miércoles, abril 30, 2008

No voy a echar de menos a Zaplana, no...

Zaplana se va. Deja el Congreso de los Diputados para ganar un millón de euros en la antigua empresa pública y privatizada Telefónica. ¿Mi primera conclusión? Que no le voy a echar de menos. Pero nada. Ni una pizca. Ni siquiera por los viejos tiempos. De verdad que no. Que Zaplana deje la política es una de las mejores noticias que he escuchado en los últimos tiempos. Y razones me sobran para pensar así. Por cierto, poner la foto en la derecha de esta entrada no es una casualidad.

Pocos recuerdan que Zaplana adquirió notoriedad en esto de la política gracias a una tránsfuga socialista que le dio la alcaldía de Benidorm. Una tránsfuga que, por cierto, sigue trabajando como asesora para cargos locales del PP valenciano (su marido ya no tiene tanta suerte; le despidieron en noviembre del año pasado. "No me han dado ninguna explicación. Creo que después de 12 años merecía algo más". "No sé si hay un trasfondo político en la decisión de no renovarme el contrato. Soy un profesional, no un político", dijo entonces). Primero de sus dudosos movimientos en esto de la política.

Y es que Zaplana siempre ha estado en el ojo de la polémica por numerosos embrollos de todo tipo, pero pocas veces se ha visto salpicado en serio. Mucha gente habla de su relación en los chanchullos y deudas millonarias de Terra Mítica ("no va a costar ni una peseta", dijo el entonces presidente valenciano, hoy el déficit es millonario), de sus relaciones con el mundo inmobiliario más especulativo y salvaje, de sus costosos relojes (de los que no hablaré, no sea que me gane una querella)... Pero nunca nadie ha conseguido que se le condene en los tribunales de Justicia. Como por ese lado no parece haber nada que rascar, siempre me ha interesado más su faceta mediática. Él, como presidente de la Generalitat Valenciana, trató de lograr un holding de medios de comunicación a su servicio. Pocos se resistieron al influyo de Zaplana y continuaron batallando desde la resistencia. Quizá éste fuera el modelo que Aznar quiso establecer para el Estado (quizá Urdaci nos lo quiera aclarar algún día...) y por eso nombró a Zaplana ministro y portavoz del Gobierno.

Para la historia quedará el comunicado nada improvisado de Zaplana en la jornada de reflexión de las elecciones de 2004, grabado en las oficinas de la agencia EFE con un fondo simulado para que pareciera un edificio gubernamental. Para la historia tendrán que quedar, irremediablemente, sus delirios sobre el 11-M, compartidos con muchos colegas de la derecha política y mediática, en especial su comparecencia ante la comisión parlamentaria que investigó los atentados (donde se dedicó a lanzar numerosas acusaciones al PSOE en lugar de dar datos de lo sucedido durante el Gobierno del que formó parte, algo que ayudara a que algo parecido no vuelva a suceder jamás). Quedan, sin duda, los cuatro años de oposición salvaje que ha protagonizado como portavoz del PP en el Congreso de los Diputados.

Y queda la sospecha de una maniobra que, tengo la impresión, está más que calculada. Resulta que Zaplana renunció a serguir como portavoz en el Congreso. Muchos pensaron que se iba antes de que le echaran (lo que suceda con Acebes en el Congreso del PP de junio se podrá interpretar de forma parecida). Rajoy hablaba de nombrar "su" equipo y todos sabíamos que Zaplana era del equipo de Aznar. Lo de "diputado raso" no se lo creyó nadie. Yo, desde luego, no. Y ahora lo confirma marchándose gracias a una oferta laboral que no me puedo creer que se gestara de la noche a la mañana. A Esperanza Aguirre le ha dado un disgusto (y se lo notaba al dar sus primeras impresiones sobre este asunto) porque era un apoyo más que probable para su causa (la enemistad de Zaplana con Camps es otro indicio de lo que puede suceder en el futuro en el PP), en el caso de que finalmente decida ser alternativa a Rajoy.

No creo que sea el último en marcharse. Que no tengan cargo alguno el fichaje estrella de la precampaña, el hombre que iba a salvarnos de la catástrofe económica, Manuel Pizarro, y el político que se encargó de la redacción del programa electoral, Juan Costa, son señales más que inequívocas de que hay descontento en las filas populares. Como se le multipliquen a Rajoy los diputados rasos, sólo va a tener dos caminos: la renovación absoluta del PP (¿se atreverá?; ¿será posible que lo haga?; ¿le dejarán?) o la rendición absoluta al ala dura del partido que sobreviva (con o sin Esperanza Aguirre a la cabeza). Los próximos meses siguen presentándose llenos de incógnitas en la vida del Partido Popular...

Zaplana se va. Dice que temporalmente, aunque yo espero que sea algo más definitivo. No hace falta desearle suerte, porque estoy seguro de que su suerte ya se la ha buscado.

martes, abril 29, 2008

El nombre de una calle

Suelo fijarme en los nombres de las calles. Me parece que es una bonita forma de mantener viva la memoria de personajes que han hecho algo digno de ser recordado, a pesar de que muchas veces no tengamos la más remota idea de quién era la persona detrás del nombre y por qué se le ha dedicado una calle. Por eso, me gusta de forma especial ver nombres de calles dedicadas a personas que he podido ver a lo largo de mi vida. Está muy bien recordar a figuras representativas del siglo XVIII, pero me llama más la atención la posibilidad de hacer un homenaje en vida a quien se lo merece para que pueda disfrutarlo. O, al menos, que pueda traer recuerdos a las personas de hoy en día, que hayan visto trabajar a ese homenajeado.


En Málaga me encontré con una calle muy peculiar en ese sentido, la Calle Charlie Rivel, a quien se considera uno de los payasos más famosos de la historia. No creo haberle visto actuar nunca, pero sí recuerdo ver en televisión la noticia de su muerte, a pesar de que tenía sólo cinco años cuando falleció. Era un tipo que dedicó su vida a hacer reír a los demás, especialmente a los más pequeños. Y una sonrisa, sobre todo si es de un niño, es algo que no tiene precio. Por eso, se merece todos los homenajes del mundo. Por eso, al ver la placa con el nombre de la calle le hice la fotografía sonriendo. Pero la sonrisa se tornó en decepción cuando giré la vista para ver esa calle que le habían dedicado.

Si Charlie Rivel lo viera, seguro que se echaría a llorar. ¿Esta es la triste calle que se le dedica a un payaso que buscaba la felicidad de los demás? Y es que esa es la vertiente negativa de los homenajes de este tipo. Muchas veces no se tiene una bonita calle que brindar al homenajeado y se sale del paso con cualquier cosa. Qué pena me dio ver esta calle y recordar a un payaso que buscaba sonrisas...

lunes, abril 28, 2008

El calor de Málaga

Hablar del calor de Málaga obliga a una doble lectura de la expresión. Por un lado, hablamos, obviamente, de la temperatura. Estamos a finales de abril y ya hace un calor tremendo ("hoy va a hacer fresquito", me decía con sorna a las nueve y media de la mañana un quiosquero). Y es un calor muy húmedo, claro, por la cercanía del mar, con lo que parece que hace más calor del que hay en realidad. Hace un par de veranos estuve en el Rincón de la Victoria, muy cerquita de la capital, y ya sobreviví a un calor realmente infernal. A estas alturas del año, ya se va notando algo parecido. Pero el calor de Málaga es también el calor de sus gentes. La verdad es que cuando uno viaja solo, con la única compañía de la cámara de fotos y las ilusiones futboleras, se agradece que la gente no se ahorre un agradecimiento, un saludo o un comentario. Y en Málaga, la verdad, tratan muy bien al turista. Le dan mucho calor.

A pesar del poquito tiempo del que dispuse para pasear, Málaga, al menos en lo más esencial, es una ciudad que se ve con agrado en poco tiempo. La joya de la ciudad, para mí, es la Alcazaba. No hay una sola foto que haya sacado en ese lugar que le haga verdadera justicia, y la que hay justo encima de estas líneas no es una excepción. Esa fortaleza sólo podría captarse como se merece en una imagen tomada desde el aire. Un turista alemán (al que le pedí que me sacara una foto, entendiéndonos en inglés) me dijo dos o tres veces la palabra "magnificent" cuando pasaba por algún lugar de la Alcazaba que le causaba gran impresión. Y tenía razón. Es un sitio magnífico. Cada nueva estancia en la que entraba iba generando más historias y más Historia en mi cabeza.
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Y hay una gran ventaja de índole material que anima a salir contento de allí. El precio para entrar en la Alcazaba es de dos euros, una cantidad mínima que me imagino ayudará a pagar los gastos de mantenimiento y estudio de tan precioso lugar pero que no es una tomadura de pelo para el visitante. Confieso que me da una rabia inmensa pagar precios elevados por entrar a lugares de visita obligada. Los pago casi siempre (¿quién sabe cuándo podrá uno volver a esos rincones...?), pero no me gusta hacerlo. La cultura y la historia de este país debiera ser accesible para todo el mundo, y por eso no me gustan los atracos en las entradas a lugares como éste. El mismo precio tenía el castillo de Gibralfaro (¡qué vistas tan espléndidas de la ciudad, como se puede ver en la primera foto!), y la entrada combinada para ambos era aún más barata. Así da gusto.

