sábado, agosto 30, 2008

Ya puedo decir que he estado en Gotham

Pues sí, ya puedo decir que he estado en Gotham City. O algo parecido, claro, ya que Gotham no existe en la realidad. ¿Pero es eso impedimento? Obviamente no, que para eso está la magia, la fantasía... y el dinero, como es lógico. El Parque Warner de San Martín de la Vega, en Madrid, permite hacer ese desplazamiento imaginario. Gotham City está allí, magníficamente ambientada. Desde el ayuntamiento de la ciudad hasta una réplica de Arkham Asylum, pasando por pintadas urbanas con el Joker como protagonista, el cine Monarch, junto al que murieron los padres de Bruce Wayne en la película que Tim Burton en 1989 o motivos de los más variados personajes del universo de Batman. Todo está allí.

Incluso el Batmóvil, aunque quizá haya que pegarle un cariñoso tirón de orejas a los responsables del Parque, puesto que el vehículo allí presente es el de la peor película que se ha hecho jamás del personaje, Batman y Robin. Quizá habría que recuperar el precioso vehículo de las dos primeras películas o el nuevo de la saga de Christopher Nolan. Los coches de choque del Joker o la lanzadera centrada en el Enigma (preciosas vistas de esta zona de Madrid desde la parte superior...) son de lo mejor de esta Gotham del Parque Warner. Claro que cerrarnos la heladería del Pingüino y privarnos de un heladito después de comer es un poco criminal... De todos modos, lo solucionamos yéndonos a la zona del oeste.

La estrella de esta zona del Parque es la montaña rusa que llaman La Fuga (para fuga la mía, pero de la montaña rusa de Superman, donde me llegué a montar, pero de donde me salí sin padecer la atracción; qué le vamos a hacer, no aguanto las montañas rusas que me llevan con los pies colgando...). No me monté por el mismo motivo que no me subí a la del Hombre de Acero y mis compañeros de fatigas en el Parque, habida cuenta mis reservas, me dieron la razón al bajar de la atracción: hice bien en no subir. Y es que sufrir para nada es tontería... Ya me quedo en tierra escuchando tranquilamente la música de Danny Elfman para las películas de Batman que hizo Tim Burton...

Por mucho Caballero Oscuro que sea y por mucho que se oculte en las sombras, no se puede ir a Gotham y no ver a Batman, claro. Lo de hacerme una foto con él previo pago de diez eurazos estaba fuera de la cuestión, así que para eso el Parque monta un espectáculo que resume la película Batman begins en un muy entretenido espectáculo, muy bien coreografiado y muy vistoso (y no, no hago los elogios por el hecho de que una de mis acompañantes sea amiga de quien organiza el evento, no...). Con el Batmóvil. Con dos motoristas haciendo acrobacias. Con especialistas dispuestos a dar saltos, hacer piruetas y meternos en el mundo imaginario de Gotham. Con actores incluso preparados para los imprevistos, ya que el especialista que da vida a Batman perdió el cinturón en un momento de la representación y se recompuso de maravilla. Un magnífico entretenimiento, sin duda.

Del resto del Parque, lo más destacado son, sin duda, las atracciones de agua, y más en una época tan calurosa como la que vivimos. Los rapidos de la zona más infantil nos dieron un rato entretenidísimo... y un buen remojón. Pero para remojón el de la gran montaña rusa que hay en la zona del oeste. Qué cantidad de agua pudimos tragar y qué cantidad de agua nos llevamos en la ropa (aunque con el calor que hacía el 29 de agosto en Madrid, casi se agradecía...). O la casa encantada de rigor en todos estos parques, una atracción en la que, una vez vista desde dentro, uno no es capaz de explicarse cómo pudo morir una persona hace ya tres largos años. O ver al Coyote firmando autógrafos a pesar de que un niño no se quiza acercar a él porque "es malo". O a Piolín (un aplauso para los profesionales que aguantan dentro de esos sin duda calurosísimos disfraces...) saludándonos.
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Una jornada muy agradable la que pasamos en el Parque Warner, sí. Tiene sus inconvenientes, claro, sobre todo los económicos, pero la verdad es que lo pasamos muy bien. Recomendable, sobre todo para los fanáticos de los parques de atracciones o para los frikis incurables de Batman y Superman. Disfruten o no de las montañas rusas...

jueves, agosto 28, 2008

Aznar me supera

Me superas. Ya lo he dicho más de una vez. Aznar me supera. Intento no volver a hablar sobre lo que hagas o digas, pero es que no puedo. Cuando creo que no me puedo indignar más por las declaraciones de un político, aparece este ex presidente del Gobierno y me indigno más todavía. Sigo preguntándome cómo es posible que las palabras que pronuncias con tan alegre irresponsabilidad puedan salir de la boca de alguien que ha ocupado el puesto de mayor responsabilidad en España. Sigo preguntándome qué hace falta para que entiendas, de una vez por todas, lo que es el sentido de Estado. Sigo preguntándome porque no hay alguien que te replique cuando dices estas barbaridades en público. No soy nadie para hacerlo, desde luego, pero creo que yo tendría la valentía de hacerte preguntas comprometedoras. Pero como no creo que tenga la oportunidad de hacerlo nunca, me permitirás que me desahogue replicándote desde aquí a algunas de las afirmaciones que haces en tu última entrevista, en El Mundo.

"El PSOE pagará tarde o temprano un precio por su tremenda deslealtad tras la masacre del 11-M". Claro, el PSOE fue el que cometió la deslealtad de no convocar el Pacto Antiterrorista. O el que convocó unilaterlamente la manifestación de condena y "por la Constitución". O el que llamó personalmente a los directores de los medios de comunicación más importantes para recalcarles que había sido ETA... Eso no son deslealtades, no, sólo hubo deslealtades desde el PSOE...

"(El 11-M) fue la primera vez que en la Historia que a un Gobierno se le hace responsable de un atentado, y no a los terroristas". ¿Seguro? ¿No hubo alguien que quiso responsabilizar directamente al Gobierno de Felipe González del asesinato a manos de ETA de Tomás y Valiente al interpretar una manifestación masiva de ciudadanos contra el terrorismo como una censura al Ejecutivo? Vaya, qué mala memoria debo de tener...

"Por mucho que algunos se empecinen nunca me voy a arrepentir de la foto de las Azores, fue algo histórico". Claro que fue histórico, ahí te tengo que dar la razón. Sobre todo para las miles de personas que han muerto desde entonces sin motivo alguno. No me doy por aludido ante esta afirmación, yo no estoy empecinado en que te arrepientas, no. Simplemente sé que fue un inmenso error de Estados Unidos en el que participaste. Por sus actos les conoceréis...

"(La foto de las Azores es) el momento histórico más importante que ha tenido España en 200 años". Pues casi que prefiero las medallas olímpicas, fíjate tú... Pero la importancia te la reconozco, de verdad. Es una foto de la que muchos españoles nos avergonzaremos durante mucho tiempo, porque supuso formar parte de una guerra evitable y que se declaró por encima de la autoridad de Naciones Unidas, un organismo que, con esa y otras muchas decisiones, empieza a parecer obsoleto e innecesario.

