el más vergonzoso de mi vida... Quizá cuando, siendo crío, una profesora me dijo en el colegio, después de aprobarme un examen por los pelos, que me parecía poco a mi hermano (que sacaba mejores notas que yo, claro), quizá cuando nos cazaron en una guerra de tizas en el instituto y nos echaron la bronca... No sé, de verdad que no sé...
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14. ¡Felicidades! Has sido elegido para un viaje al planeta Marte. Lleva contigo cinco cosas personales y cinco cosas que representen a tu país. ¿Qué llevaras?
Esto sí que es complicado... Como en mi país (España; lo escribo para no recibir la misma acusación que en su día escuchó Zapatero: no atreverse a pronunciar "España") andamos más a la gresca que otra cosa, cinco cosas que nos representen en conjunto son muchas. Y casi que no me salen más que nombres de deportistas... Me llevo una camiseta de la selección española y una pelota de tenis firmada por Rafa Nadal. Me puedo llevar unos cuantos txuletones para que en Marte sepan lo que es comer. Una guitarra española, aunque no la sepa tocar. Y porque sin el tópico no somos nadie, me llevo un capote.
Y cinco cosas personales... Mi reloj (siempre llevo reloj fuera de casa, y siempre y hasta que se rompa llevará el escudo de la Real), mi ordenador (mejor uno nuevo, que el mío ya tiene mucho recorrido y está ya cansadito...; supongo que en Marte hay ADSL, ¿no?), mis DVDs y un reproductor (aunque asumo que es trampa considerar una cosa una colección de más de 800 discos, pero bueno...), mi casco de Darth Vader (que le tengo cariño por mi parte friki y por el recuerdo de la época y las personas que me lo regalaron) y una piedra de la suerte que llevo conmigo desde hace unos cuantos años (suerte lo que es suerte, tampoco es que me traiga mucha, ni creo demasiado en estas cosas, pero...).
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15. Has vuelto a nacer y puedes elegir tu primer palabra! ¿Cuál será?
"Hola". Educación ante todo...
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16. ¡Te van a fusilar por ese defecto que no puedes corregir! ¿Cuál es?
Yo creo que al final me fusilarán por las consecuencias que acarreará en mi vida pensar que la Real va a ganar cualquier partido que juegue... Puede ser que falle una quiniela de quince por eso, que haya hecho alguna apuesta brutal y por descontado la pierda, o porque alguien se canse de mi eterno optimismo que año tras año, jornada tras jornada y palo tras palo me demuestra que lo mío es grave... Aunque, en realidad, lo mismo me fusilan por mi cabezonería...
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17. ¡¡¡Ganaste la Lotería!!! ¿Qué es lo primero que harías o comprarías?
Pensando a lo grande, busco vivienda, que ya es hora. Nada demasiado exagerado, no me van las grandes mansiones, pero sí que llegue a los tres dígitos de metros útiles y con una terraza imponente que permita hacer cenitas al aire libre. Pensando a lo pequeño (no tan pequeño en realidad, pero bueno...), hace tiempo que le advertí al dueño de la tienda de cómics que frecuento que me fuera empaquetando todo un estante para cuando tuviera dinero...
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18. Puedes escoger CUALQUIER marca y Modelo de automóvil que quieras. ¿Tú escoges cuál?
Partimos de una base que resta toda verosimilitud a la pregunta: no tengo carnet de conducir, no me apasiona el coche como pasajero y descarto por completo la idea de ponerme al volante (a pesar de que ya he recibido alguna oferta para pagarme la autoescuela, dado que no bebo alcohol y así podría ser muy útil a mis amigos...). Pero si me ponen delante el Batmóvil de la película de Tim Burton o un Delorean volador, lo mismo me lo pienso y todo...
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Me temo que no he agregado ninguna situación más y que me voy a saltar por completo el punto cinco de las normas. Vamos, que no paso el meme a nadie, sentíos todos los que pasáis por aquí libres de hacerlo, que ya sabéis que estaré encantado de leer vuestras respuestas si decidís hacerlo...