viernes, octubre 31, 2008

Reflexionando sobre los comentarios

Cuando alguien me deja un comentario inteligente, me hace reflexionar y profundizar en mis ideas. Por eso los agradezco tanto, aunque a veces se me pase hacerlo de forma directa en los comentarios del blog. Este post surge, de hecho, de dos comentarios de una de mis últimas entradas, la de Curso de ética periodística. Concretamente, los de El Impenitente y Al-Duende. El primero me anima a que siga con la labor de denunciar los desmanes de los medios de comunicación, esos que hacen que muchos periodistas nos veamos obligados a criticar a nuestro propio gremio. Sí, yo desde luego pienso seguir, a pesar de lo que me recuerda el segundo (que las críticas parecen aseguradas por parte de aquellos que parecen vivir más cómodos en el corporativismo propio... que para el ajeno ya tendremos críticas, claro), aunque no sea el único palo que toque en este humilde blog. Y si antes me animo a proclamar que continúa mi cruzada, antes encuentro un nuevo caso que comentar.

Telecinco está ya anunciando una entrevista con Julián Muñoz, el ex alcalde de Marbella, que, por supuesto, se hará a cambio del pago de una ingente cantidad de dinero que según algunos han llegado a decir coincide incluso con la fianza que le impuso el juez del caso Malaya. A mí me da igual la cantidad, la verdad, la paga una televisión privada con sus ingresos por publicidad. Si nadie lo viera, no habría publicidad ni tampoco dinero para pagar estas exclusivas Allá cada cual. Y aunque podría cebarme con la calidad de los entrevistados de Telecinco (que en breve recibirá a Luis Roldán y que hace ya tiempo, por ejemplo, invitó a Mario Conde, ya en unas cuantas ocasiones a la mujer del tipo ese que está en la cárcel porque dejó en coma a Neira, y a quien, que nadie lo dude, entrevistarán en cuanto salga de prisión) o la poca ética de costear las fianzas judiciales de tipos así, no es ése el tema que me interesa con respecto a este caso.

Resulta que ayer vi un fragmento de un programa de Antena 3 en el que se critica abiertamente a Telecinco por haber comprado esa entrevista, dudando de su calidad e incluso pidiendo públicamente que se abra un debate sobre los contenidos de los medios de comunicación audiovisuales. Y aunque ya hemos visto muchos, éste es un ejercicio de hipocresía de tal envergadura que no se puede dejar pasar. Si Julián Muñoz va a Telecinco es porque la oferta económica es superior a la Antena 3. En Internet hay decenas de noticias que hablan de una "subasta" por esa entrevista a Julián Muñoz. El clásico quién da más. Y como ha sido Telecinco y Antena 3 no la ha conseguido (insisto, no me parece un mérito periodístico), ahora recurre al pataleo, a la crítica y al desprestigio de la cadena rival. Impresionante.

Esto entronca con el comentario que me dejó el amigo Al-Duende. Resulta que todo el mundo habla de regenerar los medios de comunicación cuando está abajo, pero cuando llega arriba, cuando alcanza los puestos de responsabilidad hace exactamente lo mismo que sus predecesores, esos a los que tanto censuró desde su puesto de base. La pescadilla que se muerte la cola: ¿pide el espectador lo que le damos o le damos lo que pide sin posibilidad de elección? Sigo creyendo que otra televisión, que forme y entretenga, es perfectamente posible, pero con comportamientos así jamás superaremos esta fase. Es más, sin duda empeorará. Ya hemos visto casi de todo en televisión, y la reciente polémica en la BBC inglesa demuestra que encima nos regodeamos con la superación de las cotas de cutrez.

La anécdota que cuenta Al-Duende me ha hecho recordar también aquello que pensaba con cierta inocencia en mis años de estudiante (hasta primero de carrera, que ahí creo que ya desperté del todo). Siempre me preguntaba cómo era posible que los profesores fueran a veces tan injustos y además a propósito al juzgar o evaluar a sus estudiantes. Me preguntaba si ya se habían olvidado de cuando ellos mismos eran estudiantes y sufrían el maltrato de sus propios profesores. Si habían aparcado los buenos deseos que, seguro, habían formulado aquellos días, aquellas promesas de no comportarse igual cuando ellos tuvieran el poder sobre el alumnado que da formar parte del profesorado. Y, por desgracia, es así en demasiados casos de demasiados ámbitos de la vida. Quien llega a jefe, se convierte en un tirano. ¿Por qué? No tengo ni la más remota idea. A mí no me ha pasado. ¿Me pasará? Hoy afirmo que no con rotundidad.

Cómic, cine y televisión 'simpsonizados'

En este inmenso mundo virtual que es Internet, uno puede encontrar casi de todo. Hoy me vais a permitir que os recomiendo un blog muy peculiar, llamado Springfield Punx. La idea de su autor, Dean, es recrear personajes de la televisión, el cine y el cómic como si tuvieran que salir en Los Simpson. La mezcla es muy curiosa, así que os animo a que os déis una vuelta por allí. Para picar vuestra curiosidad, os dejo dos ejemplos: Batman (visto desde la óptica del cómic, la serie de los años 60 y la más reciente Batman begins) y los 4 Fantásticos, dos de mis favoritos en esto del cómic. Pero hay mucho más y se actualiza con muchísima frecuencia.


jueves, octubre 30, 2008

Amores bidimensionales

Noticia bomba (que descubro en castellano aquí y en su original en inglés aquí). Resulta que un japonés se quiere casar con un dibujo animado. Tal cual. Dice que no le atraen las personas de tres dimensiones y que prefiere a las de dos dimensiones. Concretamente, a esta chica nacida de la imaginación de guionistas y dibujantes:


La niña en cuestión se llama Mikuru Asahina y procede del manga La melancolía de Haruhi Suzumiya. Dicen sus biografías en Internet que tiene 18 años, que es la chica más mona del instituto, pese a todo es muy tímida y sus compañeros varones de estudios la consideran (y esto es literal) "una intocable flor en la montaña". Que no se me olvide decir que entre sus habilidades están la de hacer un te formidable y la de viajar en el tiempo (tiene un yo futuro que se deja ver de vez en cuando por la serie), y que por eso la reclutan para un grupo llamado SOS Brigade. Del japonés de carne y hueso que quiere casarse con ella no sabemos nada, sólo que ha colgado en Internet una campaña de recogida de firmas para que se legalice de alguna forma la unión en matrimonio entre un ser humano tridimensional y una persona (así se refiere a ella, supongo que para que no se sienta ofendida y le dé calabazas) bidimensional. Imagino que, ya puestos, el género de los contrayentes no será problema. La cosa parece haber calado, porque hay ya mil personas que le han dado su apoyo y su firma a este japonés con el corazón partido.
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Y, claro, me pongo a pensar en el universo de posibilidades que abriría algo así. Con tantos años que llevo leyendo cómics, hay muchas mujeres que me han llamado la atención en un momento u otro. Lástima que no se me ocurriera pedirles el teléfono según leía sus aventuras... Me acuerdo de Susan Storm, la Mujer Invisible de los 4 Fantásticos, pero resulta que por mucho que utilice su apellido de soltera está casada con Reed Richards, Míster Fantástico, uno de los cerebros más brillantes de la Tierra, y además tiene dos hijos... No, no, nada de comprometidas... Está Supergirl, claro: superpoderosa, responsable, rubia y con minifalda. Pero es que en realidad es una cría, una adolescente... No estaría visto bien, desde luego... ¿Wonder Woman? ¿Y cómo demonios se le dice un piropo a una diosa...? Nada, demasiado complejo... Mary Jane Watson tampoco me vale, porque eso de quitarle la novia a Spiderman me parecería una puñalada tremenda al personaje con más problemas del Universo Marvel. No sería justo desde luego... ¿Catwoman? No sé si me conviene una mujer fatal... Además, ahora que ha tenido una hija la veo muy liada y con poco tiempo libre como para conocernos...
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Vaya, pues no acabo de ver claro eso de buscarme novia en universos de dos dimensiones... En cualquier caso, seguiré atento a las evoluciones de la petición de este desgraciado (sentimentalmente hablando) ciudadano japonés, no vaya a ser que me pueda ser útil en el futuro... Que si Zapatero revoluciona España con el matrimonio gay, lo que podría hacer un dirigente nipón si promete legalizar el matrimonio con un personaje de ficción...

martes, octubre 28, 2008

Curso de ética periodística

Si algo me encantaba del Caiga quien caiga original (un programa que es Historia de la televisión en España), era la sección que llevaba Juanjo de la Iglesia, que tenía el sugerente título de Curso de Ética Periodística . Sí, era en apariencia una sección de humor sobre los titulares que uno podía leer en la prensa, pero a la vez era un necesario y certero análisis del trabajo periodístico en España. Allí veíamos, semana tras semana, titulares malintencionados, equívocos, tramposos o simplemente errados. Ahí veíamos muchos de los peligros que tenía y aún tiene la práctica del periodismo, desde la más inocente perversión del lenguaje hasta la interesada manipulación del lector, pasando por deslices ridículos y divertidos.

Hoy nadie hace esa revisión de lo que se publica en los medios de comunicación, y es una lástima. Tampoco es que esté el horno para bollos, claro, porque viendo la guerra que tenemos entre Prisa y Sogecable, el enfrentamiento entre Telecinco y La Sexta, la manipulación denunciada en Telemadrid y otros tantos conflictos, a ver quién es el listo que lanza un programa, una sección o un espacio que pueda sacar las vergüenzas al rival. Hasta en eso hemos salido perdido los lectores de prensa. Pero el caso es que el periodismo sigue necesitando vigilantes que eviten una desinformación del lector. Una desinformación que, consciente o inconscientemente, cada vez es mayor y por las más variadas causas.

No hace mucho, cayó en mis manos un ejemplar de un periódico. Casualidades de la vida, tenía un reportaje sobre Star Wars y otro sobre la Real Sociedad. No es que yo sea un erudito en muchos terrenos de la vida y la cultura, pero es difícil pillarme en esos dos terrenos. Casualidades de la vida de nuevo, ambos reportajes tenían errores. De bulto en el primer caso, de interpretación en el segundo. Pero errores al fin y al cabo que confunden a quien lea dichos reportajes, le crean una falsa impresión sobre la realidad. Si en materias como éstas, tan alejadas de la información mal calificada como seria, se deslizan errores que pueden llevar al lector a equívocos importantes, ¿qué puede estar pasando en materia de política o economía?

Para analizar esos terrenos más relevantes, y hace ya algún tiempo, un compañero periodista tenía un blog que se dedicaba a desmontar titulares pretenciosos y equivocados, claros ejemplos (como éste) de la tendenciosidad de los medios de comunicación y de cómo se pretende dirigir la opinión pública más que informar. Pero ese blog tuvo que morir por el devenir profesional de su autor. No es la primera vez que expreso quejas y temores sobre este tema, pero cada día tengo más claro que esa función de vigilancia es más que necesaria, y que, ya que un medio de comunicación no la va a asumir (por comodidad, por cobardía o por lo que sea), quizá sea la hora de los blogs, de la gente, de los periodistas preocupados con el futuro de su profesión, de los lectores indignados con los errores de bulto que se cometen...

domingo, octubre 26, 2008

Reclamaciones

Mis reclamaciones no son tan airadas como los gritos de Al Pacino, ni mucho menos, pero de un tiempo a esta parte he tenido que presentar unas cuantas quejas. Y es que ya estoy harto. Cuando pago por un servicio, quiero que éste tenga las condiciones que me prometen antes de pagarlo. Estoy harto de que me toreen, y mucho más si estamos hablando de empresas privadas. En apenas un par de meses, he presentado reclamaciones a mi compañía telefónica (en dos ocasiones), al cine al que normalmente voy, a una aseguradora que me da la sensación de que buscaba sacarme los cuartos de mala manera e incluso puse una queja en mi ambulatorio. Pero como la gente no suele hacerlo, hay un amplio terreno para que las empresas sigan campando a sus anchas y practicando políticas que podrían calificar, al menos, de poco ética.