"La constitución del 78 está siendo gravemente vulnerada con la complicidad del Gobierno". ¿Y por qué no presentas un recurso ante el Tribunal Constitucional? Creía que estaba para eso... Vaya defensa de España la tuya, que en lugar de actuar, teniendo en cuenta el poder de convocatoria que sigues teniendo, te limitas a lanzar la piedra y esconder la mano...

"Prefería abrir las ventanas en La Moncloa que levantar las alfombras. No llegábamos al Gobierno para revisar el pasado". Normal, para eso ya tuviste la complicidad de unos cuantos periodistas que (Anson dixit hace ya un tiempo en ese programa conocido como La noria) habían llegado a la conclusión de que Felipe González no podía seguir en el Gobierno.

"Nadie me puso lo del MLNV en la boca. Ni negocié ninguna tregua ni estuve dispuesto a aceptar condiciones". Y si nadie te lo puso en la boca, ¿por qué demonios tachaste a ETA de Movimiento de Liberación Nacional Vasco? Porque para mí, apoyando o no la negociación, siempre fue una banda terrorista. Zapatero nunca lo ha dicho y le habéis llamado de todo, tú y los tuyos. Y si no aceptaste condiciones, ¿por qué se produjo el acercamiento de casi un centenar de presos etarras a prisiones vascas? ¿Por qué nadie te hace esa pregunta y te pone en la tesitura de tener que dar una explicación?

"Claro que cometimos errores en el 11-M, pero ni intentamos mentir ni nuestra posición era una triquiñuela partidista". ¡Alabado sea el Señor! Nada menos que cuatro años y medio después de la mayor masacre terrorista de la historia de España, reconoces errores que te has pasado todo este tiempo negando. No voy a entrar en lo de las mentiras, que me enciendo más...

"Cuando dijimos que el atentado era imputable a ETA es porque teníamos todos los servicios de inteligencia de España y del mundo diciendo que había sido ETA". Vaya, pues al final voy a tener que hablar de las mentiras y todo... Si TODO el mundo estaba tan seguro de que había sido ETA, ¿cómo te explicas que el mismo día del 11-M hubier aya quien sospechaba con datos del terrorismo de origen islamista? Espero que, visto lo visto, haber creído con tanta seguridad que era ETA forme parte de esos errores que ahora reconoces...

"El PNV quiere la derrota de España a través de una negociación con ETA". Soy el tipo menos sospechoso de respaldar al PNV y a algunas de sus decisiones, pero me pregunto si esta afirmación no es querellable. ¿Seguro que tú no quieres la derrota del PNV a cualquier precio...?

lunes, agosto 25, 2008

Entre las lágrimas y los aplausos

Esta imagen de Juan Carlos Navarro tras el apoteósico partido que puso final al torneo de baloncesto es el mejor resumen de los Juegos Olímpicos. Lágrimas y aplausos. A partes iguales. Una metáfora espléndida de 16 días de emociones, tensiones, alegrías y decepciones, de retos deportivos y de imágenes inolvidables. De reconocimientos que hacer y críticas que lanzar. Eso son unos Juegos Olímpicos, el mayor espectáculo del mundo, le pese a quien le pese. Porque los Juegos tiene una magia única, irrepetible, especial. Hace cuatro años los viví con la misma intensidad. Dentro de cuatro años los viviré con la misma intensidad. En los últimos 16 días los he vivido con ese misma intensidad. La que merecen los Juegos.

Las 18 medallas que se han traído los deportistas españoles obligan a calificar de notable el resultado. Hay quien ve un fracaso estrepitoso, porque no se ha conseguido superar el resultado histórico de Barcelona 92 (22 medallas) o el de Atenas 2004 (19 metales). Yo, desde luego, no veo ese fracaso por ningún lado. Ese análisis puede resistir la tertulia de bar, sometida a la dictadura del frío recuento de metales, pero no la crítica tan seria como necesaria. Pekín deja muchísimos elementos de satisfacción, bastantes para la reflexión y algunos para la crítica abierta. ¿Pero fracaso? Ni por asomo. Sí es cierto que el momento de gloria que vive el deporte español hacía tener esperanzas de un importante salto cualitativo en estos Juegos, un salto que no se ha dado pero del que se ha estado cerca. Más cerca de lo que parece. Eso sí, hay que echar un ojo al descenso en el número de finalista, 54 por los 72 de Atenas (cuenta el descenso de participantes, de 321 a 282).

El resultado de los equipos ha sido lo mejor, de sobresaliente. Los chicos de baloncesto han hecho toda la historia que se les ha dejado hacer. Un arbitraje vergonzoso y parcial impidió que se luchara de verdad por la victoria. Pero estar metidos en el partido con la selección estadounidense a un minuto del final es algo inolvidable. ¡Si hubiera entrado el triple de Jiménez a falta de minuto y medio...! El hockey (con la decepción, eso sí, de las chicas) nos dejó un gran torneo y una remontada gloriosa en semifinales. El balonmano confirma que, pese a sus dificultades, pasa por un estado de gracia. Tres bronces en los últimos cuatro Juegos para coronar la despedida del gran capitán Barrufet. El equipo nacional de waterpolo casi siempre lucha por las medallas. Esta vez no se consiguió, pero no siempre se puede ganar. Sólo faltaron fútbol y voleibol, que en descuidos poco comprensibles no acudiron a esta cita siendo campeones de Europa como son.

Deportes como el ciclismo (a pesar del vergonzante positivo de Maribel Moreno y del fracaso en mountain bike, es necesario destacar la figura de Llaneras, a quien TVE no nos quiso mostrar con la bandera en la ceremonia de clausura con un corte publicitario en el momento de su entrada en el estadio), el piragüismo (entusiasmado me tiene Cal con su ambición; dos platas y parecía que se iba de vacío; chapeau para él...), la natación sincronizada (sencillamente histórico su concurso), el tenis (con el grandísimo Nadal y ese memorable último punto con Djokovic en la semifinal) o la vela (a pesar del atraco más espectacular de la historia de los Juegos, luego vuelvo sobre eso) han cosechado rotundos éxitos. Se han superado los oros de las dos últimas citas olímpicas y los nuestros se han colgado medalla en diez disciplinas. No está mal.

Por contra, el atletismo pasa por un momento delicadísimo. Nadie habría dicho nada si se hubieran conseguido el par de medallas de rigor, de las que por cierto se estuvo muy cerca, pero el análisis es obligado. Leo el que ha hecho en El Mundo el ex atleta José Luis González y lo comparto plenamente, tanto que prefiero no añadir más y remitiros a ese texto. Y creo que afecta a otras muchas disciplinas, en especial la natación, que salió de estos Juegos con una enorme pelea entre nadadores y federativos. Hay demasiadas disciplinas en las que tenemos o hemos tenido grandes campeones pero que no tienen relevo. El pasado fin de semana leía en El País una entrevista a Maurits Hendricks, el seleccionador de hockey, en la que explicaba que hace cuatro años dos de los mejores jugadores de la selección española le dijeron que iban a abandonar el equipo... porque tenían que trabajar. Se les encontró una salida y un puesto que podían compaginar con su vida deportiva. Ese es el esfuerzo que merece la pena. Por campeones que se dejan la piel de verdad y que tienen la calidad para competir por los éxitos.