Algo más cara era la entrada a la catedral. Y como ya la conocía (eso y el Museo Picasso eran los únicos lugares que ya conocía de Málaga), decidí emplear mi escaso tiempo en la ciudad en otros lugares. Eso sí, como auténtico amante que soy de las catedrales, no pude evitar que mi cámara registrara un buen número de fotos del exterior catedralicio (incluso desde la cómoda terraza en la que comí el sábado admirando el monumento), como ésta que incluyo. No es una de mis catedrales favoritas (Burgos y León pugnan por ese honor), pero es una magnífica pieza de arquitectura del siglo XVI. He leído que la llaman La Manquita porque su segunda torre se quedó a medio hacer en el siglo XVIII por falta de dinero.

Y si algo merece la pena de Málaga es pasear por sus calles. Aquí tenéis la principal arteria peatonal, la Calle Larios (así la llama todo el mundo, aunque el nombre oficial es Marqués de Larios), donde uno se permitió el lujo de degustar algún que otro magnífico helado después de comer en una taberna típica en la calle Granada, un poquito más arriba, después de pasar por la Plaza de la Constitución (donde están colocadas en el suelo reproducciones en metal de las portadas de varios periódicos del día en que se aprobó la Carta Magna). También merece la pena dar una vuelta por el Paseo del Parque, mezclando los olores de la flora y el mar, o por los Jardines de Puerta Oscura.
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Málaga se ha ganado el deseo de volver. Pero habrá que probar en invierno, que el calor andaluz es mucho calor para mí...

martes, abril 22, 2008

El (nulo) valor de la palabra

No había escrito todavía ni una sola línea sobre lo que está pasando en el PP tras la derrota en las elecciones generales. Ha sido un mes y medio muy intenso en el primer partido de la oposición. Me hace cierta gracia lo que veo porque creo que en el PP está pasando ahora lo que ya pasó en el PSOE hace una década. Una sucesión dirigida que no gusta a las bases, una severa derrota en las urnas, posibilidades de que surjan candidatos alternativos al oficial, gente ya pidiendo primarias, y, sobre todo, palabras y cuchillos cruzados. En mi casa se generalizó en su día la expresión "guirigai socialista". Comenzó a escucharse con un tono más o menos serio en los tiempos de Almunia y Borrel y se ha seguido utilizando de forma más jocosa por algunos, ya con Zapatero, cada vez que hablaba Bono o Ibarra. Hoy no se habla de "guirigai popular". Como poco, curioso...

La lección que se puede sacar de todo este embrollo político es que la nominación digital es muy mala para un partido, sea el que sea. En el PSOE lo descubrieron con el nombramiento a dedo de Almunia por parte de Felipe. En el PP parecen darse cuenta ahora, con el de Rajoy y Aznar. Cuatro años tarde de lo que debiera haberse dado cuenta el ahora líder popular (porque sigo sin entender porque ha tragado todo lo que ha tragado durante los últimos cuatro años; ¿estaba actuando antes o está actuando ahora?). O diez, si se mira el ejemplo socialista.

El caso es que la figura de la que más se habla estos días es la de Esperanza Aguirre. La presidenta de la Comunidad de Madrid estuvo ayer en 59 segundos, para ser magníficamente entrevistada por la subidrectora y presentadora del programa, Ana Pastor, y los seis periodistas que le acompañaban en la mesa (una entrevista excelente, directa al grano, sin esquivar preguntas). Fueron 40 minutos intentos e interesantísimos porque, aunque a simple vista no hubiera grandes novedades, lo cierto es que deja una sentencia clarísima. Y es el valor que se le da en política a la palabra dada. El nulo valor, debiera decir. Aguirre sentenció en numerosas ocasiones que no tenía intención de presentarse como alternativa a Rajoy y que su voto en el Congreso iba a ser para el ahora presidente. Pero sentenció al final que las posturas no eran inamovibles, que las adhesiones no eran inquebrantales. O lo que es lo mismo, que por mucho que ahora diga que no se va a presentar, puede hacerlo. Que por mucho que diga que apoya a Rajoy, puede no hacerlo.

Parece un razonamiento banal, pero es muy interesante. Aguirre no opta por eludir la respuesta o decir que no sabe lo que va a hacer. Dice lo que va a hacer pero ella misma garantiza que puede no suceder lo que está proclamando y cambiar de opinión. ¿Entonces de qué sirve que adopte una posición o la contraria? Si no está segura de apoyar a Rajoy en el Congreso de junio, que no le apoye ahora. Si no está segura de no presentarse en ese cónclave, que no diga con firmeza que no lo va a hacer. Todo lo demás es una tomadura de pelo, que creo que es lo que estuvo haciendo la presidenta de la Comunidad de Madrid durante la entrevista, lo que está haciendo desde el día de las elecciones generales. Escuchar a Aguirre se ha convertido en una auténtica pérdida de tiempo. No hay muchas opciones: o no sabe lo que quiere hacer o está calibrando las posibilidades que tiene de ganar.

Se lo señalaron muy bien durante la entrevista. Mal debe estar comunicando sus pensamientos e intenciones cuando todo el mundo (la gente, votantes o no del PP, y los medios de comunicación) parece estar convencido de que dará el paso o, al menos, está maniobrando para conocer los apoyos que podría tener en caso de darlo. Y no es que me parezca mal que se presente, todo lo contrario. Me parecería un buen ejercicio de pluralidad en el PP, un ejercicio que todavía no ha sabido hacer desde la Transición (Fraga nombró a dedo a Aznar y Aznar hizo lo propio con Rajoy). Que la gente se pregunte si tiene derecho a presentarse o si es una traición al partido me parece un tanto irrisorio. ¿Desde cuando ejercer la democracia es algo negativo? Y eso que la elección no la harán las bases, sino unos compromisarios (es decir, no son unas elecciones primarias, sino un Congreso para las élites).

Pero todo esto tiene una trampa, que sútilmente dejó entrever Aguirre en 59 segundos. Los estatutos del PP señalan que los congresos deben realizarse cada tres años. Siguiendo ese calendario, eso quiere decir que el próximo cónclave sería en junio de 2011. Es decir, antes de las próximas elecciones generales y después de las próximas europeas, gallegas y vascas. En la práctica, eso quiere decir que Aguirre tiene motivos muy fundados para no ser candidata ahora. ¿Para qué? Mejor que Rajoy se coma el desgaste de tres duras elecciones de muy dudoso éxito para el partido. Las tres anteriores citas de este calibre fueron victorias del PSOE y, si en las otras dos hay dudas sobre el resultado final, es seguro que en las vascas el PP repetirá el mal dato de las últimas convocatorias. Así que Aguirre puede sentarse plácidamente a ver cómo Rajoy sufre tres varapalos electorales más y presentarse en 2011 como la salvadora.

No tengo ni la más remota idea de lo que puede pasar en el Congreso que el PP celebra en junio, pero cada vez tengo una sensación mayor de que se cerrará en falso. Sin debate, sin candidato alternativo, y sin reflexión sobre por qué han logrado movilizar de una forma tan espectacular a tanto votante de izquierdas. Ellos sabrán...

lunes, abril 21, 2008

Sueños

El mundo de los sueños siempre me ha fascinado por lo poco que en realidad sabemos de él. Cuando descansamos, por nuestra mente pasan imágenes de todo tipo y condición, abrimos la puerta a unos momentos en los que no tenemos ningún tipo de control ante lo que vemos. Hay quien sueña con realidades fantásticas, con situaciones imposibles, con personajes inexistentes. Aunque alguna vez los he tenido, claro, mis sueños no suelen ser así. A mí se me cuelan habitualmente en la cabeza imágenes cotidianas, personas que conozco. No me acuerdo demasiadas veces de lo que he soñado, pero algunos días esos sueños son tan claros o incluso más que algunos recuerdos reales. Eso me encanta y me sorprende a partes iguales.