El ejemplo que más me gusta contar es el de la compañía telefónica, esa en la que todos estáis pensando. Resulta que antes del verano me llaman por teléfono y me ofrecen un ADSL de hasta diez megas (¿por qué la clave de ese servicio estará en la palabra "hasta"...?), cuando en ese momento tenía hasta tres megas. Para captarme, me ofrecieron tres meses de este servicio sin pagar un solo euro. Si quería continuar con esa velocidad, serían sólo diez euros más al mes. Insistí en preguntar qué me costaría regresar a mi situación original si no me satisfacía el aumento en la velocidad y me dijeron que no tendría coste alguno, que con llamar antes de que se cumplieran los tres meses gratuitos era más que suficiente. Mi ordenador no suele llegar ni al mega, con lo cual el sueño de hasta diez era y sigue siendo un poco utópico. Pero tres meses gratuitos tampoco hacían daño, así que acepté. Y cuando faltaban dos días para cumplirse esos tres meses llamé para darme de baja porque mis pesimistas previsiones sobre la capacidad de mi ordenador y mi línea de Internet se habían cumplido.

Cuando me llega la factura posterior a dicha llamada, compruebo que me han cobrado veinte euros (más IVA) por el descenso de la velocidad de mi ADSL (al parecer, no se cobra por el ascenso de velocidad, pero siempre por el descenso; me pareció curioso, para qué nos vamos a engañar...). Llamada de queja, claro. La comercial que me atiende escucha atentamente mi caso y tiene que dejarme hasta dos veces en espera para consultar los pormenores del mismo. Le digo que en la llamada con la que se inició este proceso me aseguraron que volver a la velocidad inicial no tendría coste alguno y, tras la segunda espera, me comunica que tramita mi queja y que en dos semanas se pondrán en contacto conmigo. Que revisarán mi caso y la llamada en cuestión, que está grabada (¿no hay obligación legal de alertarme de que la llamada se graba...?; buen motivo para una segunda queja...) para comprobar si tengo razón. A las dos semanas me llegó una carta para avisarme de que la queja prosperó y que procedían a devolver el mi cuenta el importa cobrado (más el IVA, por supuesto).

Si la primera queja puede achacarse a un malentendido, la segunda creo que es difícil no pensar que tiene bastante de mala fe y de avaricia empresarial. En la siguiente factura veo que me han cobrado un euro más por mi línea de ADSL. Comparando facturas, resulta que en la última aparece un concepto nuevo, un antivirus que yo no he contratado, ni mucho menos solicitado, y que nadie de mi compañía ha hecho nada por comunicarme o enviarme. Por tanto, no disfruto de ese servicio que me han cobrado. Llamada de queja otra vez, por descontado. El comercial que me atiende me explica que el antivirus es obligatorio en la contratación de un ADSL de seis megas. Ya, pero es que yo tengo tres, le digo. Y él me explica que el de tres megas va a desaparecer y que están haciendo ya los ajustes. Me parece genial, le respondo, lo tendré presente cuando la compañía me llame para decirme que ya no ofrece la línea de tres megas y me tenga que pasar a los seis. Pero mientras tanto ¿por qué tengo que pagar ese euro adicional? El comercial me da la razón y tramita mi queja.

¿Por qué digo que hay mala fe? Pensemos. Encuentro por Internet que mi compañía telefónica tiene 4,2 millones de líneas. Pongamos, y aquí empieza la elucubración sin datos, que sólo la mitad de esos clientes tiene el mismo ADSL que yo. Pongamos que sólo la mitad de esos clientes se percata del aumento de un euro y presenta una reclamación. Si ponemos todo eso sobre la mesa y si mis datos se aproximan a la realidad, resulta que la compañía telefónica en cuestión está ganando ¡¡¡más de un millón de euros al mes!!! por un servicio que no está prestando. Curioso, ¿verdad? Será que estamos en crisis, claro... Ya sabéis, a mirar bien las facturas, a conocer exactamente por lo que estamos pagando y, sobre todo, a reclamar cuando sea necesario. Que muchas veces es más fácil de lo que pensamos y se tiene más éxito del que mucha gente piensa.

jueves, octubre 23, 2008

Copy - Paste

Una colega que vale un montón, aunque ella, según lea esto, tenga tentaciones de responderme que exagero, me hace llegar este chiste. Y, claro, inevitable me acuerdo de episodios vividos hace mucho tiempo (¿o no ha sido tanto...?) en una redacción. Sobre todo me acuerdo de aquel admirable compañero, M., ese del que ya he hablado alguna vez aunque ahora mismo no recuerde cuándo. Veréis, uno de sus (muchos) males era que tenía la insoportable costumbre de copiar párrafos enteros, qué digo párrafos, a veces noticias enteras. Cogía un teletipo, lo fusilaba (copy - paste) y tan pancho. Afortunadamente, no firmábamos con nuestros nombres, pero la práctica no deja de ser el triunfo de lo mediocre.

Y ya lo creo que triunfaba, porque nadie más que yo, que era un redactor como él, del mismo rango profesional, le llamaba la atención por ello. En su mente poco esforzada se trazaba una ecuación infalible: media hora haciendo como que trabaja era equivalente a media hora de trabajo. Copy - paste. Viva la profesionalidad, el esfuerzo y la integridad periodística. Pero, insisto, le funcionaba casi siempre. A pesar de que con su copy - paste incluso mantenía las erratas que pudiera tener el texto original. Pero qué más da, a quién le importa ya en los medios de comunicación que sus noticias no contengan faltas de ortografía o de gramática, erratas o errores...

Recuerdo, no obstante, el único día que le falló. Estaba escribiendo (bueno, ya me entendéis...) una crónica sobre la reforma del Estatuto valenciano, y la crónica era de lo más sencilla. El titular era que Federico Trillo iba a defendier la postura del PP en el debate en el Congreso, y no Eduardo Zaplana, que en su día fue presidente de la Generalitat Valenciana. En la noticia se apuntaba la enemistad que tiene Zaplana con el ahora presidente valenciano, Francisco Camps, pero, obviamente, no se decía que esa era la causa. Como es lógico, el PP siempre desmentiría rápida y rotundamente que Zaplana no fuera su portavoz en dicho debate por su enemistad con Camps.

M. cogió el teletipo y sólo cambió una frase. Una. Pero es que convirtió ese dato nada menos que en el titular. Y encabezó su crónica con algo así como "Zaplana no defenderá el Estatuto valenciano por su enemistad con Camps". Justo lo que no se podía decir tan abiertamente ni siquiera en el quinto párrafo, M. lo elevó al titular. Ya la hemos liado, claro. Ya es mala suerte, oye, que para una vez que cambia algo lo hace así. Y encima no estaba su jefa. Y encima Prensa del PP llamó directamente al director, claro. Y el director vino a decirle que no, que eso no era así. No aprendió de la lección, no creáis que era tan listo. Siguió con su técnica. Una vez se lo reproché. "Cada vez copio menos", me dijo. Qué cara de asombro le puse, claro... Cada vez menos. Ya. Claro.