Por contra, parece que hay demasiados deportistas que compiten en función del dinero. En absoluto es una crítica al deportista, que de algo tiene que vivir y no puede hacerlo de un deporte que no está profesionalizado, pero sí al modelo que tenemos. Tenemos campeones europeos o del mundo que no apuestan por los Juegos porque no les da el dinero que sí les puede dar una victoria en otra competición con patrocinadores más generosos. Tenemos atletas que se conforman con ser finalistas porque les supone la misma beca que una victoria. Así se forman olímpicos, pero no campeones. Se puede fomentar el deporte, pero no la competición. El deporte base necesita un impulso, y quizá la solución no sea la de siempre, meter más dinero, sino pensar de una vez en qué se debe gastar para sacarle el mejor rendimiento posible en la cita olímpica.

Cuando no se logra medalla, se corre el riesgo de meter a todos los deportistas en el mismo saco. Y hay unos cuantos que, sin metal, merecen un sonoro aplauso, el reconocimiento de todo el mundo. Lo merece María Vasco, que lesionada y en unas condiciones climatológicas infernales, fue quinta y batió el récord de España. O García Bragado, que a sus 38 años y con la cadera fastidiada fue cuarto. O Marta Domínguez, un ejemplo en todos los sentidos, que debió ganar medalla y se quedó sin ella por un tropiezo en una valla. O Juan Antonio Ramos, que debió ser la habitual medalla en taekwondo, que compitió con una mano rota y una rodilla debilitada y que, aún así, pudo ganar el bronce. No es mucho porque se vienen sin medalla, pero mi aplauso va para ellos.

En general, los Juegos han sido de un nivel altísimo. Dos nombres propios destacan y, sí, son los que tiene todo el mundo en la cabeza. Lo de Michael Phelps es absolutamente prodigioso. Toda la vida con Mark Spitz en la cabeza y ahora viene este animal (en el mejor de los sentidos) yt establece un memorable registro de ¡ocho oros y siete récords del mundo! Brutal. Como brutal ha sido lo de Usain Bolt. Tres oros, tres récords del mundo. 100, 200 (el más prodigioso de todos, el momento de estos Juegos sin duda) y 4x100. Si se convierte en un atleta ambicioso y da el salto a los 400, en los próximos Juegos podría lograr la hazaña de cinco oros. Que podrían ser seis si, como hizo Carl Lewis en su día, también acepta el reto de la longitud. Huele a Historia pura este jamaicano. Decían que en atletismo no iban a caer muchos récords y algunos han sido brutales. Como el de Isinbayeva en pértiga. La rusa lo ha batido ya 24 veces. Su grito de alegría era el del mundo entero.

Pekín y China han cumplido. Mucho se ha hablado de la conveniencia de darle estos Juegos, de represión y de censura, pero muy poco de la organización. Ha tenido luces y sombras. Entre las luces, las maravillosas instalaciones (con sus peros, como el imposible campo de regatas). Entre las sombras, los imprevistos. Por ejemplo, la lluvia en una jornada estuvo a punto de aguar el calendario del torneo de tenis. Pero en general la organización ha cumplido. Magnífica la ceremonia de apertura y muy notable la de clausura. Las retransmisiones, eso sí, no han estado a la altura. No han sabido crubir varios deportes, nos han escamoteado repeticiones necesarias en tenis y no han ofrecido datos y estadísticas para seguir las competiciones con todo lujo de detalles (ciclismo o baloncesto). Los chinos se empeñaron en hacer esta cobertura pese a no tener verdadera experiencia. Y lo han pagado.

Uno de los puntos negros del deporte sigue siendo la justicia y los Juegos no son una excepción. Se sigue mirando para otro lado, pero tiene más importancia de la que muchos le dedican. La delegación española lo ha vivido en sus carnes. El robo a mano armada del merecido oro de Xabi e Iker en vela es injustificable, inaudito e inverosímil. Ese oro se ha ganado violando claramente el reglamento y a nadie le ha importado demasiado. Juan Antonio Ramos acabó su segundo asalto por el bronce clamando al cielo por los puntos que los árbitros no le concedieron. Un luchador cubano no tuvo el mismo temple que el español ante la injusticia y acabó pateando la cara de un árbitro (inadmisible, desde luego... pero nadie analiza las causas de esa reacción). La permisividad a Estados Unidos en baloncesto ha sido flagrante y exagerada, hasta el punto de adulterar claramente la competición. A Llaneras y Tauler casi les privan de su medalla de plata en madison. Hay muchos casos más, los que conocemos porque afectan a españoles y los que no trascienden tanto.

Y, en este sentido, destaca sobremanera lo de China... Casi la mitad de sus 51 oros se han conseguido en saltos de trampolín o gimnasia, deportes en los que los jueces dictan demasiada injusticia. Circulan por Internet vídeos absolutamente impresionantes, como uno de trampolín en que dos chinos entran en el agua totalmente desacompasados y ganaron igualmente el oro. Es cierto que un organizador siempre sufre un aumento tremendo de sus medallas por el simple hecho de serlo. Primero, porque participa en todas las disciplinas mientras que los demás se lo tienen que ganar; segundo, por la acción de los jueces. Mirad los deportes de equipo. China, participando en todos, no ha olido una sola medalla. Por algo será. Pero el COI siempre mira a otro lado en estas cuestiones. Mucho dinero en juego, supongo...

Es imposible hablar de los Juegos y no evaluar la cobertura de Televisión Española. Y no pasa el corte, la verdad. Es prácticamente imposible para el aficionado seguir la competición al detalle. No había información sobre las horas a las que competían los españoles (el baloncesto es fácil de encontrar, pero ¿a qué hora es una semifinal de judo?). La publicidad se comió instantes decisivos como cuando Llaneras-Tauler sumaron la vuelta que les dio la plata en ciclismo en pista. Y en esa misma disciplina, no se vio en directo el bronce de Olaberria. La primera serie de David Cal se vio cinco minutos en diferido por culpa de una entrevista a Samaranch que podía haberse emitido en cualquier otro momento. Y así muchas, aunque hubo grandes profesionales que se dejaron la piel por explicar los detalles de los deportes más minoritarios. Ciclismo en pista, hockey, piragüismo o natación sincronizada son algunos de los que se siguen con placer en TVE. Pero, en general, faltó mucha información para que el espectador tuviera un seguimiento correcto.