Y me parece fascinante todo lo que rodea a ese mundo. Supongo que veo los sueños como una extensión del mundo cinematográfico que tanto adoro. Al fin y al cabo, lo que veo son películas. Pequeñas historias de ficción a las que asisto como protagonista (¿quién no ha querido ser el personaje principal de alguna película?) o como espectador. Situaciones hipotéticas de las que siempre he querido saber más, de su desarrollo o de su final. Otras situaciones que jamás podría imaginarme que sucedan en el mundo real. Mi crítica de esa película es la interpretación que doy a los sueños. A veces son sueños trascendentes, a veces son puro divertimento (o sufrimiento). Como el cine.

Relacionado con la redacción propia de esa interpretación, otro aspecto que me parece realmente curioso de este mundo es la proliferación de páginas en Internet que (dicen que) saben sacar el significado de la presencia en nuestros sueños de objetos, lugares, personas o situaciones. Escribo en Google "interpretación de sueños" y me salen nada menos que 69.000 páginas diferentes. Al final, siempre he pensado que la interpretación de mis sueños es mucho más sencilla que todo eso. Nunca he sabido cuánto hay de engañabobos y cuánto de certeza en esos análisis, y por eso no suelo tenerlos muy en cuenta.

Sólo consultando dos de esas páginas, he sacado dos interpretaciones diametralmente opuestas para un sueño que he tenido hace no muchas noches. Lo más gracioso es que no me satisface ninguna de las dos, no creo que ninguna de ellas haya dado con la clave real de ese sueño. Sé lo que he soñado, sé lo que pienso, sé lo que siento. Y eso es mucho más valioso y útil para entender lo que he visto en mi mente que la interpretación de una persona que no me conoce de nada. Sé de sobra qué significa que aparezcan personas concretas, no necesito a ningún experto para que me lo diga.

Mis sueños, por cierto, aunque están anclados en el mundo real, no suelen ser de los que se hacen realidad. Hace mucho tiempo, se me quedó grabada una cita de la inmortal obra de Calderón de la Barca: "Porque toda la vida es sueño... y los sueños, sueños son". Y la tengo como una gran verdad.

viernes, abril 18, 2008

"La gloria es para siempre"

De todas las imágenes que he visto de la final de Copa del Rey de fútbol del pasado miércoles, ésta es la que más me ha llamado la atención. "El sufrimiento es pasajero, la gloria es para siempre", edcían estos aficionados del Getafe en su pancarta. Suena bien, suena muy bonito, suena a conocido, suena a equipo pequeño (y lo de pequeño va con todo el cariño del mundo de parte de otro seguidor de un equipo pequeño). Quizá no lo saben, pero los autores de esta pancarta han descrito muy bien lo que supone ser seguidor del Getafe, del Racing, de la Real, del Celta, del Osasuna, del Recreativo y de tantos otros equipos.

El sufrimiento es pasajero. Constante, quizás (¿cuántos habremos dicho alguna vez que nuestro equipo no nos da más que disgustos?), pero pasajero. Porque alguna vez llega una victoria. Siempre llega por lo menos una, aunque sea pequeña, aunque sea efímera, aunque sea irrelevante para muchos. Pero se queda guardada en nuestra memoria y en nuestro corazón. ¡Y cómo lo celebramos! No será en la final de la Champions League, pero esos días son mágicos, nos llenan de alegría y de sentimiento de orgullo por haber empleado tanto tiempo de nuestra vida en seguir los avatares de ese equipo al que otras veces le achacamos tantos disgustos. Sólo ese pequeño triunfo lo compensa todo.

No debió pronunciarse, pero el Rey dio en el blanco de lo que pensábamos muchos: "Que gane el que perdió", dijo, refiriéndose a la épica pero triste noche ante el Bayern de Munich. Quien sufre una derrota tan dura e inmerecida siempre espera que el destino le compense. Pasa en el fútbol y pasa en la vida. No importa lo que nos pase, siempre pensamos que el fútbol va a pagar sus deudas con los equipos pequeños. Y a veces lo hace. La Real que perdió la Liga de 1980 después de estar 32 partidos sin perder (nadie ha encadenado tantos partidos sin una derrota), ganó las dos siguientes. El Depor que no logró el título con el famoso penalti de Djukic se proclamó campeón unos años después.

Pero también hay ejemplos de impago, de equipos que han escrito páginas doradas de su historia sin lograr el premio merecido. El fútbol no le ha devuelto a la Real la alegría de la que le privó en 2003, cuando se quedó a las puertas de su tercera Liga, e incluso le ha dado una bofetada mayor enviando al equipo a Segunda apenas cuatro años después. O al Alavés la derrota en aquella histórica final de UEFA frente al Liverpool. O ahora al Getafe la derrota en su primera final de Copa o el duro revés frente a los alemanes. La conclusión es clara. El fútbol no siempre paga las deudas. No podemos irnos a dormir pensando en que tendremos otra oportunidad, porque no siempre llega. Pero cuando llega... Qué júbilo...

Yo estuve en Vigo el 15 de junio de 2003. Aquel día, la Real perdió una Liga. También estuve en Valencia el 17 de junio de 2007. Aquella vez, lo que vi fue el descenso a Segunda de mi equipo. Sé lo que es volver a casa, en un penoso y largo trayecto en tren, rumiando una derrota tan severa. Pensando en qué se ha fallado, dónde se escapó la gloria, qué momento podría haber cambiado el curso de la Historia. Y envidio que los aficionados del Getafe tuvieran un trayecto de regreso a casa tan corto, desde el Vicente Calderón de Madrid hasta la localidad madrileña del sur. Porque eso es lo peor. Volver a la realidad y darte cuenta de que tu equipo no es campeón.

Pero el tiempo pasa y después te das cuenta de lo que ha hecho ese equipo. Lo del Getafe tiene muchísimo mérito. Han entrado en los libros de historia. No como campeones. Pero saben, al menos los autores de esa pancarta, que la gloria es para siempre. Esa no se olvida aunque la estadística, cabezona ella, nos recordará para siempre que aquel día concreto no fuimos campeones. O, al menos, campeones sin copa.

miércoles, abril 16, 2008

Ni tanto, ni tan poco

A raíz del nuevo Gobierno de Zapatero, llevo unos días quejándome del error que cometen aquellos que piensan que ser mujer (o ser hombre, que para el caso a mí me da igual...) es un mérito en sí mismo. Me quejo de que la única valoración que se haga de alguien que llega a un Consejo de Ministros sea "mujer, catalana y embarazada", como se está diciendo de la nueva titular de Defensa, Carme Chacón. Nadie mira el currículum o sus méritos profesionales. Pero si me quejo de aquellos que aplauden con las orejas la llegada de las mujeres sin preocuparse de si son válidas o no (único criterio que debiera contar a la hora de hacer cualquier nombramiento, en cualquier esfera de la vida), me quejo también de lo contrario. Ni tanto, ni tan poco. ¿Tanto cuesta hacer críticas razonadas del trabajo de un político?

Pues parece que sí, porque lo que se está oyendo estos días en algunos medios de comunicación para criticar a algunas de las ministras es sencillamente aberrante. El incomparable Federico Jiménez Losantos sigue utilizando la emisora de los obispos para propagar el odio y, sin conocerla de nada, sin darle esos cien días de cortesía que suelen otorgar a quien llega a un Ministerio, ya ha catalogado muy negativamente a la ministra de Igualdad, Bibiana Aído, a quien no ve méritos para haber llegado ahí. "Como no haya ganado algún torneo de peteneras", dice. También tiene palabras para la nueva ministra de Defensa, quien, según Jiménez Losantos, dirige ahora "el ejército de Carmencita Pepis".

ABC, después de haber sufrido un cambio de director que me abstengo de valorar por cuestiones personales que no sé si sería capaz de evitar, también ataca. En sus páginas, Juan Manuel de Prada dice que "para abastecer su gabinete de tías, Zapatero ha buscado debajo de las piedras" (quizá porque en su partido hay muchas "tías" y algunas de las que los profetas periodísticos apostaban que llegarían a un Ministerio, como Trinidad Jiménez, se han quedado por el camino).

En las líneas del mismo periódico, Antonio Burgos asegura de Chacón que "no pone el menor ardor guerrero cuando tenga que gritar un '¡Viva España!' que se le nota a chorros que le da asco". Y quien no haya visto o no recuerde el mítico anuncio del Scatergoris, no entenderá la gracieta del autor de estos artículos de opinión al afirmar que acepta a la nueva ministra de Defensa "como animal de compañía, de batallón, de regimiento, de brigada y de división". Para qué darle más vueltas a la evaluación de los méritos o deméritos de la ministra en cuestión si David Gistau, en las páginas de El Mundo, ya ha encontrado la mejor forma de definirla: "Carmen, la del bombo". Con un par.