Eso sí, siendo sinceros, siempre es mejor eso que lo que hizo un periodista de La Razón con una intrascedente crónica rutinaria de las mías. En octubre de 2004, Manuel Fraga era todavía presidente de la Xunta de Galicia y tenía movidas con los suyos en la provincia de Ourense. Y decían que eso le podía llevar a adelantar las elecciones. Vamos, un tema apasionante de estos que suceden en la política española cada dos o tres semanas, nada histórico pero necesario para los periódicos que nos daban de comer. Y hay que reconocer que el periodista en cuestión, que firmó únicamente con su nombre (ni "agencias", ni "redacción", ni nada por el estilo, sólo su nombre, autor absoluto del texto, por lo visto), se tomó su trabajo.

Donde yo escribí "Ya no oculta Fraga que hay una crisis. Utilizó esta palabra, aunque la quiso desdramatizar", el periodista de La Razón escribió "el presidente gallego ya no oculta que hay una crisis. Ayer utilizó esta palabra, aunque quiso desdramatizarla". Cambio hay, sin duda... Después de este ejercicio de periodismo puro y duro decidió que estaba perdiendo el tiempo y copió los tres párrafos siguientes tal cual los había escrito yo. Copy - paste, vamos. Periodismo moderno, por lo visto...

miércoles, octubre 22, 2008

El suplicio americano

Las elecciones presidenciales en Estados Unidos se están convirtiendo en un suplicio interminable. La mejor noticia es que ya queda poco para que dicho suplicio termine por fin, puesto que los americanos votarán el próximo día 4 de noviembre, en apenas dos semanas. Y es que llevamos más de un año oyendo y leyendo noticias sobre estas elecciones como si se fueran a producir la próxima semana. Más de un año, que se dice pronto... No sé si es que en España no hemos comprendido todavía cómo funcionan las primarias americanas, pero agota mucho eso de haber vivido cada semana, insisto, cada semana, la votación del "Estado decisivo" para elegir al candidato demócrata entre Hilary Clinton y Barak Obama. Y cada semana había un nuevo "Estado decisivo" que hacía olvidar al anterior. El bombardeo ha sido incesante y a la vez intrascendente. Más de un año vendiendo noticias que no debieran serlo. Más de un año rodeando por la periferia de la anécdota un debate ideológico en el que nadie ha querido entrar.

Creo que estas elecciones se pueden considerar ya como un gran fracaso para muchos medios de comunicación españoles. Pocos han sabido explicar lo que ha estado pasando en los últimos meses y casi todos se han rendido a la anécdota pasajera y trivial. Que si tal anuncio en Internet, que si tal parodia en televisión, que si el pasado de tal o cual candidato... ¿Alguien sabe realmente qué piensan Obama y McCain de la crisis financiera? ¿De la sanidad? ¿Siquiera de la guerra de Irak? Sólo quien realmente se haya preocupado por buscar información la habrá encontrado. Y dentro de todo esto me ha parecido lamentable el desprestigio de su candidatura que se ha intentado desde algunos medios españoles supuestamente progres (La Sexta se lleva la palma, no hay día que no intente despreciar al candidato republicano). No me gustan los linchamientos, aunque no comparta las ideas del personaje linchado. ¡Si ha sido noticia, en esta vorágine lamentable, hasta la preferencia de Penélope Cruz, que no es precisamente votante americana, en una entrevista a un medio italiano!

¿Pero sabéis que es lo que más me sorprende de las elecciones americanas? Que nadie ponga el grito en el cielo por el despilfarro que suponen. Sí, todo el mundo se llena la boca con la palabra "crisis". El mundo se hunde y todo eso. Y voy yo y me lo creo. Las de 2008 son las elecciones más caras de la historia de Estados Unidos. No he encontrado datos más o menos finales, pero ya en enero de 2007, el presidente de la Comisión de Elecciones Federales, Michael Toner, advirtió que el coste podría superar los 1.000 millones de dólares y que para finales de ese año 2007 un candidato que quisiera ser creíble tendría que reunir la nada despreciable cantidad de 100 millones de dólares. Vamos, que el derecho constitucional de presentarse a una elección presidencial es un juego de ricos. O de amigos de los ricos. En apenas ocho años, el coste de las elecciones presidenciales ha sufrido un incremento de más del 100 por 100. Es que estamos en crisis, ya sabéis...

Si mi fe en la política española está por los suelos, imagináos cómo está con la política americana. No me gusta McCain (menos aún la que sería su vicepresidenta, Palin) y no me creo esa aureola de cambio, casi de santo, que su partidarios le atribuyen a Obama. A pesar de todo lo negativo que pueda decir de estas elecciones, del hartazgo que pueda tener con respecto a la información relativa a esta votación y de la desconfianza que tengo en los candidatos, estas elecciones nos van a dejar una de las mejores noticias que ha vivido el Mundo en los últimos años: George W. Bush deja por fin la Casa Blanca. La foto de las Azores, por fin, sólo tendrá ex presidentes y, de una vez por todas, pasa a la Historia. A la más negra Historia de este siglo XXI que prácticamente acabamos de empezar.

domingo, octubre 19, 2008

Literatura necesaria

Decía Arthur Miller que "el carácter de una persona lo determinan los problemas que no puede eludir y el remordimiento que le provocan los que ha aludido". Supongo que una idea similar es lo que gestó su primera novela, En el punto de mira. Dice la crítica que no es una novela redonda. Que se nota que es una obra primeriza, que da muchas vueltas a situaciones que podría haber resuelto mejor. Que no llega a las cotas de sus obras teatrales, que gozan hoy en día de una fama superior. Después de devorarlo, y desde mi humilde opinión, yo sólo puedo que En el punto de mira es literatura necesaria y mucho más actual de lo que se pueda pensar.