Parece mentira, pero ya comienza la cuenta atrás. Dentro de cuatro años, nos espera Londres. ¿Madrid dentro de ocho...?

jueves, agosto 21, 2008

De la ilusión olímpica al asombro, pasando por la consternación

Llevo días pendiente del televisor, pendiente de los Juegos. Es la ilusión olímpica de cada cuatro años. Esa que me lleva a ver, en un mismo día, partidos de tenis de mesa, competiciones atléticas, combates de taekwondo, encuentros de balonmano o ejercicios de natación sincronizada. Ayer, esa ilusión se transformó en consternación cuando cerca de las cuatro de la tarde me enteré del accidente de Barajas. Las palabras no pueden explicar lo que se siente al ver algo así. Ni mucho menos cuando, por desgracia, toca vivirlo de cerca. No es mi caso y puedo dar gracias por ello. Nunca he tenido amigos o familiares en tragedias de esta magnitud, así que no voy a jugar a sabelotodo explicando lo que debe de ser eso. Pero duro tiene que ser. Durísimo. Un chasquido y, de repente, te has ido. O, si te has quedado, tu vida ha cambiado para siempre. Sólo se puede dar el pésame y seguir adelante.

La consternación no se va y el recuerdo de estas imágenes estará presente durante mucho tiempo, pero no pude evitar en las horas siguientes dar un paso más en mi estado de ánimo y pasar de esa consternación al asombro. Primero, asombro por la labor de los medios de comunicación. El afán por decir datos continuamente llevó a numerosos errores de todo tipo. Por ejemplo, el número de personas que había en el interior de ese maldito avión que tantas vidas ha destrozado, que osciló durante horas entre las 164 y las 177. La máxima debiera ser la cautela, pero en cambio se opta por el dato sin constrastar. Como casi siempre. Por eso se hablaba de una decena de muertos en un accidente que, desgracidamente, pintaba mucho peor (y me acordaba de aquel primer balance que se dio del 11-S en una cadena española: seis muertos). Durante horas, se habló de cuarenta muertos y menos de 50 heridos. Eso dejaba a más de ochenta personas en el limbo. Ni heridos ni fallecidos. Ni en el avión ni en los hospitales. No creo que contribuyera mucho a tranquilizar a quien tuviera alguien cercano en ese avión.

No me gusta el morbo, y creo que lo ha habido. Como casi siempre que hay una tragedia de grandes dimensiones. Veo programas que tienen un tono de comedia abordar esta cuestión como si fuera su cometido. Cualquiera se siente capacitado para ser periodista. Y eso deja al periodismo y a los periodistas de verdad a una altura bajísima. Tampoco contribuyó a tener una buena sensación profesional ese afán desmedido por sembrar el miedo al dar informaciones imposibles. No se pueden conocer hoy las causas del siniestro, y muchos se están aventurando a darlas. No se puede convertir cualquier problemilla técnico de un avión en la sospecha de un nuevo accidente de grandes proporciones, y se está haciendo. No se puede acusar a nadie sin tener pruebas de nada, y se está apuntando ya a muchos sitios. No entiendo por qué no hay cautela cuando tenemos tantas muertes sobre la mesa.

Y el asombro me lo han terminado de rematar los Juegos Olímpicos. El COI prohibió que la bandera española ondeara a media asta y que los atletas llevaran crespones negros (en marcha, nuestras chicas lo llevaron porque la prohibición llegó a sus oídos con la prueba ya comenzada). Puedo llegar a entender (entender no implica compartir, que conste), que el Comité Olímpico quiera permanecer ajeno a cuestiones políticas que puedan enturbiar las pruebas. Pero esa demostración de insensibilidad, cicatería e inhumanidad no se puede entender de ninguna de las maneras. Son gestos que no cuesta nada hacer, se agradecen mucho, y, en cambio, dejan una imagen deplorable si no se hacen. Patético, sencillamente patético, como también lo es la nula capacidad de algunos dirigentes españoles (¿verdad, señor secretario de Estado para el deporte?) para oponerse a esta estupidez.

lunes, agosto 18, 2008

La familia no es la noticia

No soporto esta moda de ver en los informativos la celebración de la familia de un deportista. De verdad que no lo aguanto. No entiendo dónde está la noticia. No comprenderé jamás que eso sustituya a un buen análisis deportivo sobre un campeón. Bueno, no lo comparto, no lo haría jamás, pero sí lo entiendo. Es lo más fácil para estos devaluados medios de comunicación de hoy en día. ¿Para qué molestarme en analizar algo si basta con poner una cámara delante de unas decenas de personas pegando saltos? ¿A quién le importa explicar cómo y por qué ganó Nadal en la final de los Juegos si podemos enchufar el vídeo de Manacor?

¿Qué me aporta que una señora de Manacor me diga que reza antes de cada partido de Nadal para que gane? ¿O que un señor me cuente que es el mejor? En algún informativo (y no quiero señalar a La Sexta...), no pusieron más que un punto de toda la final. Uno. El último. Creo que ni siquiera dijeron el resultado del partido, más allá de la obviedad de que Nadal era campeón olímpico, y eso que estuvieron diez minutos hablando de este triunfo en particular. En otras palabras: no hay información. Nada de lo que dicen aporta absolutamente nada. Que si Nadal es grande, que si es incansable, que si tiene una descomunal fuerza de voluntad. Ya, si eso ya lo sé yo, no me lo tiene que contar nadie. Son frases vacías de contenidos. Loas de aficionado. Del periodista hay que esperar algo más. Bueno, hay que desear algo más, porque esperar ya espero poco.

Nadie cuenta que el chileno González dominaba los puntos cortos, los saques directos y los saque-volea (sobre todo en un buen segundo set), mientras que Nadal hacía suyo el partido cada vez que el intercambio de pelotas se alargaba. Nadie cuenta que el segundo set fue más agónico que los otros dos y que llegó al tie break, siendo el momento clave del partido. Nadie habla del juego. El resultado... y a veces ni eso, porque importa más la celebración. Y más incluso la de la familia que la del propio deportista. Antes nos ceñíamos a las fiestas organzadas o a la familia más directa, padres, conuyges e hijos. Pero ya ni eso. Ayer vi a ¡los tíos! de Iker Martínez, medalla de plata en vela, brindando ante la cámara. Estoy deseando que se dé un paso más y ver así la imprescindible celebración en vivo de los vecinos del pueblo en el que veraneaba alguno de nuestros campeones.