Y llegamos a La Razón, ¡ese gran bastión ideológico de la prensa española! En este diario, Iñaki Ezkerra dice que "nombrar a Aído parece del Gran Hermano, no sé bien si orwelliano o televisivo". Javier G. Ferrari, también en La Razón, se preguntaba "si Chacón va a coleccionar soldaditos de plomo para su retoño". Cristina López Schilichting, gran nombre de la COPE por otra parte, escribe en este mismo diario que "entra en un cosmético Ministerio de Igualdad una chica de 31 años cuyo mayor mérito es haber fomentado el flamenco en Andalucía... y hay que callarse porque es mujer". Si aplicáramos la doctrina Schilichting, podríamos decir lo mismo en muchos campos de la vida con absoluta seguridad...

Esto es periodismo, señores. Al menos lo que algunos entienden como periodismo. Valorar los méritos profesionales de los nuevos ministros no está en la agenda de estos periodistas. Lo importante es entrar en la carrera por decir la tontería más inmensa, más sonora y más ingeniosa que se les ocurra, sentados delante de su ordenador o de su micrófono, tan lejos del mundo real que empieza a asustar. Incluso en el caso de que tuvieran razón y las ministras hagan méritos con su trabajo para ser criticadas, la forma en la que lo han hecho, sin esperar siquiera en algunos casos a conocer de ellas más que su nombre, edad y procedencia, les descalifica como profesionales de la comunicación. Por supuesto, van a seguir a lo suyo. Porque es lo único que saben hacer. Yo lo seguiré lamentando porque eso, para mí, no es periodismo y nunca lo será.

Pero, claro, si esto es lo que nos dejan los supuestos profesionales de los medios de comunicación, recurrir a la política para encontrar valoraciones inteligentes es imposible. No, en realidad es para llorar. El inigualable (nótese el tono irónico en el adjetivo...) Silvio Berlusconi ve al Gobierno de Zapatero "demasiado rosa". Y, lo que es peor, es capaz de explicarlo. "¡Nueve mujeres! ¡Él solo se lo ha buscado. Le costará dominarlas", añadió el próximo primer ministro italiano. Pobres italianos, de nuevo bajo su mandato... En España, el presidente de la Generalitat Valenciana, Francisco Camps, ese que lleva no sé cuánto tiempo sin convocar una rueda de prensa para someterse al control del cuarto poder, hace un sesudo análisis de los méritos de la ministra de Igualdad. "Le mola mucho ser ecopacifista, le mola". Y añade: "Va con una guitarra". Lo dicho, un sesudo análisis.

Me imagino que todas estas estupideces se califican por sí solas. Yo, desde luego, no voy a buscarles adjetivos. Bastante he hecho con perder unos minutos de mi tiempo para reproducir sus ocurrencias, tan faltas de talento como de gracia, que no hacen sino manchar una profesión tan hermosa como es la del periodista.

Tengo una pregunta para Luis Aragonés

A pesar del morbo, a pesar de las ganas que había de ver a Luis Aragonés junto a un grupo de ciudadanos anónimos, la edición de Tengo una pregunta para usted con el seleccionador nacional de fútbol fue un auténtico coñazo. Sí, lo fue, a pesar de que es indudable que siempre tiene muchos puntos de interés hablar con un entrenador a dos meses de una competición tan relevante como una Eurocopa. Y la culpa de la aburrida noche que ofreció La Primera de TVE es, sobre todo, del propio Luis Aragonés, que, como dejó claro desde el inicio, fue al programa sólo para rebatir la mala imagen que, dice, están dando de él los medios de comunicación, se supone que injustamente.

Para lograr su propósito de crear un Luis Aragonés amable y afable, su estrategia fue simple: eludir las respuestas que demandaban las preguntas que le hicieron. No se mojó en nada y, por tanto, aburrió a todo el mundo. A los entrevistadores por un día y, sobre todo, a los telespectadores (es el programa de Tengo una pregunta para usted que menos audiencia ha logrado. Con todo el respeto del mundo al líder de IU, pero con los pies en el suelo... ¡hasta Llamazares reunió a más gente delante de la tele!). Las preguntas, además, fueron en general muy flojas. Casi ninguno de los invitados quiso hurgar en la herida y se sintió en ocasiones un peloteo que no tuvieron los políticos que previamente habían acudido al estudio.

Como dijeron después algunos de los asistentes después del programa, no vieron al Luis real. Vieron a un actor. A un técnico que quiere caer bien, entre otras razones porque busca trabajo después de la Eurocopa. Desde mi punto de vista, no consiguió su objetivo. Para caer bien, tienes que sonar sincero (no lo pareció al hablar de Rául), cercano (trató de ponerse por encima del aficionado común con supuestos conocimientos que le dan la razón a la hora de convocar a un futbolista u otro; Luis, nosotros también somos capaces de sacar una media de goles marcados y minutos jugados, no te creas que eso es tan avanzado...) y, sobre todo, confiado en sus posiblidades (dejó tantas frases sin acabar y preguntas sin contestar que todo sonó a prefabricado).

Luis es un profesional que restó importancia a su palabra, comparando una actividad diaria que no se puede al final hacer con su decisión de no cumplir una promesa de marcharse tras el Mundial si no superábamos los cuartos de final. Dijo que la imagen que se ve de él en los medios es falsa, que él no es "tan ogro" como le pintan los periodistas. Será que era otro Luis Aragonés el que se negó por un tiempo a dar ruedas de prensa o el que ninguneó la trayectoria de Rául, que tanto alaba ahora al hablar, con unos chavales y pensando que no había cámaras delante. Y dijo que no le molesta la crítica, sólo "el insulto". Y, claro, me he acordado del siguiente vídeo, emitido en su momento por El día después, aquel magnífico programa de fútbol que tenía Canal +.



El partido es de la temporada 1997-1998. Luis entrenaba entonces al Betis y visitaba el estadio de Anoeta. El partido acabó 2-0 para la Real Sociedad, pero Luis tuvo un mal perder aquel día y se enzarzó, durante el juego, en una continua discusión con Darko Kovacevic. No sé cómo calificará hoy Luis Aragonés la expresión "además de tonto, eres malo", pero yo juraría que es un insulto. ¿O no? Y además de ser un insulto, una valoración futbolística un poco pobre de un jugador que ha marcado más de cien goles con la camiseta de la Real, que fue en su día traspasado a la Juventus por 3.400 millones de las antiguas pesetas y que, por cierto, marcó los dos goles de aquel partido en el que Luis Aragonés entrenaba al Betis.

Ojalá España gane la Eurocopa. De verdad. Cuando llegue junio, estaré con mi camiseta de la selección sentado delante de la tele, sufriendo como siempre con el equipo. Pero ésta vez lo veo más difícil que nunca porque el equipo no me ha transmitido nada bueno en los dos últimos años. Victorias apuradas ante rivales de medio pelo y triunfos ante selecciones potentes pero siempre en amistosos. Seguro que la sensación se borra cuando ruede el balón en el primer partido, pero hoy no veo a España con opciones de ganar. A mí no me ha cautivado España desde el segundo partido del pasado Mundial. Y fue contra Túnez, ojo. Si pasamos la primera fase, Italia, Francia u Holanda nos van a pasar por encima en cuartos. Vaya, en cuartos, siempre tiene que ser en cuartos...

lunes, abril 14, 2008

El machismo (¿o es la 'igualdad'?) ataca Gotham City. ¡Tiembla, Batman!

En mi repaso diario a los medios digitales, encuentro una noticia que, como poco, me causa conmoción. Lo digo en serio, que conste... El titular es contundente: Batman, el superhéroe machista. ¿El motivo? Esta viñeta que muestro a continuación.


En la polémica viñeta se ve a Batman y a Robin, a punto de subir al Batmóvil, prestos a enfrascarse en una nueva misión contra el crimen. La mujer es Betty Kane, la superheroína conocida como Batwoman. Ella dice: "¡Esperadme! ¡Me pongo el traje en unos minutos!". Batman responde: "¡Mira, Kathy, un luchador contra el crimen en la familia es suficiente! ¡El lugar de una esposa es su hogar!". Y, claro, como lector de cómics que soy desde hace más años de los que recuerdo y fan absoluto de Batman, para mí el mejor personaje que se ha creado jamás para las viñetas, me veo en la obligación de dedicar unos minutos de esra soleada tarde a comentar el evento...

Vamos a empezar por la parte histórica. Batwoman es un personaje creado en 1956, como respuesta a la publicación de un libro (que siempre he considerado un perfecto ejemplo de cómo llegar a simples y lamentables conclusiones, pero que en su día generó una controversia increíble), Seduction of the innocent, que apuntaba entre otras cosas que Batman y Robin eran gays. Los editores de DC Comics decidieron que había que meter una mujer en la historia para disipar dudas. Y con ese motivo nació Batwoman, como después nacería Batgirl en la serie de televisión de 1966. Batwoman no es un personaje recordado con demasiado cariño, puesto que formó parte de la época más delirante de Batman. Aquella en la que proliferaron personajes del tipo de Bat-Perro o Bat-Mito (un duende de otra dimensión que se vestía como Batman) en historias surrealistas y poco serias.