Miller escribió este libro, según él mismo explica en el prologo de la edición que cayó en mis manos, para hablar del antisemitismo que había en Estados Unidos en los últimos momentos de la Segunda Guerra Mundial y los primeros años de la posguerra. Cuánto han cambiado hoy las cosas en ese sentido, que el lobby judío se considera uno de los más poderosos en la mayor superpotencia del mundo. Pero si sustituímos a los judíos de la novela por cualquier otra minoría étnica, social o incluso personal, nos daremos cuenta de que lo que cuenta Miller es de lo más actual. Y esa es la fuerza que para mí, seis décadas después de ser escrita, tiene esa novela, un auténtico estudio sobre las relaciones humanas, el miedo, el odio y la respuesta que un hombre ofrece a una situación que se le va de las manos sin darse cuenta.

El protagonista es un hombre corriente, el señor Newman. Un tipo no especialmente brillante ni dotado en ningún sentido, que trabaja en un departamento de selección de personal de una empresa cualquiera. Su vida, anodina pero bajo control, cambia el día que se ve obligado a ponerse gafas. A partir de entonces, su entorno pensará que tiene el aspecto de un judío y como tal le tratarán, aunque ni lo sea ni quiera serlo. No sólo se queda sin empleo, sino que sus vecinos comienzan a tener recelos de él y el Frente Cristiano le señala como objetivo de sus represalias. Le han etiquetado como judío y le aplicarán la misma y violenta medicina con la que quieren expulsar a los judíos confesos de sus inmaculados barrios. Y todo sucede bajo la atenta mirada de un auténtico judío, un buen hombre, dueño de una tienda, que no está dispuesto a ceder al chantaje pero que quiere llegar a entender sus causas.

El momento culminante de la novela es cuando Newman va a ver a ese judío para recomendarle que se marche del vecindario, que sería lo mejor para todos. El judío se niega y le responde anulando por completo su planteamiento. Le hace ver que lo que siente es un odio que no tiene ninguna razón de ser. Que sus ideas se han visto contaminadas por el odio de los demás. "Cuando usted me mira no me ve. Ve otras cosas. ¿Qué es lo que ve? Eso es lo que no entiendo. Dice que no tiene nada contra mí. Entonces, ¿por qué quiere que me vaya? ¿Qué es eso que ve y que lo pone tan furioso cuando me mira?", le dice. Y no obtiene respuesta. Porque no la hay. Porque la generalización étnica o grupal no se puede aplicar a quien no ha hecho mal a nadie.

¿No es actual esa idea? Pensemos en los extranjeros. Pensemos en los gitanos. Pensemos en los policías. Pensemos en los vascos, en los de derechas o en los de izquierdas. Pensemos en los aficionados del Barça. O del Madrid. Pensemos en los que llevan rastas, el pelo largo o la cabeza al cero. Pensemos en cualquier grupo de cualquier ámbito de esta sociedad en la que nos ha tocado vivir ¿Quién no ha generalizado en alguna ocasión y ha lanzado soflamas del tipo "es que son TODOS unos..."?

"Lo que él deseaba era volver a los viejos tiempos en que el odio no tenía consecuencias", se llega a leer en esta novela. Y al pasar sobrecogido por la realidad de esa frase (convencido de que uno de los grandes males de la sociedad moderna es que pocos piensan en las consecuencias de sus actos), no pude evitar recordar las líneas escritas por Bertolt Brecht. ¿Vendrán algún día a por mí...?

jueves, octubre 16, 2008

¿Y a éstos quién les hace caso...?

Comienza el Telediario-2, el de las 21.00 horas, el que presenta Lorenzo Milá. En los titulares, la noticia de deportes es el share del Bélgica-España de ayer miércoles. Pasadas las 21.30 horas, comienza el bloque de deportes, dirigido por María Escario. Fútbol, fútbol, fútbol, más fútbol, Nadal en el Masters Series de Madrid, Motociclismo y, finalmente, fútbol sala. La menudencia de haber eliminado a Italia en las semifinales del Mundial y de clasificarse para jugar la tercera final consecutiva de un Campeonato del Mundo, insisto, la tercera, apenas mereció unos breves segundos, narrados por la propia Escario, ni tan siquiera un vídeo propio que excediera el breve. ¿Quién hace caso a estos deportistas ejemplares?

La selección española de fútbol sala es, sencillamente, la mejor que ha habido en los deportes de equipo (excepción hecha de la de hockey sobre patines, que tienen nada menos que 13 mundiales, aunque estos se disputan desde 1936, y el de fútbol sala apenas desde 1989). Desde 1996 ha ganado dos de los tres mundiales celebrados (el otro lo perdió en la final frente a Brasil) y cuatro de los seis campeonatos de Europa disputados (en otro fue subcampeón y en otro tercero). Vamos, que lleva doce años sin bajar de semifinales en una gran cita. Y, pese a todo, la noticia más destacada del Telediario ha sido el share del Bélgica-España, un partido un tanto alejado de la semifinal, un partido que no era más que el cuarto de una fase de clasificación para el Mundial de 2010. El de fútbol. Sin sala que valga. Que de eso ni sabemos ni nos importa.

Es sencillamente lamentable ver cómo se están ninguneado grandísimos éxitos de nuestros deportistas. Es tristísimo que no se dé información sobre deporte, sino únicamente sobre fútbol. No es nuevo, pero de vez en cuando uno se encuentra con ejemplos así, que hacen que explote la indignación más sincera. Muchas veces el ninguneo se debe a esa poco razonable excusa de no tener los derechos sobre un acontecimiento deportivo en cuestión (¿importa más eso que el hecho de que algo sea noticia?; así nos va, desde luego...), ¡pero es que en esta ocasión es TVE quien tiene los derechos de este Mundial!

Despreciar todo lo que no sea fútbol, uno de los males del periodismo deportivo, es algo demasiado habitual en los informativos de televisión. La cadena que mejor ejerce día tras día ese desconocimiento del resto del universo deportivo es La Sexta. Pero, francamente, para ver el trato que le ha dado TVE a la semifinal de fútbol sala, casi mejor era no haber dicho nada. Porque, claro, uno se echa a temblar cuando piensa en la final, el domingo a las 15.30 horas. Es la ocasión de igualar los tres títulos mundiales de Brasil (¡¡¡a por ellos!!!; ganarles sería aún más impresionante, porque encima el campeonato se está jugando allí), pero el domingo, además de la Liga de fútbol y la resaca del Atlético-Real Madrid, hay motociclismo. Y ya sabemos de los monográficos que se gasta la televisión pública con esto de las motos precisamente por tener los derechos...