La noticia es ésta. Rafa Nadal, campeón olímpico. De eso es de lo que me gustaría que se hablara. Pero de tenis no ha hablado casi nadie. Y si no se hace cuando se tiene al campeón de Roland Garros, Wimbledon y Juegos Olímpicos, y desde hoy merecidísimo número uno mundial, ¿cuándo se va a hacer...? Menos mal que en estos Juegos la prensa escrita se está salvando en alguna medida de este desastre de la televisión y hay resquicios en los que refugiarse, pero qué pena...
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Y mientras tanto se me agolpan las cosas que decir sobre estos Juegos...
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Qué rabia me ha dado el atraco a Xabi e Iker en Vela (¿dónde estaban los elementos de presión deportiva o política que podrían habernos dado el oro ante semejante y flagrante ilegalidad?; ¿dónde estaba Lissavetzky? Ah, claro, haciéndose fotos con Nadal...) o que Marta Domínguez se cayera cuando acariciaba una merecidísima medalla en 3.000 obstáculos.
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Qué alegrones me siguen dando las medallas anónimas con las que nuestros expertos, esos que hace sólo cuatro días vaticinaban ya un fracaso (me guardo algunas frases que recordaré cuando acaben los Juegos), ni siquiera cuentan, como la de Leire Olaberria.
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Qué tristes algunos (bastantes) aspectos de la organización de los Juegos, como la caótica agenda del tenis (que terminaba de madrugada y con las pistas vacías, obligando a grandísimos e innecesarios esfuerzos a los tenistas) o las medallas que los jueces están dando a China en las competiciones que en que la puntuación de un jurado decide las medallas, una cifra desmedida incluso para un organizador.
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Qué gozada ver al monstruo de Michael Phelps ganar ocho medallas de oro y convertirse en la mayor leyenda olímpica de la historia (no sé si todo el mundo es consciente de que ha ganado ¡¡¡ocho medallas de oro!!! batiendo ¡¡¡siete récords mundiales!!!) o a Usain Bolt correr como nunca lo había hecho el ser humano en la prueba más grande que existe, los 100 metros, y batiendo un récord que destrozará seguro en próxima fechas.
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Qué lástima la cobertura de los Juegos de TVE, dando más importancia a la presencia de miembros de la Familia Real que a algunos deportistas, emitiendo cinco minutos en diferido la primera participación de nuestro abanderado, David Cal, por una entrevista intemporal con Samaranch que sí se podía haber retrasado o adelantado, o incluso no emitiendo en directo por ninguno de sus canales la medalla ganada por Olaberria.
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Y este bellísimo espectáculo sigue...

jueves, agosto 14, 2008

Hipocresías olímpicas

Los grandes acontecimientos suelen venir acompañados de hipocresía. Los Juegos Olímpicos son tan grandes que la hipocresía parece multiplicarse. Lo que para unos Juegos está bien hecho, para otros es vergonzoso. Lo que para unos en un momento dado es motivo de orgullo, para otros en un momento distinto es algo censurable. Cambiemos la fecha y los protagonistas, y un mismo juez anónimo dictará dos sentencias morales distintas. Ejemplos hay muchos a lo largo de la historia, pero esta misma semana nos ha dejado dos.

Las niñas de las fotos se llaman Lin Miaoke y Yang Peiyi. La primera es la pequeña a la que vimos cantar en la ceremonia de inauguración de los Juegos. La segunda la que efectivamente cantó sin salir en pantalla. "Era una cuestión de interés nacional. La niña tenía que aparecer ante las cámaras, debía ser expresiva. Lin Miaoke es excelente para todo eso. Pero en cuanto a la voz Yang Peiyi es perfecta. Todo el equipo estaba de acuerdo", es la explicación que dio Chen Qigang , el director musical de la ceremonia. La interpretación que ha querido ver buena parte del mundo es que la primera niña es una preciosidad y la segunda gordita y con dentadura no demasiado perfecta.

No es que me entusiasme quitarle un caramelo de esta forma a una niña de nueve años (me pregunto si alguien se ha molestado en preguntarle a la pequeña qué piensa de todo esto... aunque ya sé la respuesta, claro), pero ¿por qué me huelo que forma parte del acoso a China por cualquier cosa que estamos viendo en los últimos tiempos a causa de su nulo respeto a los derechos humanos? ¿No estamos acostumbrados a que en otras situaciones se doble a intérpretes sin que pase nada? ¿No vemos en películas de Hollywood a estrellas que no cantan realmente? ¿No escuchamos a cantantes de éxito en televisión interpretar sus canciones en playback? El objetivo es vender un buen espectáculo en todos esos casos. En unos se critica y en otros no. O siempre o nunca, pero no a conveniencia. Así la crítica no es seria. Y, por cierto, yo ya me di cuenta en la misma ceremonia que la niña, sea cual fuera, estaba cantando en playback. Pero entonces nadie dijo nada.

De esa ceremonia hay una segunda crítica que me ha hecho bastante gracia, porque me parece aún más insustancial que la anterior. Al comienzo de la misma, en una de las imágenes más bonitas que ofreció, se vieron unos fuegos artificiales en forma de pasos que se lanzaron por todo Pekín, simulando el acercamiento de un atleta al estadio olímpico. Por lo visto, esas imágenes no eran en directo. Los fuegos se lanzaron en la ceremonia inaugural, sí, pero la bruma que cubría la capital china impedía que se vieran con nitidez desde el helicóptero desde el que se captaba la imagen para ser emitida. Así que la organización optó por colocar imágenes grabadas de ensayos de días anteriores. Y aquí es donde se da la hipocresía. Observad la imagen de abajo.

No hace falta casi ni decir a qué encendido del pebetero corresponde, ¿verdad? Nuestros Juegos de Barcelona en 1992 contaron con uno de los más hermosos momentos del olimpismo moderno cuando Rebollo lanzó su flecha y se encendió el fuego. Por mucho que esa flecha no hubiera pasado por encima del pebetero, la llama se habría encendido, tal y como se confesó hace ya algún tiempo. Por supuesto, la organización de aquellos Juegos no podía dejar en manos de una sola persona un momento tan trascendente. ¿Os imagináis que hubiera fallado? ¿Qué habríamos hecho? ¿Darle una segunda flecha y esperar a que acertara? Había un plan B, obviamente. Un botón que pulsar para que el fuego iluminase el Estadio Olímpico de Montuic y nos emocionara a todos. Y lo había con el mismo objetivo que se tuvo en la ceremonia china: para que la ceremonia que se ofrecía al mundo fuera perfecta.
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A nadie le pareció mal aquello, pero ésto sí. Con China se están cometiendo injusticias absurdas. Mira que es fácil hablar en serio de los derechos humanos, del Tibet, de la censura... Pero se están cebando en estos Juegos con cosas que no tienen la menor importancia. En un análisis serio, se podría criticar a la organización por muchos detalles (las malas retransmisiones televisivas, la falta de estadísticas en tenís o baloncesto, que la gente pueda entrar en las canchas de tenis en cualquier momento y despistar a los jugadores, los retrasos en algunas entregas de medallas...), pero nadie tiene interés en una crítica seria y constructiva. Importa más desacreditar que juzgar.

