sábado, febrero 21, 2009

¿Justicia...?

Justicia. Así la llaman, pero cada vez es menos justa. Porque en España tenemos pendiente un debate muy serio sobre la Justicia, pero no lo vemos por ningún lado. Es un debate en el que nadie ha querido entrar desde que inauguramos el periodo democrático. No sé muy bien por qué, pero es la administración que más problemas arrastra y causa. Es la administración tecnológicamente más atrasada de largo. Es la que más quejas provoca en los ciudadanos. Es la que más aparece en los medios de comunicación por motivos lamentables. Y para colmo se llama Justicia...

La huelga se jueces que se ha vivido esta semana forma parte del esperpento patrio que tanto nos gusta. Un poder del Estado en huelga. Inconcebible a todas luces en su planteamiento (como una huelga de diputados o, ya puestos, del Rey...) y absurdo, desde mi punto de vista, por el momento escogido. Muchas de las reivindicaciones que planteaban los jueces están ahora mismo sobre la mesa de diálogo. La huelga es un último recurso ante el bloqueo de un proceso, no un instrumento de la negociación. Como siempre, el perjudicado es el ciudadano. Si la Justicia ya es lenta de por sí, el trastorno que le han hecho a tantísima gente es incalculable. Y lo único que parecen haber conseguido es que se acumulen aún más expedientes en sus mesas. Expedientes que uno supone que tendrán que resolver algún día.

El Consejo General del Poder Judicial se me antoja, cada vez, un organo prescindible. O, al menos, un órgano que tiene que ser revisado desde los cimientos. Me parece inconcebible que el Consejo no tenga previsto hacer absolutamente nada ante una huelga que, según los más optimistas, ha seguido el 60 por ciento de los jueces. Si el propio Consejo no sabe o no tiene decidido si los jueces huelguistas tienen que ser sancionados, ¿cómo vamos a tenerlo claro los demás? La postura es que no hay postura. Y así no se puede ir por la vida cuando uno tiene la responsabilidad de vigilar a uno de los poderes del Estado. El Consejo (o sus miembros, que hay que precisar responsabilidades...) se perjudicó a su mismo con sus pretensiones políticas de la pasada legislatura (sin atender sus propios problemas y metiéndose en los de los demás, como el Estatuto de Cataluña). Entonces se reclamó una desvinculación real del poder político. Y ahora, visto lo visto, ya no sé si sería mejor un mayor control.

La imagen de un juzgado, de cualquier juzgado, plagado de carpetas apiladas en cualquier sitio es descorazonadora. Nadie, absolutamente nadie, ha movido un dedo para que la Justicia se informatice, para que se facilite el trabajo de los funcionarios y de los propios jueces. Sólo ha habido parches y promesas incumplidas , y así es muy difícil que funcione nada. Y aquí entran en juego dos administraciones, la central y la autonómica(en Madrid, por ejemplo, desde hace ya muchos meses, en los Juzgados de Plaza Castilla hay un gran cartel que exige a Esperanza Aguirre que cumpla los compromisos adquiridos). Se puede decir claramente que la sucesión de políticos que han cogido la cartera de ministro han fracasado. No sé muy bien desde cuándo, pero sin duda podríamos hablar de las etapas de gobierno de Aznar y Zapatero. Margarita Mariscal de Gante, Ángel Acebes, José María Michavila, Juan Fernando López Aguilar y Mariano Fernández Bermejo. Alguno ha hecho más cosas que otros, pero ninguno ha sido capaz de modernizar la Justicia. Ni con pactos ni sin ellos.

La ligereza con la que algunos hablan de los jueces tampoco contribuye a la mejoría de la Justicia. Y da la sensación de que los medios de comunicación han excedido con mucho su función. Casos hay muchos, pero la famosa cacería en la que coincidieron Garzón y Bermejo es el mejor ejemplo. ¿Por qué hay tanto valiente que se atreve a insinuar que hubo una connivencia entre juez y ministro para lanzar la operación judicial contra la trama de corrupción que está afectando muy seriamente al PP y, sin embargo, nadie se atreve a decirlo claramente? La pregunta tiene fácil respuesta: se pretende influir de forma decisiva en la opinión pública pero protegiéndose de una denuncia que sin duda ganaría Garzón. Se le está acusando de prevaricar sin hacerlo. Se tira la piedra, se esconde la mano. La justa, necesaria y legítima crítica a la función de los jueces no es eso. Tampoco criticar a un juez cuando actúa contra los corruptos de un partido y aplaudirle cuando lo hace contra los corruptos del otro. Eso es ruín.