En 1964, Julius Schwartz se convirtió en el editor de Batman y, a pesar de que la serie de televisión y su tono camp no ayudaron precisamente (y eso que le tengo un gran cariño a este Batman de Adam West, que conste), comenzó una ingente tarea para devolver al superhéroe de Gotham City a sus orígenes. Es decir, historias de novela negra, detectivescas, serias y adultas en la medida de lo posible. Y como parte de esa tarea decidió ir prescindiendo poco a poco de los personajes más proclives a la parodia. Batwoman fue uno de ellos. Es otras palabras, la carrera de Batwoman se limita en los cómics, esencialmente, a los años 50 y 60. Por tanto, la viñeta en cuestión pertenece a aquella época (he intentado ubicarla en un número y un año concreto, pero no la he localizado), algo que también demuestra el estilo del dibujo.

Esto quiere decir que 20 minutos ha realizado el ejercicio periodístico de rescatar como noticia el machismo que desprende una viñeta publicada, como poco, hace más de 40 años. Claro que la viñeta es machista... vista desde los parámetros de una sociedad del año 2008. ¿Era machista, pongamos por caso, en 1956? Es obvio que el cómic, como cualquier otro arte, es reflejo de la sociedad de su época. Si en 1956 estaba socialmente mal visto que una esposa abandonara su hogar para hacer cualquier otro tipo de actividad (y lo estaba, a pesar de lo mucho que se ha avanzado afortunadamente en este terreno), el cómic reflejaría precisamente eso. Estoy más que seguro que quien escribiera ese guión no pensó en los cambios sociales de las décadas posteriores.

Más allá del chascarrillo periodístico que se me pueda ocurrir sobre la conveniencia de publicar como noticia en abril de 2008 la publicación de una viñeta en un cómic de los años 60 (¡¡¡y abrir un debate para ver qué piensan los lectores sobre el supuesto machismo de Batman!!!), esto lleva a algo que ya comenté hace unos días. Existe un afán desmedido y sorprendente por encontrar machismo por todas partes, por defender la igualdad entre hombres y mujeres buscando ofensas donde no las hay. ¿A quién le pedimos cuentas por esa frase de Batman? ¿Acaso debiéramos hace un boicot a los cómics actuales de Batman por esa afrenta a las mujeres? ¿Debemos hacer extensiva nuestra protesta a todos los cómics? ¿Debemos remitir esta viñeta al nuevo Ministerio de la Igualdad para que tome medidas? ¡Tiembla, Batman, tiembla!

La supuesta lucha por la igualdad de algunos (utilizo la fórmula neutra, me perdonen ustedes) y el desconocimiento con el que se suele hablar del cómic en general (y del género de superhéroes en particular) lleva a esos despropósitos. En el caso de Batman, como decía un poco más arriba, llueve sobre mojado desde hace ya muchísimos años. Buscar lecturas homosexuales o machistas en un superhéroe cuyas historias llevan publicándose casi 70 años (se cumplen en mayo del año que viene) es tener poca imaginación, no comprender un arte tan noble como el cómic y buscar polémicas absurdas. Cada día me alegro más de haber descubierto el noveno arte y disfrutar de maravillas que otros descartarán por tener dibujitos. Por contra, cada día entiendo menos el periodismo de este país.

sábado, abril 12, 2008

Luces y sombras del nuevo Gobierno

Ya conocemos al nuevo Gobierno. Por supuesto, no se respetarán los cien días de cortesía (es más, se han escuchado críticas incluso antes de que José Luis Rodríguez Zapatero diera a conocer los nombres oficialmente; qué país, de verdad, qué país...) y es inútil pedirlos a estas alturas de la película. Lo que sí es de alabar es que no haya habido filtraciones. El grueso de los nombres se han confirmado, más allá de las certezas que podían tener algunos de sus integrantes (como los dos vicepresidentes), apenas unas horas antes de que el presidente del Gobierno se asomara a la sala de prensa del Palacio de la Moncloa. Y eso, que para muchos será un detalle irrelevante, tiene más importante de lo que se cree. Que la función de la prensa sea de control y no de presión es fundamental para todo gobierno (y todo partido de la oposición; parece que Mariano Rajoy ya lo ha aprendido, y que le dure).
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A mi juicio, el gabinete con el que Zapatero comienza su segunda legislatura, presenta luces y sombras. Lo primero que todo el mundo destaca (empezando por el propio presidente del Gobierno), es que será el primer Ejecutivo de la historia en el que hay más mujeres que hombres. ¿Positivo? Pues tengo mis dudas de que tenga que considerar se positivo de por sí ese dato. Evidentemente, es una novedad. Evidentemente, es un paso más hacia la igualdad real de hombres y mujeres. Pero si las mujeres nombradas no responden a las expectativas, su mayoría será al final un paso atrás. Serán una cuota. No tienen una exigencia mayor, no tienen que demostrar nada más que sus compañeros de gabinete. Sólo tienen que hacer bien su trabajo. Y punto. Lo demás no deja de ser cierta retórica.
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También veo cierta retórica en la creación de un Ministerio de la Igualdad. Quizá me equivoque, pero creo que será una cartera con tan poco valor real de actuación como el que tuvo la de Vivienda en la pasada legislatura. Sí, tendrá gancho social, pero dudo de su efectividad en la vida diaria. Y lo cierto es que no le veo entidad a este asunto como para constituir un Ministerio. Tampoco se la veía al Ministerio de la Familia que quería crear Rajoy de haber ganado las elecciones. Creo que se puede defender la igualdad (y la familia, por seguir con estos casos concretos) sin la necesidad de crear una nueva cartera. Veremos con el paso de los meses si tiene efectos reales o no.
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Dicen algunos de los críticos (empezando por el propio Rajoy) que es un Gobierno continuista. Normal. Zapatero ganó las elecciones gracias a la política de los últimos cuatro años. Es lógico que apueste por una misma línea, y creo que sus detractores debieran entenderlo, aunque no les guste la política de Zapatero. En esa línea continuista, me parece una gran noticia que De la Vega (aunque ha ido de más a menos en los últimos cuatro años, ojalá recupere el pulso con el que inicio su andadura en el Gobierno) y Solbes (tiemblo de pensar que la alternativa del PP era un tipo que ahora sienta en la quinta fila de sus diputados en el Congreso) mantengan las dos vicepresidencias. Y también que siga Rubalcaba al frente de Interior. Siempre he visto a Rubalcaba, por mal que pueda caer en algunos sectores, como uno de los políticos más capaces de este país.
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Me gusta la apuesta por Carme Chacón. Nunca ha tenido una auténtica responsabilidad política (no veo como tal la vicepresidencia de la Mesa del Congreso el Ministerio de Vivienda que ocupó sólo unos meses), más por su edad que por su capacidad, y ahora tendrá que lidiar con el Ministerio de Defensa. Creo que lo puede sacar adelante con nota. Me gusta también que Mariano Fernández Bermejo siga al frente de Justicia, pero el nivel de exigencia para con él debe ser mayor a partir de ahora. Bermejo llegó mediada la legislatura a un Ministerio en el que el contenido político suele devorar a la iniciativa de modernización. Es hora de dejar la presencia mediática a un lado y acometer, de una vez por todas, la necesaria operación para que la Justicia deje de ser un dolor de cabeza para los españoles. Eso determinará, y no lo visto hasta ahora, si es un buen ministro.
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Y como digo lo que me gusta, también tengo que decir lo que no me gusta. Lo esencial, la continuidad de dos ministros: Magdalena Álvarez y Miguel Ángel Moratinos. Me encanta la apuesta por las infraestructuras de este Gobierno para crear una red y no un mapa radial, pero creo que Álvarez no ha cumplido. Demasiados problemas, demasiadas polémicas, demasiados retrasos. En el caso de Moratinos, siempre he dicho que ha sido una de las sorpresas negativas del Gobierno Zapatero. La política internacional ha sido uno de los puntos más negros de la pasada legislatura, y en eso tiene responsabilidad tanto el ministro como el presidente del Gobierno. Aquí no me gusta el continuismo. Necesitamos un impulso mayor que el que dio Moratinos. Ojalá esa cartera hubiera recaído en un Manuel Marín al que ya echo de menos.
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A los nuevos, la mayoría muy desconocidos para el gran público, habrá que dejarles trabajar. Por sus hechos les conoceréis. Pero sí hay una incorporación al Gobierno que me sorprende: la de Miguel Sebastián. Sebastián fracasó con rotundidad en su intento de recuperar para el PSOE la Alcaldía de Madrid. Fue un nombramiento personal de Zapatero. Y tras perder con estrépito las elecciones, dejó su acta de concejal y regresó a la universidad. Ahora vuelve a la política. ¿Por qué no se quedó entonces en el Ayuntamiento de Madrid? El salto hubiera sido mucho más natural. Ahora se confirma el engaño al que sometió el PSOE a sus votantes con Sebastián como candidato por Madrid. Nunca se pensó en ganar esas elecciones. Sólo en encontrar a alguien que pusiera su cabeza en una bandeja a cambio de un premio futuro. Mal nombramiento éste, un juicio al que sólo Sebastián con su trabajo puede dar la vuelta.
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Con luces y sombras, suerte al nuevo Gobierno. Tiene una tarea complicada y apasionante. Tiene que conseguir que esta legislatura tenga mucha menos crispación que la anterior. No dependerá sólo de ellos, claro, pero su cintura para lidiar con el PP será determinante. Como también que sean capaces de sacar adelante retos como la modernización de la Justicia y de otras administraciones del Estado, resolver el problema de vivienda que tiene España, minimizar los efectos de la crisis económica mundial, recuperar para este país un papel importante en la esfera internacional, luchar contra la lacra terrorista y, en definitiva, resolver los problemas que afectan a los ciudadanos.