El segundo ejemplo afecta al equipo español directamente, concretamente al de baloncesto. Ahora resulta que algún que otro periódico británico y norteamericano piensa que esta foto promocional de los Gasol, Rubio, Reyes y compañía es racista. Racista, nada menos. Y eso lleva a plantearse si estos iluminados saben lo que es el racismo. Que levante la mano quien no haya hecho alguna vez el gesto que tienen los jugadores españoles para referirse a ciudadanos chinos, japoneses o coreanos. Pues ahora resulta que algunos se sienten escandalizados. Un tal Jason Kidd, jugador de la selección norteamericana (que no Dream Team, que de esos sólo hubo uno y jugó precisamente en Barcelona 92 con Jordan, Magic y compañía) poco menos que pide la expulsión de España de los Juegos. Y entonces se tira de hemeroteca para encontrar cosas como ésta:

Sí señor, aquí en la foto aparecen tres jugadores de la selección norteamericana de baloncesto (Carmelo Anthony, Dwyane Wade y LeBron James) recibiendo de esta guisa la medalla de bronce del Campeonato del Mundo de 2006. Sí, fue en Japón, nación derrotada en la Segunda Guerra Mundial con las dos bombas atómicas de Estados Unidos. Quizá ese gesto tenga muchas más connotaciones negativas que el de los jugadores españoles, quizá se pueda entender como una humillación y, de hecho, así lo entendieron muchos en Japón en aquel momento. La foto de España a los chinos no les ha molestado en absoluto, pero hay gente que disfruta creando polémicas donde no las hay, mirando a otros sitios quizá para esconder sus propias vergüenzas y publicando sandeces que no tienen la más mínima relevancia.
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Tal y como publica el diario Marca, The New York Times, que es uno de los periódicos que prácticamente exige una sanción para España por hacerse esta inocente foto, orgullosa de sus jugadores, abrió con esta foto del saludo militar la información sobre aquella medalla de bronce para Estados Unidos. Ya sabemos que la prensa le da bastante más valor forofo (casi fanático) que al informador. Pasa en casi todos los aspectos, pero el deporte se lleva la palma, porque aquí el forofo goza de una inusitada aceptación social. No es que eso consuele a alguien que adora la profesión de periodista, a quien todavía ansía abrir las páginas de un periódico para recibir información y no manipulación, pero no deja de ser una constatación de la tristísima realidad que vivimos en este campo.
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Y no tiene nada que ver en mi análisis el hecho de que sea una selección española la que está inmersa en la polémica. Si pensara que el anuncio es racista, o simplemente estúpido, lo diría. Pero es que no es el caso. Es una foto simpática. Lo gracioso del tema es que quien tendría que sentirse aludido no ha dicho nada, pero siempre hay alguien más papista que el Papa... Cuánta hipocresía hay por el mundo, madre mía...

lunes, agosto 11, 2008

Medallas anónimas

Sí, sería genial que Rafa Nadal, virtual número uno del tenis mundial, ganara una medalla en Pekín. O que lo hiciera el equipo de baloncesto, que ya es campeón del mundo y subcampeón de Europa. Pero lo verdaderamente hermoso de los Juegos Olímpicos es ver a esos deportistas de los que casi nadie se quiere acordar en cuatro años celebrando éxitos. Ver a Samuel Sánchez ganar una medalla de oro que los entendidos deportivos que hay en la prensa española pensaban que iba a ser para otros ciclistas de nuestro equipo, fue magnífico. Pero ver a José Luis Abajo ganar el bronce en esgrima fue aún más emocionante.

El esgrima es uno de tantos deportes que no consiguen un hueco en los medios de comunicación. Claro, si tenemos que llenar tres meses de minutos de televisión y páginas de prensa con la no noticia del no traspaso de Cristiano Ronaldo, ¿cómo vamos a encontrar hueco para deportes como éste? Mi conocimiento de la esgrima es prácticamente nulo. Reconozco que la primera vez que oí hablar de José Luis Abajo fue durante la mañana de ayer, al ver la noticia de que se había clasificado para la semifinal olímpica. Me juego cualquier cosa a que nadie contó con él para los cálculos de medallas que todo el mundo se ha aventurado a hacer en los medios. Y seguro que gano la apuesta.

Del deporte de la esgrima sé que pelean con espada y poco más, y eso que tengo un amigo que ha competido. Durante los dos combates que vi de Pirri (si así le conocen quienes le quieren, así habré de llamarle), fui descubriendo las reglas poco a poco. Para el tocado en la modalidad de espada vale el contacto en todo el cuerpo, siempre que tenga la fuerza suficiente para que salte el sensor. No vale el cuerpo a cuerpo. Son tres asaltos de dos minutos. Y gana el que llegue a quince tocados o el que vaya ganando al final del tercer asalto. Vale, todo listo. Que comience el combate.

Y entonces es cuando uno descubre de verdad la esencia del deporte. Con un tipo anónimo que consigue emocionarme. Que me traslada la tensión del momento. Que me convierte en apenas unos minutos en un entendido de su deporte. Que me hace animarle con todas mis fuerzas. Que me hace saltar de alegría cuando consigue ese tocado final, el 8-7, que le da la medalla en el minuto extra después del empate en los tres asaltos reglamentarios. Y cuando le escucho después contando que estaba anímicamente mal después de perder la semifinal y que le animaron diciéndole que le tenía que llevar la medalla a su pequeña Lucía, que no tiene ni medio año de vida. Deporte puro. El espíritu olímpico.

Quizá no volvamos a ver nunca más en un medio de comunicación el nombre de José Luis Abajo, pero esa es la grandeza de los Juegos. Su nombre forma ya parte de la historia. Es el primer tirador en conseguir una medalla olímpica en esgrima. Y suya es el metal número 100 del equipo español en unos Juegos. Y, aunque hoy algo empañada por un dopaje más (y que afecta encima al ciclismo, mi gozo en un pozo...), que siga la fiesta olímpica.

sábado, agosto 09, 2008

Para recuperar la fe en el ciclismo

¡Primer día de Juegos Olímpicos y primera medalla de oro! Y, sobre todo, un motivo más para recuperar la fe en el ciclismo, un deporte que tantos palos se lleva. Tanto hablar de doping y resulta que España tiene ahora mismo al ganador del Giro, al ganador del Tour y al campeón olímpico en ruta. Quedan tres picas más para convertir un año inolvidable en algo absolutamente irrepetible e innmejorable: la contrarreloj olímpica del miércoles (Contador y Samuel son nuestras bazas), la Vuelta a España (apunta de nuevo a Contador) y el Campeonato del Mundo (Freire tiene ya algún que otro maillot arco iris). ¿Os imagináis que algún ciclista español consigue acabar primero las tres pruebas? El ciclismo español escribiría unas letras de oro en un palmarés que ya es sobresaliente.

Tenía fe en que el ciclismo iba a aportar la primera medalla en los Juegos de Pekín. Y la tenía porque los ciclistas españoles han demostrado que egos los justos. Que para ganar hace falta un buen trabajo en equipo. Alberto Contador y Carlos Sastre, dos ganadores del Tour de Francia, lo mismo que óscar Freire y Alejandro Valverde (que, como siempre y sin ser yo un gran experto en ciclismo, me deja un poco frío teniendo en cuenta las esperanzas que se ponen siempre en él) no han dudado en sacrificarse para que un miembro del equipo ganara la prueba. Y ese era, seguramente, en quien menos ha pensado la prensa antes de la carrera. Y me viene a la cabeza la pregunta de siempre: ¿por qué lo llaman deporte cuando quieren decir fútbol...? De Cristiano Ronaldo lo sabemos todo, de ciclismo prácticamente nada.