Y todo ésto sucede mientras Severiano Ballesteros está jugando, me vais a perdonar el tópico, el partido de su vida. No es España un país que sepa reconocer los méritos de esos hombres y mujeres que hicieron del deporte algo popular cuando casi nadie lo practicaba, las hazañas de aquellos pioneros que alcanzaron la cima en lo suyo contra viento y marea, sin medios y con categoría. Todavía recuerdo cuando fui a Dublín a comienzos de los 90 y vi una estantería llena de libros dedicados a Seve ("Sevi", lo pronunciaban por allí). En tierras anglosajonas, el golfista español era un ídolo. Aquí nos habíamos olvidado de él. Lo mismo que le sucedió, por ejemplo, a Paquito Fernández Ochoa. Ojalá no tengamos que ver pronto programas homenaje y los medios sigan olvidándose de forma injusta de Seve. Eso significará que sigue vivo.

miércoles, octubre 15, 2008

Cambio de ministros

La disparatada y divertida novela de Eduardo Mendoza El laberinto de las aceitunas deja en el aire una idea de lo más interesante: "Que nadie se llame a engaño: aunque ostento la cartera de Agricultura, me ocupo de los asuntos que competen a Interior. De la Agricultura se encarga el Ministro de la Marina. Un truquillo que hemos urdido para eludir responsabilidades", cuenta en la novela el presunto ministro de Agricultura. Y, claro, la imaginación se dispara, y más con esta política que tenemos, que tiene precisamente en eludir responsabilidades su principal objetivo...

Y si fuera así, ¿acaso nuestra maltrecha economía está en manos de Bibiana Aído (y así nos va...)? ¿Es Alfredo Pérez Rubalcaba el auténtico ministro de Igualdad y, teniendo en cuenta la ironía que gasta, el cerebro detrás del vocablo "miembras"? ¿Es en realidad Magdalena Álvarez la primera ministra que ha ocupado la cartera de Defensa y los sovacones del AVE eran en verdad trincheras para nuestras tropas en caso de ataque? ¿Acaso María Teresa de la Vega sólo tiene responsabilidad en Ciencia y Tecnología? ¿Es en realidad Miguel Sebastián el ministro de Cultura y por eso domina el arte de defender lo contrario de lo que en realidad está diciendo?

Eso en lo que respecta a este Gobierno, porque echar la vista atrás da también mucho juego... ¿Acaso era Celia Villalobos y no Ángel Acebes el encargado de Interior, y por eso se montó tal desaguisado en la investigación del terrorismo islamista? ¿Y si Trillo realmente era el titular de Agricultura (entre el "manda huevos" y aquel discurso sobre Perejil con algo de vinillo es lo más cercano que se me ha ocurrido...)? ¿Era Álvarez-Cascos el auténtico ministro de Defensa y por eso su defensa era expulsar al enemigo Prestige lo más lejos que pudiera? ¿Acaso Rodrigo Rato era el titular de Cultura y por eso no comprendía al resto de sus compañeros de gabinete? ¿Y Mariano Rajoy, ahora tan preocupado por el tema, no llevaría la cartera de Economía...? No, vale, eso último es imposible...

Mira que si Mendoza ha dado en el clavo y estamos engañados de esta forma... Que ya sabemos que la realidad tiene capacidad de sobra para superar a la ficción...

lunes, octubre 13, 2008

Menú de sidrería

En relalidad, parece sencillo. Pero si lo fuera, no sería tan especial como es y todo el mundo sería capaz de hacerlo con la misma maestría. Y no es así, no, ni mucho menos...

Empezamos con una esponjosa y suave tortilla de bacalao...

Seguimos con un delicioso bacalao, aderezado con pimiento y guisantes, y una salsita en la que es imposible no mojar pan...

Y culminamos con este maravilloso chuletón de buey, tierno y sabroso... Aunque, en honor a la verdad, tengo que decir que en la mesa cayeron DOS de estos magníficos ejemplares...

Damas y caballeros, este es el sabrosísimo menú de las sidrerías vascas, y eso que no estamos todavía en temporada. Me van a disculpar que no sacara foto de la sidra (abstemio que es uno) ni del postre (queso con membrillo, tejas y cigarillos -postre típico de la zona- y nueces), pero es que la gula me pudo...
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Esto es comer. Y sólo queda proclamar dos cosas: el enorme agradecimiento a quien me lleva a este fantástico sitio (segunda visita a esta sidrería en concreto) y las ganas de volver...

El Rajoy público, el Rajoy privado



A estas alturas todo el mundo habrá escuchado ya lo que dijo Mariano Rajoy sobre el desfile de las Fuerzas Armadas en el Día de la Hispanidad. A estas alturas, quien se haya querido reír de esta afirmación captada por un micrófono indiscreto ya lo ha hecho, y quien quiera disculparle (¿queda alguien...? Porque a este hombre ya le zumban por la derecha y por la izquierda...) también lo habrá hecho. Ya hay quien ha recordado que el año pasado nos mandó a todos un mensaje para que pusiéramos banderas españolas en los balcones y celebráramos con nuestros militares tan insigne día (del que a mí lo que me molestó es que se creyera jefe del Estado para mandar semejante proclama). Y ya hay quien se ha apresurado a recordar patinazos similares (discutible sería el grado de similitud) de otros políticos en general y de José Luis Rodríguez Zapatero en particular (ya se sabe, siguen veniendo el frentismo y el "y tú más").

Pero hay un aspecto que creo que se ha comentado poco de este asunto, y que me parece, por utilizar un latiguillo que le sale muchas veces al propio Rajoy en sus discursos, de capital importancia. En el comunicado aclaratorio que emitió el líder del PP horas después de conocerse el desliz (o el asesor que escribiera dicho comunicado, que cuando se trata de la palabra escrita de un político ya nunca se sabe con certeza...) se explica que considerar "un coñazo" el desfile en cuestión fue una "expresión coloquial propia de una conversación de ámbito privado que ha transcendido de ese ámbito privado al público".