viernes, abril 11, 2008

Un minuto cambia la foto

Hoy quería ilustrar la entrada en el blog con esta foto:

Pero no he podido. La foto que tengo que poner es ésta:

Y es que el Getafe perdió... y de la forma más cruel. En el último minuto de la prórroga, después de un esfuerzo casi inhumano y que durante 119 minutos parecía que a terminar con un final feliz. Dicen que es un tópico, pero es que el fútbol es así. Suele suceder que los éxitos no llegan cuando son más merecidos. Y eso es lo que le pasó ayer al Getafe. Jugó, sufrió, disfrutó, contagió su entusiasmo a millones de personas... y perdió. Acabó con lágrimas en los ojos. Quizá los valientes que ayer saltaron al campo no tengan en su vida un momento más hermoso por vivir en un campo de fútbol. Aunque lo mismo el fútbol les devuelve parte de lo que les ha quitado en la final de Copa del Rey del próximo miércoles. Quién sabe. Eso sí, esto dolerá siempre.
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Pero lo de ayer fue una lección de fútbol, uno de esos partidos que generan afición, que hacen que se enganche gente que no gusta habitualmente de este deporte. Ayer nueve millones y medio de personas vimos por la televisión esta hazaña inconclusa. Vimos al Getafe, un equipo que hace cuatro años estaba en Segunda División, plantarle cara a todo un Bayern de Munich. Con diez jugadores desde el minuto cuatro de partido consiguieron la proeza de marcar un gol. El sueño se hundió cuando faltaba sólo uno para acabarse el partido. El Bayern empató y fuimos a la prórroga.
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Cuando se produjo la expulsión, seguro que casi todo el mundo pensó que el Getafe ya estaba eliminado. Y lo mismo sucedió cuando los alemanes marcaron en el 89. Yo no. De verdad. Porque, aunque mi mente estaba en aguantar, no en ganar el partido, creo en los milagros deportivos. El gol de Contra fue un milagro. Aguantar hasta el minuto 89 fue otro milagro. Pero marcarle dos goles más al Bayern en la prórroga fue más que un milagro. Fue un sueño, una locura, una maravillosa locura. Pero los alemanes remontaron. ¡Qué alemanes son los alemanes para esto del fútbol! Ya lo dijo Gary Lineker, aquel delantero que jugó en el Barcelona: el fútbol es un deporte que inventaron los ingleses y en el que siempre ganan los alemanes. Pero fue en el último minuto. Qué cruel es este deporte a veces...
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Seguro que no mucha gente entenderá esta frase que voy a escribir, pero al final el resultado da igual. La leyenda no se construye a base de victorias. Se hace con sentimientos. Ayer fui del Getafe con una fuerza que, dejando al margen a la Real, claro, no había sentido en mucho tiempo. Y creo que la culpa no es sólo de la modestia de un equipo como el Getafe. Creo que también ha tenido mucho que ver el capitán del equipo, Belenguer. Veréis, el año pasado la Real visitó Getafe en una situación crítica. Cuando ellos marcaron un gol, la gente, mucha gente, demasiada, se puso a cantar "a Segunda, a Segunda". Y eso duele que te lo hagan en el campo de un equipo pequeño. Belenguer, con una deportividad que no le había visto nunca a nadie, pidió a su gente que cesaran esos cánticos, que fueran comprensivos con la Real y con los mil realistas que estábamos en la grada. De chapeau. Por eso, ayer lo sentí con él.
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Y un detalle más que no quiero dejar pasar. Oliver Kahn siempre me ha parecido un auténtico porterazo, aunque por estos lares no cae demasiado bien el alemán. Siempre que ha jugado con equipos españoles se han recordado sus fanfarronadas. Esta es su última temporada en activo, se retira ya. Y, aunque algunos no lo quieran reconocer, es una leyenda. Ayer, cuando acabó el partido, le regaló sus guantes a un aficionado del Getafe. "El público fue correcto y animó 120 minutos a su equipo. Nosotros estábamos naturalmente felices pero también hay que pensar un poco en los otros", explicaba tras el partido. Chapeau también para él. Esto es el fútbol, esto debiera ser siempre el fútbol.

martes, abril 08, 2008

Más fuego contra el fuego

Por más vueltas que le doy, no soy capaz de entender todo lo que está sucediendo en torno a la antorcha olímpica. Dicen quienes han provocado que se llegue a apagar el fuego sagrado que sus protestas son contra China. Contra la represión en el Tibet, contra la pena de muerte en el país asiático, contra la falta de libertades allí... Pero el ataque, su ataque, no es a China. Es al movimiento olímpico, a su emblema más preciado, a todo un símbolo de libertad y de unión entre pueblos. Lo que se ha apagado es la llama olímpica, no la política china. Lo que están haciendo los manifestantes más radicales y violentos es utilizar el fuego para luchar contra el fuego, añadir más ira, violencia y crispación a problemas enquistados cuya solución no tiene nada que ver con el fuego olímpico.

Soy un entusiasta de los Juegos Olímpicos. Siempre he pensado que es la mayor fiesta de la diversidad que se produce en todo el mundo. No hay otro evento que suscite tanto interés y respeto entre los pueblos del mundo. En los Juegos no hay enemigos, hay rivales deportivos. No hay desigualdad, hay competición. No hay odio, hay ilusión. Pero los Juegos de este año cuentan con una oposición desmedida. Se habla incluso de boicot (lo ha hecho Sarkozy) o de adoptar alguna iniciativa en la ceremonia de inauguración del mayor evento deportivo del mundo, sólo porque se va a celebrar en Pekín. Se quiere hacer de los Juegos Olímpicos un punto de confrontación en todo el mundo. Y, por momentos, por duro que sea decirlo, están triunfando en esta triste tarea.

Suele suceder que las causas más justas se defienden de la forma más irracional. Apagar la llama olímpica no va a conseguir más adeptos a la lucha contra China por los derechos humanos. Si acaso, conseguirá que defensores de todas las buenas causas se sientan molestos por la forma escogida para pelear. Para luchar contra el fuego se utiliza agua. No hemos aprendido todavía, a pesar de que tanto la historia como la actualidad son tozudas, que la violencia sólo engrenda violencia, que el odio y el rechazo se multiplican exponencialmente cuando se utilizan, por muy justa que sea la causa que dicen defender. Y si ya es duro ver este tipo de protestas con motivo de citas políticas, más duro se hace contemplarlas como respuesta a algo tan integrador como son unos Juegos Olímpicos.

Me preocupa la situación del Tibet tanto como otras muchísimas actuaciones de otros muchos países en otras circunstancias. Lo que me duele es que sin Juegos u otros acontecimientos equivalentes de por medio, las protestas no suelen ser tan valientes ni continuadas en el tiempo. Lo que me duele de lo del Tibet es que parece una moda. La preocupación social y mediática por este conflicto cesará en gran medida en cuanto pasen los Juegos Olímpicos de Pekín, no tengo la más mínima duda sobre ello. Así de duro y así de triste. Porque se habrá acabado el escaparate de muchos para posicionarse en este asunto. No importará que esté resuelta la situación del Tibet, ni mucho menos, para poner fin a las protestas. Y eso es lo verdaderamente preocupante de estos días.