La carrera ha sido para ganar el oro, y en ello depositaron toda la confianza del equipo. La mía en la medalla ha aumentado cuando se han escapado tres corredores, entre ellos Samuel. Medalla asegurada. Pues no, ha habido que sufrir más. Pero mi confianza en la medalla no ha disminuido cuando se les han unido dos más, convirtiendo la lucha por las tres medallas en un apasionante sprint entre cinco ciclistas. Le he visto bien colocado desde que pasaron por la pancarta del último kilómetro. Me he emocionado en cuanto ha iniciado la arrancada a poco menos de 200 metros para la meta. Me he puesto en pie para animar, y el alegrón cuando ha cruzado la meta ha sido inmenso. Y me ha entusiasmado la sincera emoción de Samuel en el podio. ¡Esto es el deporte, señores, y qué bonito es! Y si con esto no se recupera la fe en el ciclismo, no sé cómo lo vamos a hacer...

Por cierto, primeros debes para la organización de Pekin. La retransmisión de la prueba fue bastante caótica, sin apenas referencias de la distancia que había entre los ciclistas, sin ver los movimientos que se producían por detrás. Y la espera para la entrega de medallas, excesiva. Se echó en falta un miembro de la organización que se llevara a los ciclistas al podio. Espero que tomen nota.

Hermosa llama olímpica

Ya luce la llama olímpica. Ese emocionante e inolvidable momento que se produce una vez cada cuatro años ha llegado por fin para dar paso a algo más de dos semanas de emociones deportivas y humanas. Y lo ha hecho de una magnífica forma. Pekín 2008 se ha inaugurado a lo grande. Con una ceremonia de apertura espléndida, visual y musicalmente casi perfecta. Con un espectáculo que se inició de forma brillante (con esas decenas de tracas de fuegos artificiales que, en forma de pasos, fueron atravesando la ciudad china hasta llegar al estadio olímpico y con un recital musical a oscuras de miles de artistas) y que se cerró con la espectacularidad que requiere el punto más solemne de estas ceremonias.

El encendido del pebetero es un momento lleno de magia y hermosura, el que siempre se quedará en la retina de quienes lo vivimos, en directo o a través de la televisión. Barcelona 92 situó el listón tan alto con aquel lanzamiento de flecha que nadie ha podido desbancar aquella mítica imagen de la memoria. Ni siquiera la mejor cita olímpica de la historia, la de Sydney, pudo superar aquel instante (y eso que su mezcla de agua y fuego fue emocionante). Pekin tampoco mejora el vuelo de aquella flecha ardiente, pero la idea de los chinos fue hermosa, muy hermosa. Un atleta recorriendo las alturas del estadio olímpico, desplegando un pergamino hasta llegar al pebetero y allí dar comienzo real a los Juegos. Precioso, intenso y emocionante. Como tiene que ser.

Y ahora, a olvidarse de la hipocresía y a disfrutar con la competición. ¡Qué grandes son los Juegos Olímpicos!

miércoles, agosto 06, 2008

"Compañeros"

Ver los informativos de televisión es, desde hace algún tiempo, una tarea bastante ingrata, y más para quien adora el periodismo y ha ejercido la profesión, como es mi caso (aunque no en la pequeña pantalla). Informaciones que no tienen valor alguno, noticias prefabricadas y a veces incluso inventadas, errores cometidos por ignorancia y falta de interés en dar al espectador datos reales y veraces, intereses comerciales, desidia, nula credibilidad en algunos casos, nefasta selección de temas... Vamos, que a mí como periodista de vocación me duele ver en lo que se está convirtiendo la profesión en general y su faceta televisiva en particular. Ayer, dos ejemplos que me llamaron la atención.

La Sexta, informativo de las 14.20 horas. Sandra Sabatés presenta los deportes (ya lo he dicho alguna vez, pero no está de más insistir en ello: ¿por qué lo llaman deportes cuando quieren decir fútbol?) y nos informa del fichaje de Rafael van der Vaart por el Real Madrid. Sabatés suelta esa coletilla que tanta gracia me hace y que se escucha casi a diario en estos informativos. "Nuestros compañeros del diario Marca", dice, adelantaron la noticia un mes antes. Por lo visto, una exclusiva mundial, claro. Y a continuación añade la parte que provocó mi asombro. La presentadora explica que mientras Marca publicaba eso, "otros" decían que estaba fichado por el Atlético de Madrid. La imagen de fondo era una captura de la web del AS, el otro gran diario deportivo madrileño.

¿Prentenden decirnos que los del AS no son "compañeros"? ¿Que los del Marca son los únicos que publican noticias veraces? ¿Directamente que AS miente? Puedo imaginar que esto son órdenes de arriba que tienen su razón de ser en el litigio que mantienen Mediapro y Sogecable por el fútbol, pero ¿a ningún profesional le preocupa ya faltar al respeto a un colega con tal de conseguir esos objetivos? ¿Qué le dirá Sandrá Sabatés (o sus jefes, que son quienes tienen la verdadera responsabilidad; puede suponerse sin dificultad que la presentadora se pliega al interés de quien le paga la nómina, algo que ya es triste pero menos grave que quien da la orden, sin duda) a quien escribiera esa información en AS si algún día se cruza con él? A mí me daría vergüenza y agacharía la cabeza. Porque vergüenza es lo único que puede producir hacer algo así.

Telemadrid, informativo de las 20.30 horas. A falta de mi adorado Julio Somoano, me imagino que en sus merecidas vacaciones, presenta Mercedes Landete. Paso con cierta desgana por las tres primeras piezas del informativo porque sólo tienen un objetivo político, el habitual, atacar al Gobierno de Zapatero y crear un estado de opinión contrario al mismo. Y llega la noticia de los supuestos ataques de Joan Puig, ex diputado de ERC, a los extremeños. Ni siquiera me interesa entrar en el fondo de la cuestión más allá de decir que quien insulta como argumento es que no tiene nada sólido que defender y poco intersante que decir. El caso es que Puig escribió la palabra "malnacidos" en referencia a algún extremeño, sea político o ciudadano de a pie. Y Telemadrid, como otros muchos medios, no pierde ocasión de censurar a algún político catalán, claro. Pieza previsible en el informativo, sin duda.
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Pero aquí me asalta la duda. Resulta que casi al mismo tiempo que Puig escribía la palabra "malnacidos", Rosa Díez, adorada en Telemadrid desde que se opuso a Zapatero y diputada en activo (lo que le debería llevar a guardar las formas algo más si hubiera estilo en este país, pero...), escribía en su blog la palabra "lerdo", en alusión al vicepresidente económico del Gobierno, Pedro Solbes. Telemadrid, por supuesto, no dio la información. Un curioso doble rasero en la forma de dar a un hecho categoría de noticia. Y el caso es que tenemos dos insultos, los dos escritos en blogs, los dos escritos por alguien que ha ocupado u ocupa un escaño en el Congreso de los Diputados. ¿La diferencia entre los casos? Es tan obvia que da asco decirle. Órdenes de arriba otra vez, pero esta vez por una causa política en lugar de por una causa empresarial. Vamos, que sólo se convierte en noticia si sirve a unos intereses del poder. Igualmente vergonzoso.
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Y todo ello sucede mientras mantengo mi asombro por no haber escuchado todavía ni una sola palabra sobre los Juegos Olímpicos. Sobre los Juegos digo, no sobre otros asuntos que, por mucho que se diga, nada tienen que ver con la mayor cita deportiva del mundo. Oigo que hay atentados, censura, polución, represión... pero de deporte todavía ni una palabra. Veo a periodistas deportivos centrarse en todo lo negativo de China (país al que yo no voy a defender, desde luego), pero que callan ante otros países y en situaciones igualmente vergonzosas. Será que piensan que no tienen un escaparate tan bonito para lucirse como unos Juegos Olímpicos. No pasa nada, pronto nos sumaremos todos al carro de los deportistas ganadores, en cuanto empiecen a caer las medallas. Y nos olvidaremos de ellos con la misma facilidad... Qué triste...

martes, agosto 05, 2008

¿Te hubieras llevado los 50 millones...?