Vamos, que en un discurso público Rajoy jamás se hubiera atrevido a utilizar la palabra "coñazo" y quizás, sólo quizás, se habría aventurado a decir que el desfile es "aburridillo". Será eso, claro. Pero yo creo que la cosa va más allá, y me explico. Creo que es la primera vez (puedo estar equivocado, nunca se sabe dado el nivel de la política española...) que uno de nuestros representantes electos en el Congreso de los Diputados reconoce abiertamente que hay diferencia profunda (de "coñazo" a "máximo respeto, afecto y apoyo a nuestras Fuerzas Armadas") entre lo que dice en público y lo que dice en privado, entre lo que proclama y lo que realmente piensa. Y eso llevado al extremo más radical (sí, es que yo soy muy radical, ya sabéis...), quiere decir que en el discurso público de Rajoy se pueden haber colado como poco tres o cuatro cosillas en las que en realidad no crea en absoluto.

Dicho del líder del partido que hablaba de que España se rompía, se entregaba a un contubernio de nacionalistas y terroristas o repartía carnets de español o "gente normal" (la que iba a sus manifestaciones), la cosa tiene su gracia. Pero tiene aún más cuando me acuerdo del Rajoy que en su día dijo con su propia boquita cosas como que del Prestige salían "hillillos de plastilina" o que tenía "la convicción moral" de que ETA fue la autora del 11-M. Aquella dos fueron frases del discurso oficial, ambas pronunciadas ante los micrófonos de la prensa. Y, claro, también tiene gracia cuando me acuerdo del famoso vídeo con motivo del 12 de octubre de 2007.

La duda me asalta es clara: ¿Cuál es el verdadero Rajoy? ¿El de las "conversaciones de ámbito privado" o el que escucho en mítines, actos y entrevistas? Y como no soy nadie para decirlo, pues me limito a pensar que Rajoy dice únicamente lo que conviene a sus propios intereses, aunque no tenga nada que ver con lo que realmente piensa. Y eso es triste y grave. Porque supone la pica definitiva sobre la confianza que se puede depositar en un político.

Me dirán algunos que también hay dirigentes socialistas que han cometido deslices similares. Y tienen razón. Pero es que ésto no es un análisis para pedir el voto. Esto es un lamento por la política, que está siendo asesinada sin que nadie llame a la Policía para que lo evite. Y esta vez no ha sido el mayordomo el culpable. Ha sido un político. Paradójico, ¿verdad...? Los políticos acabando con la política... Y yo con estos pelos...

miércoles, octubre 08, 2008

No entiendo

No entiendo de economía. Eso es lo único que cada día lo tengo más claro. Y mira que ahora el mundo entero (los medios de comunicación los primeros) han descubierto que existía algo llamado economía, algo de lo que pocos saben de verdad pero por lo visto todos hablan. Según me explican más ramificaciones de esto que llaman crisis, más perplejo me quedo. No entiendo lo que me explican. Lo aclaro, no vayáis a pensar que soy un analfabeto sin remedio... Mejor dicho, entiendo las palabras que me dicen, entiendo la sucesión de acontecimientos que me explican, pero en realidad no entiendo lo que sucede a mi alrededor. Y son tantas cosas las que no entiendo que podría estar escribiendo uno o dos días si las relatara todas.

Ayer Zapatero anunció dos medidas para hacer frente a la crisis en una inusual comparecencia en Moncloa. Lejos de alabarle por la comparecencia (o por lo menos reprocharle la tardanza), cosa que en realidad no esperaba (haga lo que haga, hay quien tiene el cuchillo preparado para la crítica), la reacción generalizada parece haber sido la burla de la medida para asegurar 100.000 euros por persona y entidad financiera en caso de un descalabro que, ojo, no se ha producido ni parece que haya muchos visos de que se produzca en España. Se dice que quién tiene esos 100.000 euros como para sentirse asegurado. Vale, obvio es que el españolito de a pie no tiene esos ahorros, pero creo que hace falta una mayor amplitud de miras. Sí los tiene el empresario que paga sueldos a esos españolitos. Si se pagan sueldos, se detiene el aumento del paro. Y si aumenta el empleo, aumentará también el consumo, ¿no? ¿Que no llega a todos la medida? Obvio, pero no sólo es positiva, sino que es incluso mejor que lo que proponía el Ecofin, que sugería garantizar sólo hasta la mitad, 50.000 euros.

La semana pasada, leía otra noticia de esas que me provoca una sonrisa cínica. Resulta que las empresas no financieras ganaron en el primer semestre de 2008 un 67 por ciento más que en el mismo periodo del año anterior. Entre enero y junio de 2007, el beneficio fue del 3 por ciento. O sea que estos empresarios se siguen forrando. Vaya, vaya, qué curioso... Pero sigo leyendo la noticia y me dicen que la cosa tiene trampa. Que ese 67 por ciento es irreal y está provocado por la venta de activos de Endesa a E.ON por parte de Enel y Acciona. Nada menos que 11.800 millones de euros costaba la operación... Y, claro, sin esa operación, el beneficio de las empresas no financieras se habría quedado... ¡¡¡en el 12 por ciento!!! ¡Ah, bueno, si sólo ganan un 12 por ciento más que hace un año, entonces vale! ¿Pero no estábamos en crisis? Mi sospecha de que no todo el mundo está en crisis cobra fuerza... pero, claro, yo no entiendo nada de economía.

Eso por no hablar de lo que se conoce (me acabo de enterar de la existencia del término, ya he reconocido mi ignorancia económica...) como paracaídas dorados. Con esa expresión se hace referencia a las multimillonarias indemnizaciones que han cobrado por su despido los ejecutivos de los bancos que han provocado esta crisis. Stanley O'Neal se ha llevado 161 millones de dólares de Merril Lynch por provocar depreciaciones de activos por valor de 8.000 millones. Su sucesor, John Thain, que se cargaría poco el sistema, sólo se ha llevado 9 millones. Pero, claro, sólo estuvo un año dirigiendo el banco... Otros de mis héroes son Kerry Killinger y Alan Fishman, de Washington Mutual, que han cobrado 44 y 19 millones de dólares respectivamente. Y así hasta la nada despreciable cifra de 500 millones de dólares que se han pagado en indemnizaciones por despedir a tipos que han hecho un trabajo tan mediocre. ¿A nadie le suena la expresión despido procedente? Porque si estos señores no se lo merecen, no acabo de entender a quién se puede despedir con motivo en este mundo...