No comparto los métodos con los que se está protestando contra China porque me parecen cargados de hipocresía. Y se está cayendo en el clásico error de ser más papista que el Papa. No creo que haya una persona más preocupada por la situación del Tibet que el Dalai Lama. Pues bien, éste ha mostrado en repetidas ocasiones su respeto a los Juegos Olímpicos y ha dicho que China merece acogerlos, una posición de respeto que extendió al paso de la antorcha por todo el mundo. Quienes protestan frente al fuego olímpico son más papistas que el Papa. Defienden una causa como no la defendería el principal afectado por la represión china. De mí no conseguirán simpatía por su causa de esta forma, sólo tristeza.

Hoy, cuando se habla tanto del boicot a estos Juegos (que parece que finalmente no se producirá por parte de ningún país), se olvida un pequeño detalle. Dos citas olímpicas ya se celebraron bajo la sombra del rechazo de una potencia a acudir. En Moscú 1980 fue Estados Unidos quien no participó. En Los Ángeles 1984 fueron los países comunistas los llamados a boicotear los Juegos. Pero hubo una excepción roja a ese boicot. Fue China la que decidió anteponer el movimiento olímpico a la política sectaria. El equipo chino recibió una de las mayores ovaciones del estadio olímpico de Los Ángeles en aquella ceremonia de inauguración. Es lo que suele suceder cuando aparecen en la pista las delegaciones de los países más castigados por la situación social y política, se celebren donde se celebren los Juegos. Porque los Juegos son solidarios e integradores por encima de todo.

La llama olímpica se volverá a encender. Si acaso, se modificará o acortará el recorrido o se acabará eliminando para futuras citas olímpicas esta maravillosa tradición de pasear la antorcha por todo el mundo antes de los Juegos. Pero los Juegos pervivirán por encima de las protestas oportunistas y equivocadas en las formas. Ese mes de agosto de integración, respeto, paz y deporte no nos lo va a quitar nadie. Jamás.

sábado, abril 05, 2008

Pues yo no los veo por ahí...

Hoy El País, diario que leo desde hace más años de los que me acuerdo, me ha sorprendido (negativamente, se entiende), por una cuestión que seguro que ha encontrado muchas simpatías sobre todo entre las lectoras pero que yo no acabo de entender. Abre sus páginas de sociedad con un reportaje de dos páginas que analiza, como dice el titular, "los tics sexistas en la política". Y, según confirma en la entradilla, "el trato a Soraya Sáez de Santarmía confirma el trato paternalista que sufren las mujeres en el poder". El punto de partida lo comparto. Es obvio que la presencia de la mujer en la política (y en otros muchos ámbitos) está todavía por debajo de lo que debiera ser normal y por debajo de los méritos de ellas. Eso es indiscutible. En lo que me sorprende El País es sus motivos de análisis y en sus conclusiones. Y es que no veo yo por ahí los tics sexistas que destaca.
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"¿Por qué al presidente del Congreso de los Diputados se le llama Bono y la nueva portavoz del Partido Popular es Soraya? ¿Por qué se ha escrito de ella que es "curva, muelle y blandita"? Por sexismo. Por la misma razón que una mujer es siempre mujer antes que profesional en el ámbito público y se utiliza para denominarla su nombre de pila", comienza el reportaje del citado periódico. Y yo por ahí no veo sexismo, por muchas vueltas que le doy al tema... No porque esos comentarios específicos sobre la nueva portavoz del PP en el Congreso de los Diputados no sean sexistas (que sí lo son sobre todo en el segundo caso), sino porque no es un fenómeno exclusivo, ni siquiera que se ajuste del todo a la realidad.
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Vamos por partes. Primero lo del nombre. Según el razonamiento antes expuesto, llamar Soraya a Soraya Sáez de Santamaría es sexista. ¿Y llamar Felipe a Felipe González no lo es? Démosle la vuelta al argumento. ¿A qué ministra del Gobierno actual se refiere la prensa con su nombre de pila? ¿Cristina Narbona es Cristina para los medios? ¿Carme Chacón es Carme en la prensa? Yo a María Teresa Fernández de la Vega me refiero como De la Vega y no como María Teresa. Y, llevado por mi ingenuidad en estos casos, me pregunto: ¿no se utilizará Soraya en lugar de Saez de Santamaría porque, además de identificar claramente a la mujer en cuestión, es mucho más adecuado periodísticamente por razones de espacio y, sencillamente, porque queda mejor escribir en un titular "Soraya hace tal" que "Sáez de Santamaría hace cual"? El artículo concluye que no, que estoy equivocado.
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Ahora vamos con la imagen. Desde luego, quien del nombramiento de Soraya (lo siento, la voy a llamar así porque me suena mejor y más adecuado, de la misma forma que me gusta hablar de Felipe cuando me refiero al ex presidente del Gobierno) sólo haya sabido decir que es "curva, muelle y blandita" probablemente sí haya actuado con sexismo. Pero la imagen es tirana con todos. ¿No se centraron muchas críticas a Rajoy después del primer debate electoral en que la chaqueta del traje le estaba pequeña o en que se le iba la mirada al hablar, buscando el reloj con el tiempo que le quedaba? ¿No se suele criticar a Zapatero el movimiento de sus brazos? ¿No se ha destacado siempre la forma de sus cejas, hasta el punto de que ya es su nombre en el lenguaje de signos? Imagen. Pero afecta a hombres y a mujeres.
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Sin negar una realidad en la que la plena igualdad es todavía un sueño lejano (en la política y en otros muchos terrenos), lo cierto es que me ronda la cabeza la idea de que hay demasiado victimismo en este asunto. Es fácil achacar toda crítica o valoración negativa al sexismo o al machismo. Y eso lleva a verlos donde, en realidad, no están presentes. Estamos llegando a un punto en el que cualquier crítica a una mujer se entiende como un ataque sexista. Muchas se escudan en ello. Y sólo hay dos opciones. O se engañan o nos engañan. Siempre he creído que no hay un género superior o inferior. Yo no creo en los hombres o en las mujeres, yo creo en las personas. Y si critico a alguien, no será nunca por ser mujer o por ser hombre, mérito, que en todo caso, nos viene ya dado al nacer.
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En el reportaje se habla también del paternalismo con el que se trata a la mujer en política y de la relación que se establece siempre entre una mujer que llega al poder con su padre o con su marido. De lo primero, no creo que se recibiera con paternalismo a la vicepresidenta De la Vega, por citar un ejemplo (quizá aquí la edad sea un grado y el paternalismo se dé con las mujeres jóvenes, pero, por desgracia, no hay demasiadas veinteañeras o treintañeras en puestos políticos relevantes). Y con respecto a la relación familiar, es que Hillary Clinton es la esposa de Bill Clinton, de la misma forma que George W. Bush es hijo de George Bush. O, por citar un caso masculino más cercano, Suárez Illana siempre será en las referencias periodísticas el hijo de Adolfo Suárez. Eso no es paternalismo, es la realidad. Más paternalista puede ser la comparación que se ha hecho de Soraya con "la niña" que Rajoy empleó en los debates, pero no creo que pase de ser una gracieta y no creo que suponga un menosprecio de la portavoz popular.
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Ver sexismo en la denominación de Soraya o en cuestiones de esta índole supone confundir el enemigo. El sexismo es otra cosa. Lo vemos, por ejemplo, cuando los propios partidos políticos no son capaces de cumplir con el espíritu de la Ley de Igualdad. Tras las primeras elecciones con esa Ley en vigor, resulta que hay menos mujeres en el Congreso de los Diputados de las que había en la pasada legislatura. ¿Por qué? Porque los partidos han cumplido los porcentajes legales en las listas, pero han relegado a las mujeres a los puestos inferiores de esas candidaturas, los que no tienen opciones de lograr un acta de diputado. Eso sí es sexismo, porque no me puedo creer que en los partidos políticos haya tan abrumadora mayoría de hombres mejor cualificados que las mujeres para desempeñar un cargo político de relevancia.
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Toda esta reflexión desemboca en un problema. Al final, muchos optan por colocar a mujeres por cuestión de imagen. No importa su preparación, importa que sea una mujer. Y entonces llegan las críticas, que, indudablemente, serán rebatidas en algún momento como sexistas. Así comienza un círculo vicioso realmente sorprendente que tiene muchas consecuencias. ¿La más triste de todas? Que las mujeres que realmente valen (no me cabe la menor duda de que las hay y de que son muchas) no tienen las mismas oportunidades de ascender en el mundo de la política. Eso es lo peligroso. No que se llame Soraya a la portavoz del PP. No nos equivoquemos de enemigo.

viernes, abril 04, 2008

Alegrías de equipo pequeño



Nos lo teníamos que haber olido al ver este spot de ING... El Renault de Fernando Alonso no va. Bueno, sí va, que es un Fórmula 1 y ya quisieran muchos de los fitipaldis que conducen con tanto peligro por las carreteras españolas, pero va mucho menos que demasiados coches de la parilla. Hoy andan un poco escondidos y echando balones fuera quienes publicaban allá por el mes de febrero que Renault tenía un as en la manga (un alerón en forma de W que, como dijo el piloto español después, ni era nuevo ni era una revolución), que Alonso iba a hacer un coche ganador aunque no corriera nada, que se iba a luchar por el campeonato del mundo por mucho que se viera lo contrario en los entrenamientos de pretemporada. Quien más, quien menos se ha sentido algo decepcionado por el comienzo de temporada de Fernando Alonso. Pues yo no.