Siempre me han gustado los concursos de contenido más o menos cultural, de esos que, por lo menos, te dejan algo en la cabeza. Alguna pregunta inteligente, alguna prueba interesante, algún conocimiento de algo. Aunque hace tiempo que ninguno me engancha de verdad, me tiene un poco aficionado el de ¿Sabes más que un niño de Primaria?. Es asombroso ver el desconocimiento que tienen algunos de los concursantes, casi tanto como comprobar la inutilidad de algunas de las cosas que estudian hoy en día los niños. Y, qué demonios, siempre es divertido ver a un crío reírse de un adulto con razón.

Ayer, no sé por qué, viendo la edición de este concurso, me acordé de 50 por 15, la edición española de ¿Quieres ser millonario?, que presentó hace ya unos cuantos años por primera vez Carlos Sobera en Telecinco. Y me acordé del primer tipo que ganó los 50 millones de pesetas tras acertar las quince preguntas del juego. Y me acordé de que tengo un artículo de El País en el que vienen las quince preguntas. Y como recordaba que me pareció un camino no excesivamente complicado pero en el que no hubiera acertado las quince preguntas, me he puesto a hacerlo de nuevo a ver el resultado.

Si no os acordáis de las normas del concurso, os las digo yo. Cada pregunta se ofrecen cuatro opciones y hay tres comodines que se pueden utilizar una sola vez: el de la llamada (30 segundos de conversación telefónica con una persona previamente escogida de entre un grupo de conocidos aportados por el concursante al programa, para pedirle ayuda), el del público (se le hace la pregunta a quienes asisten al programa y se le dan al concursante los porcentajes de personas que han optado por cada respuesta) y el del 50 por ciento (de las cuatro opciones, se eliminan dos de las equivocadas). Ahí van las preguntas...

1) 25.000 pesetas.
¿Qué nombre recibe concretamente la persona a quien beneficia un contrato de seguro?
a) Asegurador, b) Beneficiario, c) Polizón, d) Segurata.

2) 50.000 pesetas.
¿Qué nombre recibe el tambor muy grande de orquestas y bandas que se toca con una maza?
a) Tamboril, b) Pandereta, c) Casacabel, d) Bombo.

3) 75.000 pesetas.
¿Qué calificativo concreto se otorga a la persona que pronuncia confusamente las palabras?
a) Locuaz, b) Trapajoso, c) Orador, d) Maestro.

4) 150.000 pesetas.
¿De qué Estado norteamericano es capital Indianápolis?
a) Indiana, b) Montana, c) Ohio, d) Luisiana.

5) 300.000 pesetas.
¿Qué voz inglesa se utiliza para designar al agente financiero y bursátil?
a) Stoker, b) Joker, c) Broker, d) Locker.

6) 350.000 pesetas.
¿A qué hacen referencia las palabras dórica, jónica, corintia, compuesta, toscana y salomónica?
a) Nombres femeninos, b) Tipos de estrellas, c) Tipos de columnas, d) Sustancias químicas.

7) 450.000 pesetas.
¿Quién es el alcalde del pueblo Villar del Río en Bienvenido, Mister Marshall?
a) Francisco Martínez Soria, b) José Isbert, c) Antonio Resines, d) Eduardo Fajardo.

8) 600.000 pesetas.
¿Cuál es el planeta más alejado del Sol?
a) Saturno, b) Venus, c) Tierra, d) Plutón.

9) 750.000 pesetas.
¿De qué se alimenta casi exclusivamente el koala?
a) Hojas de eucalipto, b) Gusanos, c) Flores, d) Insectos.

10) 1.500.000 pesetas.
¿Qué potencia nuclear instaló en 1961 bases de misiles en Cuba, provocando un conflicto internacional?
a) Unión Soviética, b) Estados Unidos, c) India, d) China.

11) 3.000.000 pesetas.
¿Cómo se llama el punto a partir del cual empiezan a ser perceptibles los efectos de un estímulo físico?
a) Umbral, b) Umbría, c) Uncial, d) Unicaule.

12) 6.000.000 pesetas.
¿Cuál de los siguientes verbos se refiere al cuidado de las abejas?
a) Avispar, b) Pastorear, c) Abarbar, d) Abejarucar.

13) 12.000.000 pesetas.
¿Qué son los hotentotes?
a) Pueblos africanos, b) Monumentos antiguos, c) Insectos acuáticos, d) Cobertizos árabes.

14) 24.000.000 pesetas.
¿Cómo se llamaban los seres repugnantes de aspecto humano que encontró Gulliver en el país Houyhnm?
a) Viborgs, b) Yahoos, c) Danns, d) Jarttüns.

15) 50.000.000 pesetas.
¿De qué fruta se obtiene la copra?
a) De la piña, b) De la cereza, c) Del coco, d) Del albaricoque.

Se dijo en su día, por supuesto sin que nadie pudiera probarlo, que el concurso facilitó el camino de este concursante a los 50 millones para mantener el interés por el programa entre la audiencia. Aquel día, de hecho, logró un 37 por ciento de share. Yo no sé si fue así, pero el cuestionario no es demasiado complejo. Yo he acertado 12 sin necesidad de comodines, las siete primeras del tirón, con lo que me habría llevado sin ayuda 450.000 pesetas. Las preguntas 8, 12 y 15 se me han atragantado, pero creo que con el comodín del 50 por ciento me podría haber salvado en la primera, el de la llamada en la segunda y el del público en la tercera (¿mucho confiar...?). Las respuestas, en los comentarios de este post. ¿A vosotros qué tal os ha ido...?

Este, por cierto, es el imprescindible vídeo que he encontrado en Youtube de la última pregunta que le hicieron a Enrique Chicote, el tipo que se llevó los 50 millones en el ya lejanísimo 22 de septiembre del año 2000 (espero que no os hayáis hecho trampas escuchando la respuesta de la última pregunta antes de hacer el test...). Enorme la soberbia con la que usa su último comodín, casi tan enorme como la tranquilidad de su mujer al escuchar que le van a hacer una pregunta que le puede dar un premio de 50 kilos...