Y llegamos a la figura de Bermejo. No salgo de mi asombro cuando escucho peticiones de dimisión por la cacería. Más asombrado estoy cuando leo que ese asunto, la cacería, ha hecho que Zapatero pierda su confianza en él. Nadie pide que dimita porque la administración de Justicia sea un caos, pero sí porque un ministro y un juez coincidan en una cacería con otras 40 personas. No me parece ni justo ni sensato que el futuro de un ministro se juegue en sus horas de ocio, que se le juzgue por su privacidad en lugar de por su trabajo, o por la "oportunidad" de sus actividades. ¿Que no sabe hacer bien su trabajo? Perfecto, que se le cese y se nombre a otro. Pero esta forma de actuar me parece perversa y muy perjudicial para todos. Para el Gobierno, porque pierde credibilidad. Para la oposición, porque confirma que las operaciones de acoso y derribo por temas triviales funciona. Para la gente, que no sabe muy bien por qué se cesa a un ministro. Y para la Justicia. Porque cada vez es menos justa en demasiados aspectos.

13 comentarios:

Anónimo dijo...
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Juan Rodríguez Millán dijo...

Pitita, me da muchísima pena que tengas esa actitud. Insultos no tolero, me parecen una falta de respeto hacia mí y hacia la gente que lee este blog. Si quieres comentar, con respeto. No te he pedido otra cosa y lamento que prefieras entrar en un sitio como éste a provocar.

Anónimo dijo...
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Juan Rodríguez Millán dijo...

Mis disculpas a todos los que entráis aquí y descubrís este rosario de comentarios borrados.
Sabéis que lo único que no tolero es el insulto. Me encanta que haya opiniones diversas y discrepantes y confío en que las siga habiendo, pero sólo quien no recurre a la falta de respeto es bienvenido por aquí. No cumplir esa sencilla regla es lo único que me llevará a borrar un comentario, como he tenido que hacer. Perdonad por las molestias y muchas gracias por vuestra comprensión.

Anónimo dijo...

Ya te dije Juan que este tipo de personas no saben hacer otra cosa que insultar. No le hagas mucho caso y sigue escribiendo que muchos apreciamos de verdad lo que haces.

Un amigo.

DAVESPIDEY dijo...

Juancho: "dont't feed the troll". Vamos, que ni puto caso a este tipo de calaña.

Juan Rodríguez Millán dijo...

Amigo Anónimo, gracias. Seguiremos en la brecha, tú tranquilo.

Davespidey, eso dicen, eso dicen... Gracias.

Anónimo dijo...

Un poder del Estado en huelga. Con eso se resume todo, y, como bien has dicho, esperpento es la definición. Una pena y una vergüenza.

Sobre la tipa que te comenta últimamente... viene del cuaderno de bitácora de Petrarca, que yo sepa. El pobre la lleva sufriendo bastante tiempo. Y yo también, en todos los cuadernos que he tenido, que no son pocos. Como el mío es menos serio que el tuyo, me entretengo bastante siguiéndole el juego con ingenio (con el ingenio que puedo, claro) y viendo cómo cada vez se rebaja más. Entiendo que aquí molesta mucho más su actitud y ese tipo de vidilla no es sana. Ya se aburrirá.

Un saludo.

Camilo dijo...

El pobre Petrarca quiere puntualizar que él no sufre.

Juan Rodríguez Millán dijo...

S.Dedalus, pues sí, una vergüenza. Gracias por la información, eso espero...

Petrarca, no lo dudaba, je, je, je...

C.C.Buxter dijo...

En mi blog ya me pronuncié en contra de que los jueces tengan derecho a hacer huelga, e incluso vaticiné que no iban a llegar hasta ese extremo. Sí, me equivoqué...

Por lo que se refiere al CGPJ, yo parto de la idea de que ha de ser un órgano totalmente ajeno al control político, ya que de lo contrario carece de sentido su existencia. La CE creó el CGPJ precisamente para evitar que el gobierno de turno pudiese influir en la administración de justicia, tal y como se hacía antes a través del ministerio de Justicia. El CGPJ no es sólo un órgano que a veces sale en los medios por un informe, sino el órgano que decide cuestiones tan importantes como el nombramiento para altos tribunales, las sanciones para los miembros de la carrera judicial o la provisión de medios materiales (aunque aquí no obra autónomamente).

¿Qué falla en el CGPJ? Primero, el sistema de nombramiento, que es un reflejo fraudulento de lo que debería ser de acuerdo con el espíritu constitucional. Actualmente, el CGPJ es reflejo casi milimétrico de los porcentajes de cada partido en las Cortes. Y segundo, la falta de una conciencia y voluntad de independencia, tanto de quien nombra como de quien es nombrado. Si el CGPJ está lleno de antiguos miembros de gobiernos estatales y autonómicos, ¿quién se va a creer que son independientes?

Por lo que se refiere a Bermejo, con cacería o sin ella, su futuro político es nulo. Nunca he entendido por qué Zapatero seguía confiando en él, ya que desde el minuto uno se puso en contra (o tenía ya en contra) a la mayoría de los jueces. Espero que a Caamaño le vaya mejor...

Juan Rodríguez Millán dijo...

C.C.Buxter, echaba de menos tu aportación sobre este tema, je, je, je... Partimos de la misma base con respecto al CGPJ, pero cuando no se cumple con la función deseada uno ya no sabe dónde mirar para buscar soluciones...