Y ahora hay quien me habla (C.C.Buxter levanta la liebre, previamente liberada en El Mundo) de incentivar a los blanqueadores de dinero y demás delincuentes que manejan los más de 50.000 millones de euros que circulan por ahí en billetes de 500 euros. Dinero negro, hablando en plata, obtenido con actividades ilícitas (precioso eufemismo para no decir abiertamente criminales). ¿Cómo se puede abogar por el premio a los deluncuentes? Menos mal que Solbes lo niega e incluso pone caras raras cuando la prensa le cuestiona sobre este asunto... Yo no lo entendería, desde luego, pero me consuelo pensando que es una de las muchas cosas que no entiendo dentro de esta crisis económica...

domingo, octubre 05, 2008

Permiso denegado

Uno abre un blog (o más de uno) y se pone a hablar de sus cosas. Actúa con libertad, escribiendo lo que le parece, moviéndose en los temas y los ambientes en los que más a gusto se encuentra. Y como el universo no acaba en uno mismo, se expande a otros blogs que le estimulen. A veces los encuentra poniendo algo de su interés en un buscador. A veces es a través de otros blogs. Blogeros amigos de blogeros, o a veces simple conocidos. O por cualquier otro método, el universo virtual es así de interesante. La red social se va ampliando poco a poco. A algunos les va conociendo por lo que escriben. A otros incluso llega a conocerlos en persona.

Y a veces, sólo a veces, uno se encuentra mensajes como éste:

"Permiso denegado". Ya no puede entrar en ese blog, a pesar de haberse identificado correctamente. ¿Por qué? Porque a partir de ahora "sólo admite a lectores invitados". Y uno ya no lo es. Qué raro, con la de comentarios que le ha dejado a esa persona... Si incluso cuando se marchó por un tiempo se preocupó por el autor del mencionado blog, si le contestó con cariño cuando le preguntó por su vida... No importa mucho que crea haber trazado una pequeña relación con ese otro blogero, que haya mantenido algunas conversaciones a través de los posts o que haya empleado tiempo en conocer a quien está al otro lado del ordenador. De repente, las puertas están cerradas.
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Cuánto se parece a la vida real, ¿verdad...? A esas puertas que abrimos y cerramos en el día a día. Será que este pequeño universo de los blogs sí tiene algo de real al fin y al cabo...

jueves, octubre 02, 2008

Nadie busca una solución

Cada vez que sucede algo anormal en las gradas de un estadio de fútbol, como sucedió en Montjuic con los Boixos Nois el pasado sábado, se monta el mismo circo, escucho las mismas reacciones, veo los mismos debates... y el mismo final. La pregunta no es qué va a pasar, sino cuánto tiempo va a transcurrir hasta que se olvide todo, volvamos a esa aparente normalidad y simplemente estemos esperando al nuevo incidente, a la nueva foto, al nuevo debate y a la misma nada. Después de unos cuantos años viviendo como aficionado activo (esto es, que va con cierta regularidad a los estadios de fútbol, en grupo y en solitario), me he dado cuenta de que lo único que sucede en estos casos es un torrente de culpas cruzadas, de reproches inútiles, de polémicas absurdas y de soluciones inexistentes. Nadie busca realmente una solución. Y sin buscarla, no va a aparecer por sí sola.

Lo que nadie quiere entender es que no existe un culpable concreto y localizado de un problema que tiene una responsabilidad muy repartida. Todos podemos poner nuestro granito de arena para que no haya violencia en el fútbol. Pero los únicos que sí ponen el suyo son los aficionados. Los normales, me refiero, porque los hay, ya lo creo que los hay. Esos no tienen privilegios, no les regala nadie entradas, ni tienen la escolta de la Policía en ocasiones en las que la pueden necesitar. A los Boixos Nois del otro día parece que ni les registraron. A mí cuando fui a Valencia a ver a la Real sí me registraron. Y me pude dar por satisfecho, a uno que iba delante mío casi le golpean porque no entendía tanto celo cuando no habíamos hecho nada. Por cierto, aquel día la Real bajó a Segunda y el comportamiento de los que allí estuvimos fue sencillamente ejemplar. Como el de la gente de Valencia, que veía una camiseta txuri urdin y nos saludaba, nos decían que sentían el descenso. Pero eso no sale en televisión, claro.

Hay leyes para combatir estas situaciones, que nadie se engañe. El problema es que en España todo el que se precie tiene una ley que le gusta incumplir. Y el fútbol es un terreno en el que se incumplen muchas. Podemos hablar desde la situación económica de los clubes al apoyo a sus aficionados más violentos. Pero partamos del propio terreno de juego. La trampa está socialmente aceptada. Un jugador se tira dentro del área para forzar penalti y es aplaudido por la masa y por los medios. Un jugador rival es bueno y merece la pena coserle a patadas para detenerle. A los árbitros tampoco les importa que todo esto suceda y hay algunos que incluso disfrutan calentando a la grada. Luego caen objetos, nos llevamos las manos a la cabeza cuando tienen puntería y hasta la siguiente polémica. Si lo ilegal está aceptado en el principio mismo del juego, ¿cómo impedir que sea lo habitual en todos los aspectos colaterales?

Me encanta oír esa pregunta absurda de "qué tiene que pasar para que alguien haga algo". No tendría que pasar nada para poner los medios, pero la triste respuesta es que nada ya puede pasar por encima de lo vivido, porque ya hemos vivido lo más grave que puede suceder, la pérdida de una vida, y a nadie le ha importado demasiado. Hace ya diez años, Aitor Zabaleta murió junto al Estadio Vicente Calderón, asesinado por un grupúsculo denominado Bastión que tenía su sitio en el fondo del Frente Atlético. ¿Pasó algo tras aquello? Absolutamente nada. Sí, hubo un juicio, se condenó a un chaval por el asesinato... pero de la situación de fondo nadie dijo nada. Hace menos años miembros de los Riazor Blues mataron a un aficionado en A Coruña. Cuando sucedió, el grupo radical anunció su disolución. Que me explique alguien entonces a quién pertenece la enorme pancarta con el nombre del grupo que sigue presidiendo uno de los fondos de Riazor. Tampoco hay memoria para eso.

Y si después de un asesinato, nadie ha hecho nada, ¿qué tiene que pasar para que se actúe? Pues eso, nada. Las polémicas ya las olvidaremos en cuanto pase una semana. Y digo yo... ¿Para qué queremos una Secretaría de Estado para el Deporte si no es para cosas como ésta...?