La explicación es sencilla. Soy seguidor de un equipo de fútbol pequeño. Para mí nunca ha sido una decepción estar tres años sin ganar una Liga. Ni siquiera luchar cinco años casi seguidos por no bajar a Segunda (cuando se consumó el descenso de mi Real Sociedad sí llegamos a las cotas de fracaso, decepción y crisis absoluta, cotas que todavía no hemos abandonado). Las alegrías de un equipo pequeño pueden ser ridículas a ojos del seguidor del equipo grande. Pero, ¡ah, cuando llegan las alegrías! ¡Cómo las celebramos! ¡Qué alegría cada vez que nos salvamos del descenso, cuando ganamos un partido sencillo pero grande, cuando llegamos a jugar en Europa o cuando, por un milagro de la vida, luchamos por ganar la Liga! Nuestras alegrías, al final, son más grandes, aunque la celebración no saque a un millón de personas a la calle.

Hoy Fernando Alonso, a pesar de ser el piloto que más gana de toda la parrilla, representa el sentimiento de ese equipo pequeño. Su lucha es por entrar los sábados en la Q3, entre los diez mejores, y conseguir al menos un punto en la carrera los domingos, esto es, cruzar la meta al menos en octavo lugar. Alonso no ha ganado ninguna carrera este año, y a lo mejor no la gana. Pero verle en la primera carrera adelantar a un McLaren fue un subidón. En la segunda carrera logró un punto. No parece mucho, ¿verdad? Pues Felipe Massa, con un Ferrari, todavía no sabe lo que es eso en esta temporada. Lo que sucede es que Alonso nos ha acostumbrado muy mal con esto de estar tres años seguidos luchando por el campeonato.

Con esos años de éxitos, Alonso ha conseguido fidelizar a mucha gente. Ha logrado una base de aficionados a la Fórmula 1 que hace años no existía en España. Yo sigo enganchado. Y si consigue adelantar el octavo y meterse en los puntos, también lo celebraré. Es lo que tiene ser seguidor de un equipo pequeño... Pero, ojo, que los equipos pequeños también tienen sus momentos de gloria. ¿Sabíais que el Getafe hace cuatro años estaba jugando en Segunda División? Pues ayer empató a uno en Munich, frente al Bayern, con un gol en el último minuto. ¡Y cómo lo celebraban! Era el partido de ida de los cuartos de final de la Copa de la UEFA. Vamos, que todavía no han ganado nada, pero no me digáis que no merecen la pena las alegrías de equipo pequeño...

miércoles, abril 02, 2008

¿Empieza bien la legislatura...?

El comentario generalizado en los medios de comunicación es que la IX Legislatura ha empezado con un tono muy distinto al que vivimos durante la tensa y crispada VIII Legislatura. ¿Seguro? Quizá es que me he vuelto un escéptico con nuestros dirigentes después de todo lo que aconteció en los últimos cuatro años, pero no acabo de verlo. Es más, creo que hay demasiados signos de que la legislatura no va a ser (no está siendo, y eso que acaba de empezar) tan coridal como algunos creen. Muchos de esos signos se pudieron ver ayer, sobre todo con el Congreso de los Diputados como epicentro.

Verán, ayer José Bono fue elegido presidente del Congreso. Pero fue el primer presidente de la Cámaba Baja que necesitó de una segunda votación para ser proclamado. Detalle insignificante, pensarán muchos. Pero no lo es tanto. Bono obtuvo 168 votos en la primera votación y 170 en la segunda. El PSOE tiene 169 diputados y tanto Gaspar Llamazares como los dos diputados de Coalición Canaria confesaron que votaron a favor de Bono. Vamos, que no salen las cuentas, que dos diputados socialistas no respaldaron a su propio candidato. En el PP pasó algo parecido, porque Ana Pastor logró 152 votos cuando su partido tiene 154 escaños. Una situación de locos, la verdad.

Pero me interesa más lo de Bono. Y no sólo por la ausencia de votos socialistas. Para empezar, si el PP critica tan fieramente las exigencias o imposiciones de las minorías, no sé muy bien por qué presenta un candidato alternativo a Bono. No lo entiendo. Como tampoco entenderé en el futuro que vote en contra de la investidura de Zapatero si el propio Rajoy quería pedir al PSOE que se abstuviera si hubiera sido el PP el vencedor de las elecciones. También es destacable la postura que adoptaron los nacionalistas. No se deja de hablar de ese buen rollo, del talante, de los acuerdos y de todo eso, pero la posición de PNV y CiU no acaba de encajar en ese tono. Resulta que el PSOE ha cedido a estas dos formaciones nacionalistas un puesto en la Mesa del Congreso. No tenía la obligación de hacerlo y, de hecho, el PP no ha adoptado semejante medida. Eso ha dejado a los socialistas en minoría en la Mesa. Pero el pago nacionalista ha sido forzar a Bono a pasar por una segunda votación. Como poco, curioso.

Y digo curioso porque la otra vertiente del pago del PNV al PSOE me parece sencillamente deleznable, y ese es el adjetivo más suave que se me ocurre utilizar. Ese pago no ha venido desde Madrid, sino desde Euskadi. El PNV ha impedido la moción de censura contra ANV en Arrasate-Mondragón. Para quien no recuerde la importancia de este asunto, en absoluto trivial, es en esa localidad guipuzcoana donde ETA mató al socialista Isaías Carrasco apenas un par de días antes de las elecciones. La moción de censura contaba incluso con el apoyo de Ezker Batua (el partido filial de IU en Euskadi) y el de EA (ambos socios del PNV en el Gobierno vasco), pero los peneuvistas han dicho no porque "no conduce a la normalización".

Algún día el PNV tendrá que hablar de lo que significa esa "normalización". Supongo que algún dirigente nacionalista verá "normal" que los rectores de un Ayuntamiento supuestamente democrático no condenen el asesinato de quien fue concejal del municipio. Qué cobardía la del PNV en este caso. José Antonio Alonso, nuevo portavoz socialista en el Congreso, ha anunciado una reflexión seria sobre la relación con los nacionalistas vascos después de este suceso. Ojalá la haya, porque la merece. El PNV ha fallado estripitosamente a todo el mundo, y sobre todo, que nadie se engañe, a los ciudadanos vascos. No me sorprende la progresiva caída de votos de este partido que, de seguir así, continuará en las próximas citas electorales.

Más gestos que no veo claros. El nombramiento de Soraya Sáenz de Santamaría como portavoz popular en el Congreso ha tenido reacciones encontradas. Parece, a tenor de lo publicado en distintos medios, que causa más recelo en el propio PP que en el PSOE. Y no deja de ser sorprendente. El caso es que si hay una guerra en el principal partido de la oposición (saldremos de dudas en junio, cuando se celebre el Congreso extraordinario del que Rajoy pretende salir de nuevo como presidente), eso afectará a la vida diaria del Parlamento. De momento, ya se ha publicado que Pizarro (siempre se vinculó su aterrizaje en las listas del PP con Aznar) expresa en privado su malestar por quedar fuera de la cúpula dirigente de los populares en el Congreso. ¿Excepción o la punta del iceberg?

Y si Soraya es una renovación (parcial, porque ha tenido gran importancia también en la última legislatura desde una segunda fila), lo que está claro es que Rajoy ha apostado en el Senado por un perfil más duro. Pío García Escudero ya fue en los últimos cuatro años quien más atizó al Gobierno en temas como la lucha antiterrorista. No perdamos de vista ese detalle. Y que a nadie se le olvide que es tan fácil nombrar un portavoz como buscarle un sustituto, y todo dependerá de si Rajoy sigue siendo el líder del PP tras las vacaciones de verano y del poder con el que salga de esa elección.

Una cuestión más, esta de carácter general. Llevamos semanas hablando de que los políticos se van a ocupar de los problemas de la gente. Ya ha pasado casi un mes desde las elecciones. ¿Y de qué se ha hablado hasta ahora? De cargos, de nombramientos, de congresos, de mesas y de politiqueos. ¿Qué fue lo primero que hizo Rajoy después de las elecciones? Visitar Calahorra, el lugar del último atentado de ETA, bastantes días después de la criminal acción. Nada cambia de momento. Los problemas de la gente no han aparecido. ¿Aparecerán? Tengo mis dudas...